martes, 15 de septiembre de 2015

ZUMAIA TRI 2015

Con mi participación en este tri sprint de Zumaia ponía fin a la temporada de tri 2015. He de confesar que este tramo final, tras el fiasco de Vitoria, “se me ha hecho bola”. Una evidente falta de motivación, unida al cansancio acumulado tras muchos meses entrenando sin parar, me han hecho echar el freno antes de tiempo y dar por terminado el 2015 en lo que a triatlón se refiere.


De hecho hubiera renunciado también a Zumaia si no fuera porque no quería dejar tirado a Iker, al que me ha costado 2 años convencer para que hiciera triatlón, y que tenía Zumaia marcada en rojo como “su prueba reina”.

Me apetecía CERO competir ya en septiembre, ya que además viajar ese fin de semana significaba perderme el partido del Calderón entre mi Atleti y el Barça. En cambio tenía muchas ganas de compartir ese momento con Iker, así que nada, trastos al coche, 500 kilómetros de nada, te tiras al charco, luego pedaleas y corres un rato, y en poco más de una hora te lo quitas de encima, te pegas unos abrazos con tu amigo y a comer besugo, txuleta o lo que toque esa noche.

Y así, sin ganas, sin motivación, sin entrenamiento apenas tras las vacaciones, donde nadé muy poco, no toqué la bici y lo único que he hecho es correr, me presenté en Zumaia.

¿Y qué pasó? Pues lo que pasó es que, compitiendo sin presión ninguna, me salió un triatlón bastante decente, me exprimí a tope-tope en cada sector, me lo pasé genial, tuve ocasión de conocer a nuevos compañeros del Atlético San Sebastián y, sobre todo, disfruté del “momento Iker”, que era lo realmente importante. Me alegró ver su cara de cansancio y satisfacción, ya que alcanzó sobrado su objetivo de bajar de 1h20, aunque su competitividad mostrara algún gesto de no estar del todo satisfecho (el famoso pensamiento “y si…”, “y si…”, “y si…”). Eso es bueno, mientras no llegue a obsesionarse como me ha pasado a mí este año.

Vamos con la crónica de este triatlón sprint de Zumaia, que ya se ha convertido en cita anual obligatoria.

AGUA

Tras el “mal trago”, nunca mejor dicho, del pasado medio Ironman de Medina de Rioseco, tenía serias dudas acerca de dónde posicionarme en la salida de la natación. El día anterior tuve la ocasión de nadar en la ría de Zumaia y no me vi demasiado mal, así que decidí salir nuevamente en posiciones delanteras.

Hasta 3ª fila llego, mis competidores abren codos y no me dejan avanzar más allá. Bueno, que sea lo que Dios quiera, bocinazo y a la pelea, venga.

Primeros metros braceando “a lo waterpolista”, con la cabeza fuera del agua y buscando mi hueco. Me deshago de un culo gordo enorme que bloquea un carril más o menos despejado y con “sólo” unos 50 golpes recibidos llego a la boya que a los 200m marca el giro de 180 grados que debemos dar para continuar con otros 550 metros.

En la boya el caos absoluto, por supuesto. Reparto un par de mandobles a un “pesao” que quiere pasar por encima de mí y trato de cruzarme para ir hacia el lado izquierdo exterior de la boya, corazón disparado y ansiedad en zona roja.

Ya estoy en zona tranquila, he perdido unos segundos preciosos en el maldito giro de la boya, pero lo que resta ahora debería ser tranquilo.

Con el día nublado la visión es perfecta y de vez en cuando voy levantando la cabeza para enfocar la casa que me sirve como referencia y que señala el lugar donde se encuentran ubicadas las escaleras de salida de la ría del Urola (gracias Iker por el apunte).

Por primera vez en mucho tiempo, quizá primera vez de siempre, me pongo a pies de un par de tíos que cómodamente me llevan hasta el final del segmento de natación.

Pequeño atasco en las escaleras, torpeza absoluta para alcanzar el cierre de velcro del neopreno y vistazo al reloj: 13’28”. Bueno, no es para tirar cohetes pero no está tan mal, visto el desastre acuático de las últimas pruebas.
Sigo intentando deshacerme del neopreno torpemente mientras corro hacia mi “Atómica”, que espera ansiosa en el box.

BICI
Salgo junto a otro triatleta,  “Tertzio”, y ya en la primera recta y posterior rampón nos hemos pegado un calentón que flipas, me pican las piernas tela marinera. Miro hacia atrás y veo que viene un grupo numeroso, así que me dejo llevar levemente hasta que me alcanzan, con la esperanza de poder aguantarles.

