lunes, 22 de julio de 2013

CIRCUITO DEL AGUA: TRIATLÓN SPRINT DE VALMAYOR

Para completar el póker de distancias en ésta mi primera temporada en triatlón (excluyo a propósito mi cutre-debut en el Sertri del año pasado), me faltaba disputar un triatlón “sprint”, a sumar al medio Ironman de Lisboa, el olímpico de la Casa de Campo y el Iberman distancia Ironman que haré en octubre.
El triatlón “sprint” es la distancia más corta entre las habituales (bueno también hay “supersprint” y “flash”, pero son más de iniciación o para edad infantil), y como su propio nombre indica se disputa a toda leche, sin un respiro y de forma totalmente agónica. Ésta era mi intención este pasado domingo, disputar el triatlón “sprint” del embalse de Valmayor, prueba que cerraba el denominado Circuito del Agua, realizando cada segmento como si no hubiera nada después. Así que había que nadar 750m a muerte, pedalear 20km en la bici a fuego y correr los 5km de carrera a pie hasta reventar, no había otra, si es un sprint es un sprint. Digamos que cumplí dos tercios de mi promesa, dándolo todo en la bici y a pie, y cagándola, como ya lamentablemente empieza a ser habitual, en el sector de la natación. Pero he decidido no lamentarme más, no nado bien en aguas abiertas, eso es un hecho ya constatado, y, o lo asumo y me tomo la natación “de trámite”,  o trato de corregirlo y ponerle solución, pero ya no voy a comerme la cabeza más nadando, porque eso no hace más que perjudicarme y aumentar mi sufrimiento.
Suena el despertador a la 5am y rápidamente arriba, hay que desayunar corriendo, ducharnos, preparar el material, regar el césped de casa porque se ha roto el programador del riego automático (vaya por Dios) y esperar que llegue Fran, de mi club de Tri en Illescas para irnos juntos hasta Valdemorillo. La prueba es a las 8,30am y tenemos casi una hora de camino, y hay que recoger dorsal, montar las bicis y comprobar que todo está OK, dejar las bicis en la transición, untarse cremas, dejar la mochila en el ropero, calentar un poco en el agua…en fin, un estrés. Ese estrés hace que Fran tenga que visitar al Sr. Roca en el último momento, yo afortunadamente sigo ingiriendo mi dosis de Fortasec previa a cada carrera, que no quiero que en mi cuerpo se produzca ningún tipo de “convulsión” interna. Ya puedo tragar luego largos tragos de putrefactas aguas embalsadas que ahí dentro no se mueve nada, oiga. El método de momento funciona y no tiene efectos secundarios y seguiré aplicándolo.
Decía que tuvimos tiempo para calentar un poco en el agua, llegando hasta la zona de salida de la natación tras haber nadado unos 100-150m. El agua está a buena temperatura, yo diría que incluso más caliente de lo esperado para ser primera hora de la mañana. La natación se hace alrededor de un triángulo con 250m de lado, demarcado por dos boyas, aunque a simple vista la distancia parece mayor, sobre todo comparado con el recorrido de la Casa de Campo. Luego alguna medición de GPS demostró que efectivamente se nadaron más metros, bueno, supongo que era igual para todos, así que queja ninguna. Vamos allá con la crónica.
NATACIÓN
Me despisto haciendo coñas con el personal allí presente intentando soltar los nervios y suena la sirena sin haberme colocado las gafas, empezamos bien…
Fran me coge la delantera y torpemente trato de ponerme detrás de él, durante los primeros 250m hasta la primera boya le tengo controlado e incluso le toco los pies un par de veces (so sorry, Fran), pero nuevamente estoy nadando fatal y sin ritmo. En la boya y consiguiente aglomeración de especímenes nadadores, recibo un par de leches y trago agua, Fran comienza a escaparse y me hundo moralmente, y la cabeza que no para “Estoy nadando como el culo” “joder Dani estira la puñetera brazada”  “¿Qué coño haces nadando con los dedos abiertos?” y Fran que definitivamente se escapa. ATPC mi táctica pre-acordada con Fran de intentar pegarme a él cuando me rebasara en la bici para aprovecharme de rodar en grupo con un ciclista experto como es él. La teoría en piscina dice que yo nado más rápido que él, pero “ay, amigo” esa es la teoría, y esto no es una piscina...
 “Pues si Fran sale delante de ti del agua olvídate de tácticas en la bici, majete”.
