miércoles, 24 de abril de 2013

10 DÍAS PARA LISBOA

Quedan 10 días. El próximo 4 de mayo debutaré en un triatlón de...¿media distancia? No sé por qué lo llaman así, sigo pensando que 1,9km de natación, 90km de bici y 21 km corriendo es un “huevo”. No quiero ni pensar lo que me espera en octubre, cuando tenga que doblar esas cantidades y me enfrente a un triatlón distancia Ironman.
De momento me centro en ser “medio-Ironman” en Lisboa la semana que viene, que es lo que toca ahora. Creo que llego a la cita suficientemente preparado, no me he matado a entrenar, no, pero confío en que dicha preparación sea suficiente para no sufrir demasiado, porque tengo claro que sufrir voy a sufrir. Empecé la preparación a finales de enero, muy suave, sin grandes agobios, tomando como referencia un plan sacado de internet. Digo “tomando como referencia” porque no lo he seguido en sentido estricto ni mucho menos. Por trabajo he estado de lunes a viernes casi todas las semanas en Frankfurt, y desde enero hasta mediados de abril el clima allí ha sido un infierno. La bici entre semana no la he tocado, apenas una sesión de spinning en Madrid nada más bajarme del avión el jueves o el viernes, según tocaba. De modo que la preparación en Alemania se limitaba a correr (cuando no había un metro de nieve en las calles, aceras y parques cercanos al hotel, claro está), nadar (dedicaré un capítulo específico a las piscinas alemanas y al “german way of life”) y hacer un poco de trabajo de fuerza con los vídeos del INSANITY (creo que merecerá también una entrada específica). Así que he entrenado todo lo posible dadas las circunstancias, oiga. Mucha “caña” los fines de semana a la bici y aprovechando para tomar parte en alguna que otra carrera popular, fundamentalmente medios maratones, para ir metiendo volumen a mis entrenamientos. En definitiva, he hecho lo que he podido, además los fines de semana eran para estar con Ruth, la gran sufridora de toda esta historia, máxime teniendo en cuenta que entre unas cosas y otras llevo año y medio fuera de España por temas laborales y su nivel de aguante está llegando al límite, algo totalmente comprensible. De modo que esta 1ª entrada del blog se la dedico a ella, y le doy las gracias por aguantarme y por aguantar mis tonterías, mis retos deportivos, mi devoción por el Atleti y por lo que venga en el futuro, que alguna gilipollez nueva se nos ocurrirá, seguro.

Ruth está también ilusionada por el viaje a Lisboa, no por el triatlón en sí, que se la “pela”, como todo lo relacionado con el deporte, sino por los 5 días que pasaremos juntos allí con la excusa del medio Ironman. Le he prometido que apenas tendré que entrenar los días previos y que intentaré aburrirla lo menos posible con el triatlón y la madre que lo parió. 

10 días y si Dios quiere (y si no, también) cruzaré esa línea de meta y me volverá a invadir esa sensación de satisfacción y felicidad absoluta, como la 1ª vez que hice un 10K, o terminé la “Behobia” (merecerá capítulo aparte), o aquel medio maratón en el que batí mi marca personal…incluso cuando no se ha dado bien y he acabado muerto y/o con un resultado malo, como en mi 2ª “Behobia” o en mi lamentable debut en un triatlón distancia “sprint” el año pasado. Lo importante es acabar, cruzar la línea de meta, por eso no me he retirado nunca hasta la fecha y he aquí el porqué de la frase que da título a este blog. Cruzar la línea de meta es una sensación indescriptible, tanto si lo has hecho bien como si no fue lo que esperabas. Cuando cruzas y tu corazón baja sus pulsaciones y te invade el cansancio, durante unos minutos flotas, si te pincharan con una aguja ni sangrarías…siempre el mismo ritual, casi mecánico, como un autómata recoges tu camiseta de “finisher”, con o sin medalla, tu bolsa de avituallamiento final, buscas como un loco la botella de agua o isotónico, te la bebes de un trago, estiras un poco y vuelves a decirte “otra vez lo has conseguido Dani, increíble…”.
En fin, que me lío y como 1ª entrada del blog creo que es suficiente. Me quedan muchas cosas que compartir con todo aquel que quiera leerme, incluso si únicamente lo hago yo me servirá como ejercicio de auto-motivación. Será un largo camino el que me llevará a tomar parte en un Ironman el próximo 5 de octubre. Un camino que dio comienzo tres años atrás, cuando decidí inscribirme a la “Behobia” edición 2010 y pesaba la friolera de 108kgs. Hoy, tres años más viejo y con 20 kgs menos en la “mochila”, estoy convencido de que ese 5 de octubre escucharé eso de “YOU ARE AN IRONMAN” cuando cruce la línea de meta…aunque pensándolo bien, teniendo en cuenta que la carrera no pertenece a la franquicia IRONMAN, y que se celebra en Huelva, probablemente será algo así como…”QUILLO (o PISHA) TÚ ERES LA POLLA…”, que para el caso es lo mismo y también me vale…


2 comentarios:

  1. Dani me alegra ver q un tio con 36 años se lia a correr y en 3 años está disfrutando y sufriendo su primer Iron Man. Me hace tener la esperanza de que si se quiere y se lucha se puede.
    Espero vivencias, consejos y entrenos en tu blog. Yo te ofrezco salir algún finde a darle a las 2 ruedas a cambio.
    Un saludo y mucha suerte campeón

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    1. Gracias Santi! Después de Lisboa ya tendré algo más de tiempo y seguro salimos con la bici, además ya vuelvo de Alemania y tendré más tiempo disponible para todo, espero.

      Por supuesto que si quieres puedes!! Sólo hace un poco de determinación y un mucho de ilusión, vencer a la pereza no es fácil, pero la satisfacción que recibes cuando lo haces compensa cualquier esfuerzo. Abrazo, y espero que sigas leyendo el blog, tengo mil historias que compartir, intentaré contarlas de la forma más amena posible

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