Una palabra resumen mi participación en Ecotrimad:
FRUSTRACIÓN.
Frustración porque hice mi mejor natación hasta la fecha,
seguido de un sector de bici en el que me ceñí a las directrices “conservadoras”
marcadas por Luis, mi entrenador. La idea era darlo todo en el tercio final, en
la carrera a pie.
Y no pudo ser. No pudo ser porque el infernal circuito a pie
diseñado por la Organización me sacó mentalmente de la prueba a los pocos
kilómetros. A los 3 kilómetros ya estaba harto, en el kilómetro 8 pensé en
retirarme, aguanté hasta el kilómetro 10 y luego simplemente me dejé llevar. Yo
quería correr, coño, pero no me dejaron. Un circuito feo, más digno de un trail
de montaña, en un páramo descarnado, sin una maldita sombra, rocas, piedras,
sube, sube, sube, baja, vuelve a subir, vuelve a bajar…harto es la palabra.
Acabé harto.
Me apetecía mucho este Ecotrimad, me habían hablado muy bien
de él. Duro pero totalmente recomendable, decían. No les falta razón, la
natación es espectacular, la bici es durísima pero es “divertida”, y además
atraviesa parajes muy chulos por esta parte de la sierra madrileña. De la
carrera simplemente escuchaba…”puffff, es muy dura”. Decir que es muy dura es
faltar a la verdad. La carrera a pie es salvaje. Los 21K de Arenales 113 son una
broma comparado con esto. No creo que vuelva a disputar Ecotrimad nunca, o al
menos en mucho tiempo, y la culpa la tiene su circuito a pie. Ni siquiera la
increíble zona “post-meta”, con el mejor catering que he visto hasta la fecha
en un triatlón me va a hacer cambiar de opinión. Un triatlón así no se merece
esos 21K, mejor dicho, los triatletas no nos merecemos padecer ese recorrido.
Es mi opinión, otros opinarán otra cosa. Pero este es mi blog, baby.
En fin, ahí va la crónica.
AGUA
Increíble el entorno dispuesto para la natación. Precioso
lugar para nadar este embalse de Riosequillo, estrecho, tortuoso, flanqueado
por el castillo de Buitrago del Lozoya. Muy bonito.
Salgo delante, localizo a Hugo Écija, con el que he estado
charlando mientras preparábamos el material. Me quedo detrás de él, aunque
lamentablemente una vez nos lanzamos al embalse le pierdo (la salida se realiza
en parado ya desde el agua). Aun así estoy delante, que es la intención.
Bocinazo y vamos a ello.
500m hasta la primera boya y los hago a fuego. Voy
mentalizado de no desviarme a derechas como siempre, y parece que lo estoy
consiguiendo. Sin golpes ni peleas alcanzo esta primera boya, en la que sí hay
algo de lío, y me tengo que abrir un poco para no ser maltratado. Giramos a
izquierdas dando media vuelta y encaramos un larguísimo segundo tramo de unos
1000m. Como también suele sucederme tengo un momento de “desconexión cerebral”
y comienzo a desviarme y perder el ritmo, tanto que estoy a punto de chocarme
con las rocas que delimitan el trazado por la parte derecha. Bueno, de hecho es
que me choco, y doy un manotazo a un “atolón” de tamaño gigantesco que de
repente aparece en mi camino. Despierto de mi letargo y grito furioso “AAAARRRGGGH,
ESTOY GILIPOLLAS…”
Corrijo rumbo y me incorporo a un grupo de 6-8 nadadores,
nuevo giro tras dejar atrás el castillo y vuelta hacia la zona de salida.
Quedarán unos 300-400m.
Aquí lo doy todo, comando el grupo y voy dando alcance a
otros nadadores, esprintando a muerte los últimos metros, tanto que me cuesta
subir a la plataforma porque estoy exhausto. Vistazo al reloj, 32:50. Joder, de
lujo. Luego la clasificación dirá 35min, pero a saber dónde han puesto la
alfombrilla de turno, además han tardado más de una semana en sacar los
resultados por “problemillas” con las clasificaciones. Lo que importa, sub33 al
salir del agua, con ese resultado me quedo.
