martes, 23 de junio de 2015

ECOTRIMAD 2015

Esta vez toca crónica “express”, principalmente porque acabé muy enfadado, con sensaciones contradictorias y no tengo muchas ganas de extenderme en lamentos y lloros varios. Lo que pudo haber sido el mejor triatlón en el que hubiera tomado parte hasta la fecha acabo siendo un auténtico suplicio. Lo mejor que puedo hacer es olvidarlo y pasar a otra cosa.


Una palabra resumen mi participación en Ecotrimad: FRUSTRACIÓN.

Frustración porque hice mi mejor natación hasta la fecha, seguido de un sector de bici en el que me ceñí a las directrices “conservadoras” marcadas por Luis, mi entrenador. La idea era darlo todo en el tercio final, en la carrera a pie.

Y no pudo ser. No pudo ser porque el infernal circuito a pie diseñado por la Organización me sacó mentalmente de la prueba a los pocos kilómetros. A los 3 kilómetros ya estaba harto, en el kilómetro 8 pensé en retirarme, aguanté hasta el kilómetro 10 y luego simplemente me dejé llevar. Yo quería correr, coño, pero no me dejaron. Un circuito feo, más digno de un trail de montaña, en un páramo descarnado, sin una maldita sombra, rocas, piedras, sube, sube, sube, baja, vuelve a subir, vuelve a bajar…harto es la palabra. Acabé harto.

Me apetecía mucho este Ecotrimad, me habían hablado muy bien de él. Duro pero totalmente recomendable, decían. No les falta razón, la natación es espectacular, la bici es durísima pero es “divertida”, y además atraviesa parajes muy chulos por esta parte de la sierra madrileña. De la carrera simplemente escuchaba…”puffff, es muy dura”. Decir que es muy dura es faltar a la verdad. La carrera a pie es salvaje. Los 21K de Arenales 113 son una broma comparado con esto. No creo que vuelva a disputar Ecotrimad nunca, o al menos en mucho tiempo, y la culpa la tiene su circuito a pie. Ni siquiera la increíble zona “post-meta”, con el mejor catering que he visto hasta la fecha en un triatlón me va a hacer cambiar de opinión. Un triatlón así no se merece esos 21K, mejor dicho, los triatletas no nos merecemos padecer ese recorrido. Es mi opinión, otros opinarán otra cosa. Pero este es mi blog, baby.

En fin, ahí va la crónica.

AGUA

Increíble el entorno dispuesto para la natación. Precioso lugar para nadar este embalse de Riosequillo, estrecho, tortuoso, flanqueado por el castillo de Buitrago del Lozoya. Muy bonito.

Salgo delante, localizo a Hugo Écija, con el que he estado charlando mientras preparábamos el material. Me quedo detrás de él, aunque lamentablemente una vez nos lanzamos al embalse le pierdo (la salida se realiza en parado ya desde el agua). Aun así estoy delante, que es la intención. Bocinazo y vamos a ello.

500m hasta la primera boya y los hago a fuego. Voy mentalizado de no desviarme a derechas como siempre, y parece que lo estoy consiguiendo. Sin golpes ni peleas alcanzo esta primera boya, en la que sí hay algo de lío, y me tengo que abrir un poco para no ser maltratado. Giramos a izquierdas dando media vuelta y encaramos un larguísimo segundo tramo de unos 1000m. Como también suele sucederme tengo un momento de “desconexión cerebral” y comienzo a desviarme y perder el ritmo, tanto que estoy a punto de chocarme con las rocas que delimitan el trazado por la parte derecha. Bueno, de hecho es que me choco, y doy un manotazo a un “atolón” de tamaño gigantesco que de repente aparece en mi camino. Despierto de mi letargo y grito furioso “AAAARRRGGGH, ESTOY GILIPOLLAS…”

Corrijo rumbo y me incorporo a un grupo de 6-8 nadadores, nuevo giro tras dejar atrás el castillo y vuelta hacia la zona de salida. Quedarán unos 300-400m.

Aquí lo doy todo, comando el grupo y voy dando alcance a otros nadadores, esprintando a muerte los últimos metros, tanto que me cuesta subir a la plataforma porque estoy exhausto. Vistazo al reloj, 32:50. Joder, de lujo. Luego la clasificación dirá 35min, pero a saber dónde han puesto la alfombrilla de turno, además han tardado más de una semana en sacar los resultados por “problemillas” con las clasificaciones. Lo que importa, sub33 al salir del agua, con ese resultado me quedo.