Definitivamente me hundo y los segundos 250m se me hacen eternos. Segunda boya y un par de hostias me hacen despertar, me han alcanzado las chicas y los nadadores más rápidos de la segunda tanda, que salían 4 minutos después. Al contrario de lo que pueda parecer, esto no me viene mal, sino que tras echarme a un lado para dejarles paso, trato de seguirles y acelero el paso en este tramo final. Definitivamente necesito unas nuevas gafas de natación, y me voy a comprar unas buenas, no puede ser que esté valorando comprarme unas ruedas de 1000 pavos para la bici y escatime 25 euros que es lo que cuestan las mejores gafas para nadar.
Parcial desastroso de 16’40’’, a los que hay que sumar algo más de 2’ de T1 (transición 1), para un total de 18’49”, según reza en la clasificación oficial.
LA BICI
Nadar tan mal suele tener un efecto positivo sobre la bicicleta, porque salgo enrabietado y bajando piñones como un poseso (¿será poseído, no?...”pos..eso”). Nekane no se queja, galopa y corta el viento montada sobre sus nuevos “zapatos”, unas flipantes Campagnolo Scirocco de 35mm, regalo de Kiko y Óscar. Serán efectivamente las ruedas, que son mejores que las anteriores, o será el efecto placebo de creer que realmente son mucho mejores y que me hacen volar, pero el caso es que me siento con un pedalear  muy fluido y consistente sobre la bici.
                                         Nekane con sus zapatos Campagnolo nuevecitos
Trato de unirme a un grupo de 8-10 triatletas que se ha formado delante de mí, me cuesta mucho cogerles y cuando lo hago comienzan las duras rampas que tiene un recorrido exigente, mucho subeybaja rompepiernas. Acaban por descolgarme en el tramo final de subida y les engancho en la bajada, como siempre lanzándome a lo bestia y asumiendo muchos riesgos, quién dijo miedo. Nada, van demasiado rápido para mí y me van a desfondar, les dejo que se vayan y yo a lo mío. Me cruzo con Fran, va integrado en un mega-grupo con nosecuántos componentes, qué envidia joder.
Segunda vuelta y voy sólo, no muy lejos hay un par de triatletas y una chica, les alcanzo. Durante unos breves segundos me coloco detrás de la chica y justo pasa un juez que me echa la bronca, “¡¡no se puede chupar ruedas de las tías!!...” me dice con gesto de desaprobación. Pues ni puta idea tenía, oiga, joder y tampoco es que me esté aprovechando de mucho, la chica en cuestión es un hobbit de 40kgs como muchísimo, mucha pantalla contra el viento no me está haciendo. Nada, adelanto a la chica y el juez en la moto que me levanta el pulgar sin sancionarme con la temida parada en el “penalty-box”, que en un triatlón sprint es toda una faena.
He olvidado comentar que hubo varias caídas, y me sorprende porque la carretera era ancha, totalmente cerrada al tráfico y bien asfaltada, sin tierra u otra clase de superficie deslizante, y con los dos giros de 180 grados bien señalizados. Vi a dos chicas que debieron chocar entre sí con el cuerpo y la cara abrasados por el roce desnudo contra el asfalto “ufff…eso ha debido doler tela…”, y a otro triatleta caminando con la bici a cuestas y ¡¡UNA BIELA!! en la mano, también es mala suerte, hay que jorobarse.
Como siempre me quedo con el número de dorsal memorizado de un par o tres contrincantes mientras nos pasamos y repasamos durante el sector, ellos me pasan subiendo, yo se la devuelvo bajando, esto es así, colega. ¿Ése que me ha saludado no era Alfredo? Debe ser él, Alfredo es otro chaval del club que corre la prueba, aunque él no se ha federado y por lo tanto salía 4-5 minutos más tarde. Otro de los chavalitos asquerosamente jóvenes y asquerosamente prometedores que insisten en humillarnos a nosotros, los abueletes. Suerte Alfredo, espero que no se te ocurra adelantarme…
Tercera y última vuelta en la que exprimo a Nekane en el sector inicial de subida para luego relajarme algo y dejarme llevar suavemente hasta la T2, que luego toca correr. Salen unos muy buenos 31kmh de media, algo que no he conseguido nunca en entrenos, ni en salidas cortas, así que acabo muy satisfecho del sector bici. Criminal T2 en la que hay que caminar con la bici durante casi 500m y en los que seguro he destrozado las calas de las zapatillas, ya que aún no me atrevo a descalzarme en marcha. Tendré que practicarlo para estos triatlones cortos.