Criminal T1 con un rampón interminable hasta la zona de
boxes, en la que además hay que recorrer un eterno pasillo de compensación ida
y vuelta antes de poder coger la bici.
BICI
Nada más salir super cuesta de 100m por encima del 10%,
estupendo. Menos mal que me han avisado y voy “con todo metido”. Cuando
recupero el aliento un bache hace saltar mi bidón aero. A tomar por saco,
bájate a recogerlo, sortea competidores que se cagan en tus muelas, maldice y
vuelve a subir a la bici. Lo dicho, estupendo.
Una vez recuperada la tranquilidad voy siguiendo el plan
marcado, esto es conservar y no excederme.
Y así todo este sector, alternando fuertes subidas en las que sufro
mucho con la cabra, con bajadas salvajes en las que sí puedes acoplarte aún a
costa de pasar mucho miedo en ciertos momentos. Llano no hay ni un kilómetro en
todo el recorrido. O Subes o bajas. El circuito NO ES de cabra, por mucho que
digan, mira que pensé en traer la bici de ruta, mecagüen. Eso me pasa por hacer
caso a Iván, si me hubiera fiado de mi instinto…
Voy charlando a ratos con un asturiano que me rebasa en
cada subida con su bici "normal" y al que arraso cuando nos toca bajar. Así
haremos todo el camino, te paso, me pasas, te paso, me pasas y finalmente te
paso…porque el tramo final es en bajada.
2h44 finalmente, bien, ha sido “divertido”, aunque tengo
claro que con la flaca me lo hubiera pasado mejor, mi BeBe subiendo es un
muerto, no hay quien la mueva.
Las piernas bien gracias, o eso parece. He reservado mucho,
muchísimo, tratando de llegar lo más fresco posible al último sector. Hacer una
carrera consistente era el objetivo.
CARRERA
El objetivo se fue al carajo en el kilómetro 5,
aproximadamente. No voy a extenderme en esta parte. El circuito era para hacer “el
cabra”, feo (menos la parte de la presa de Puentes Viejas, espectacular), duro,
descarnado, con lamentable estado del terreno para ir con zapatillas “normales”,
mucha piedra y mucha roca, surcos, etc. En fin, fatal.
Para empezar tres kilómetros de subida continua, con
escaleras y pasarela sobre la autovía incluida, 3km sin parar sin parar de
subir. Y luego bajada criminal, media vuelta, súbete la bajada criminal de
antes, vuelve a bajar, llega a la presa, únicos 2km llanos de todo el
recorrido, pero ya vas fundido, sube de nuevo y comienza un nuevo bucle de
subidas y bajadas criminales. En el kilómetro 8 pensé en retirarme, en el único
tramo llano no llevaba ritmo ninguno, me costaba ir por debajo de 6min/km.
Pensar en otra vuelta así (eran 2 vueltas) me parecía imposible, el circuito me
había destrozado mentalmente.
Finalmente decido seguir, pero mi “carrera consistente” se
había ido a la mierda mucho antes.
1h59min interminables, bajo un calor sofocante ya, y mira
que el tiempo nos respetó mucho hasta entonces, con temperatura fresca y la amenaza de la
lluvia constante en las horas previas.
Al final un crono de 5h29min, mucho peor de lo esperado,
cuando al bajarme de la bici calculaba 5h10min si las cosas iban medio bien en
la carrera. Pero no, no fueron bien.
Sí, sí, muy bonitos los metros finales, ya dentro del castillo
de Buitrago, pero llegar hasta aquí ha sido una auténtica putada. Nada más
cruzar la meta se acercó el organizador de la prueba, así se presentó, para
felicitarme, al “estilo Ximo de Elche”. La cara que le puse no debió gustarle,
le di la mano de mala gana, pero mi cabreo era evidente.
Menos mal que el increíble catering, preparado por el restaurante ÓRALE COMPADRE
(hago propaganda porque me pareció espectacular), mitigó en parte mi decepción y enfado. Las
cosas se ven de otra manera tras zamparse unas buenas quesadillas y ensaladilla picantita, todo ello regado con cervezas mejicanas, amén de mucha fruta, frutos secos y mucha más comida y bebida de todo tipo.
Aun así no vuelvo. Ecotrimad está muy bien, pero no vuelvo.
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