Casi me choco con “Albisu”, otro competidor larguirucho que me pega un bocinazo y me abronca. Coño no adelantes tú por la derecha, hijo de una hiena.

Me cruzo con Carmen, del Atlético SS… “¡Hey!”

Cometo el tremendo error de entrar al relevo, quién me mandaría. Nuevo calentón innecesario que acabo pagando caro ya que acaban soltándome.
Cagonlamarsalada Dani, mira que eres imbécil.

Llego al giro de los 10kms, a escasos 50m del grupo que me ha soltado, pero no acabo de enganchar, viene otro mega-grupo, venga, estos sí que no me sueltan…

Pues sí me sueltan, ¿habrase visto?, hay que joderse.

Ooootra vez solo, a puto tope, todo lo agachado que puedo, manos en la curva del manillar, dientes apretados, dándolo todo. He ido al máximo, más no había en mis piernas, en serio.

34’17”. Al principio estoy cabreado, me da rabia que me hayan soltado tan fácilmente esos dos malditos grupos, pero un nuevo vistazo al crono me hace darme cuenta de que llevo pocos segundos por encima de los 50 minutos totales. Echo cuentas y voy más que sobrado para bajar de 1h15, que en principio era mi objetivo. Mal se me tiene que dar la carrera para no lograrlo.

A CORRER

T2 rápida, inferior al minuto y ya estoy dándole a las piernecitas, haciendo el correspondiente chequeo:

¿Cómo te encuentras? Bien, fuerte.

¿Piernas? Parece que quieren guerra.

¿Corazón? Latiendo casi en la garganta, pero nada grave, aguantará.

Pues venga dale. A tope.

Cartel del kilómetro 1 en 4:10. Bien, pero puedes hacerlo mejor, vamos, un poco más. Giro de 180 grados de los que me matan y me destrozan el ritmo, pero ahora tienes el viento de culo, dale Dani.

Kilómetro 2, 3:55, eso está mucho mejor. Me cruzo con Iker, le saco kilómetro y medio aprox. Lleva cara de ir sufriendo, pero no parece mal ritmo.

Me dobla Ander Iradi, qué bestia el tío, cómo va.

Nuevo giro a los 2,5km, me dan la cinta amarilla que te exigirán luego para entrar al pasillo de meta. Vamos a por la segunda vuelta.

Con el viento de cara el cansancio aparece y el ritmo baja. Paso por el 3 en 4:10.

Choco manos con Carmen, toda sonrisas.

Ya voy frito, se me está haciendo largo este tramo final. El paso por el kilómetro en 4:20, ¡vamos Dani que no decaiga!

Vuelvo a cruzarme con Iker, ninguno de los dos tenemos ganas de sonreír ya, un leve gesto de aprobación con “caidita” de ojos y a lo nuestro.

Trato de forzar el ritmo y buscar “una marcha más” pero por más que busco no encuentro. Doblo a Carmen al grito de “¡Vamos Carmen que esto ya está hecho!”.

Tembleque de piernas en la mini subida del puente sobre la ría y 200m finales en los que esprinto a tope.

Cruzo la meta en 1h12:02 (Mierda de 2 segs, joderrrrrr). Parcial del último kilómetro en 4:15, para un total de 20:50 en el sector a pie.

Sonrío de satisfacción. No está mal, Fonseca, no está mal.

Repongo líquidos en el avituallamiento post-meta, charlo brevemente con Ander y me sitúo cerca del arco de meta para ver llegar a Iker.

Aquí está, le grito para que apriete y esprinte, cosa que hace.

Abrazos y enhorabuenas mutuas, zorionak Iker, vaya carrerón te has marcado, bien hecho. Le dejo que recupere el resuello y nos reunimos con el resto del equipo para cambiar impresiones y hacernos unas fotitos.

¡Qué bien me lo he pasado! Al final le voy a acabar cogiendo el gustillo a la distancia sprint, pese a la pura agonía que supone ir a tope todo el rato.

Rematemos con unas buenas cervezas y una cena en condiciones este magnifico sábado de triatlón, demos por finalizada la temporada y…a otra cosa.

¡Gero arte Triatlón!

¡Ongi Etorri Maratón! (bueno, y Behobia, media de Talavera, Madrid Corre por Madrid, Carrera de la Ciencia…ahora toca CORRER).