Criminal T1 con un rampón interminable hasta la zona de boxes, en la que además hay que recorrer un eterno pasillo de compensación ida y vuelta antes de poder coger la bici.


BICI

Nada más salir super cuesta de 100m por encima del 10%, estupendo. Menos mal que me han avisado y voy “con todo metido”. Cuando recupero el aliento un bache hace saltar mi bidón aero. A tomar por saco, bájate a recogerlo, sortea competidores que se cagan en tus muelas, maldice y vuelve a subir a la bici. Lo dicho, estupendo.

Una vez recuperada la tranquilidad voy siguiendo el plan marcado, esto es conservar y no excederme.  Y así todo este sector, alternando fuertes subidas en las que sufro mucho con la cabra, con bajadas salvajes en las que sí puedes acoplarte aún a costa de pasar mucho miedo en ciertos momentos. Llano no hay ni un kilómetro en todo el recorrido. O Subes o bajas. El circuito NO ES de cabra, por mucho que digan, mira que pensé en traer la bici de ruta, mecagüen. Eso me pasa por hacer caso a Iván, si me hubiera fiado de mi instinto…

Voy charlando a ratos con un asturiano que me rebasa en cada subida con su bici "normal" y al que arraso cuando nos toca bajar. Así haremos todo el camino, te paso, me pasas, te paso, me pasas y finalmente te paso…porque el tramo final es en bajada.

2h44 finalmente, bien, ha sido “divertido”, aunque tengo claro que con la flaca me lo hubiera pasado mejor, mi BeBe subiendo es un muerto, no hay quien la mueva.  

Las piernas bien gracias, o eso parece. He reservado mucho, muchísimo, tratando de llegar lo más fresco posible al último sector. Hacer una carrera consistente era el objetivo.

CARRERA

El objetivo se fue al carajo en el kilómetro 5, aproximadamente. No voy a extenderme en esta parte. El circuito era para hacer “el cabra”, feo (menos la parte de la presa de Puentes Viejas, espectacular), duro, descarnado, con lamentable estado del terreno para ir con zapatillas “normales”, mucha piedra y mucha roca, surcos, etc. En fin, fatal.

Para empezar tres kilómetros de subida continua, con escaleras y pasarela sobre la autovía incluida, 3km sin parar sin parar de subir. Y luego bajada criminal, media vuelta, súbete la bajada criminal de antes, vuelve a bajar, llega a la presa, únicos 2km llanos de todo el recorrido, pero ya vas fundido, sube de nuevo y comienza un nuevo bucle de subidas y bajadas criminales. En el kilómetro 8 pensé en retirarme, en el único tramo llano no llevaba ritmo ninguno, me costaba ir por debajo de 6min/km. Pensar en otra vuelta así (eran 2 vueltas) me parecía imposible, el circuito me había destrozado mentalmente.

Finalmente decido seguir, pero mi “carrera consistente” se había ido a la mierda mucho antes.

1h59min interminables, bajo un calor sofocante ya, y mira que el tiempo nos respetó mucho hasta entonces, con temperatura fresca y la amenaza de la lluvia constante en las horas previas.

Al final un crono de 5h29min, mucho peor de lo esperado, cuando al bajarme de la bici calculaba 5h10min si las cosas iban medio bien en la carrera. Pero no, no fueron bien.

Sí, sí, muy bonitos los metros finales, ya dentro del castillo de Buitrago, pero llegar hasta aquí ha sido una auténtica putada. Nada más cruzar la meta se acercó el organizador de la prueba, así se presentó, para felicitarme, al “estilo Ximo de Elche”. La cara que le puse no debió gustarle, le di la mano de mala gana, pero mi cabreo era evidente.

Menos mal que el increíble catering,  preparado por el restaurante ÓRALE COMPADRE (hago propaganda porque me pareció espectacular),  mitigó en parte mi decepción y enfado. Las cosas se ven de otra manera tras zamparse unas buenas quesadillas y ensaladilla picantita, todo ello regado con cervezas mejicanas, amén de mucha fruta, frutos secos y mucha más comida y bebida de todo tipo.

Aun así no vuelvo. Ecotrimad está muy bien, pero no vuelvo.

A no ser que cambien RADICALMENTE el sector a pie.

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