Parcial de 38' para la bici más otros 4' de una larguísima transición.
CARRERA A PIE
Último trago de agua del bidón de la bici, me calzo las ZOOT, esta vez sin calcetines (no lo he probado antes, ya me vale la tontería), visera IRONMAN y hala!, a correr, machote…
Dos vueltas de 2,5km, con la primera mitad en subida con algún tobogán y la segunda mitad lógicamente en bajada y los mismos toboganes.
Salgo bien, primer kilómetro a 4’08’’ pese a las consabidas extrañas sensaciones en las piernas, después flojeo algo, 4’20’’ para el segundo kilómetro. Me adelanta Alfredo, hay que joderse como corre, trato de seguirle pero nada, ni de coña. En el km3 ya voy sufriendo demasiado y el ritmo decae, casi a 4’30’’, pero aún así está bien, me he propuesto correr en menos de 22min y mal se me tienen que dar los dos últimos. Cuando peor voy se pone a mi altura TEBAR, que es lo que pone en la espalda de su mono de triatlón. Le he pasado al principio del sector a pie y lo sé porque me he fijado en el tamaño de sus gemelacos descomunales. El caso es que el Sr. Tebar me dice “venga no aflojes, que queda poco más de un kilómetro”. Me flipa el triatlón, no debe haber muchos deportes en los que supuestos competidores se animen unos a otros y ayuden en momentos de flaqueza. Ahora recuerdo la tremenda ovación que se llevó, por parte de los triatletas que esperaban su salida, el último en salir del agua de una tanda en el pasado triatlón de la Casa de Campo. El caso es que TEBAR me saca de mi agonía y hacemos el último tramo juntos, bueno, más o menos…
Porque Tebar no conoce mi poderoso final, coronamos el último tobogán y desde ahí sólo faltan 500m a meta todo en bajada. Me digo que hoy he venido a reventar y  a no guardarme nada, agradezco a Tebar su ayuda y le pregunto si tiene fuerzas para esprintar, me dice que va justito, pues yo no, “tronco”, así que corro como alma que lleva el diablo. Adelanto a tres “cadáveres” más en este tramo final, el corazón se me sale por la boca y no aflojo hasta pasado el arco de meta. Joder qué subidón.
Paro el cronómetro en 1h22’33”, corriendo el kilómetro final a 3’40’’/km. Tela marinera. Parcial de carrera 20'52", muy bien, ¿eh?
Para que el lector se haga una idea de lo contento que estoy, indicar que el año pasado debuté en la misma distancia haciendo 1h52’, cierto es que la bici era algo más larga, 24km por 21km esta vez, y el circuito también era más ratonero y difícil de conseguir ritmos consistentes. Pero bueno, creo que la mejora es evidente. Ganarle media hora al crono en más o menos la misma distancia es ganarle muchos, muchos minutos. Y por eso estoy muy contento, estoy con un subidón que no veas, chaval…

POST-CARRERA
Busco a Fran, el máquina, con el que también me he cruzado en la carrera a pie y que me ha sacado casi una vuelta entera corriendo, calculo que hará unos 10 minutos menos que yo. Pues no, han sido 11 minutos, porque el “animalito” se ha marcado 1h11min, santamadredelamorhermoso.
Repongo mi depósito de agua y coca-cola que proporciona la Organización, también hay mini-croissants, pero no me entran. Comentamos la jugada con un colega de Fran del triatlón Valdemoro, me fundo en un abrazo con Tebar, que ha venido a buscarme para saludarme (es lo que os digo del ambientazo y buen rollo que hay en el triatlón). Me felicita por mi sprint final y yo nuevamente le doy las gracias por “salvarme” de quedarme hundido en el tramo a pie. A Tebar tranquilamente le debo casi un minuto de mi registro, sin él al final me hubiera dejado llevar agónica y apáticamente y hubiera perdido un tiempo precioso.
Recogemos bici y trastos, nos hacemos Fran y yo las fotos de rigor en el “photo-call” de la prueba, y para casita, previo paso por el bar-avituallamiento para degustar unas buenas y merecidas cervezas, pese a ser poco más de las 11 de la mañana.




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