sábado, 20 de mayo de 2017

CAMPEONATO DE ESPAÑA DE MEDIA DISTANCIA: HALF TRIATHLON PAMPLONA


Venga, vamos a recuperar este abandonado blog mío, más de 6 meses sin publicar nada, ya me vale la vaguería…

Ya estamos en mayo, con la temporada de triatlón en plena ebullición, y Fonseca parece que no había hecho nada hasta ahora, pero nada más lejos de la realidad.

Echando la vista atrás este año ya me he metido para el cuerpo todo un durísimo (otra vez) Campeonato de España de duatlón Media Distancia en Orihuela, del que espero sacar tiempo para completar unas pocas líneas y compartir cómo me fue. También consumé el cada vez más habitual fracaso + retirada de cada campaña, esta vez en el half de Peñíscola, del que también escribiré algo, sin echarle mucha pasión, eso sí.

Pero lo que toca es hablar del Half de Pamplona, elegido además este año como sede del Campeonato de España de triatlón Media Distancia.

Como dice Alberto, el “Presi” del triatlón Las Rozas, unos eligen competir en “bolos” poco concurridos para intentar rascar un buen resultado y/o podio, mientras otros nos apuntamos a todo aquello que sea “Campeonato de Algo”, donde acuden los mejores, aunque ello signifique que, en mi caso, me vea relegado a posiciones retrasadas en la clasificación. Me da igual, me emociona, me llena y me hace intentar ser mejor triatleta saber que estoy rodeado de auténticos fieras del triatlón. Ahora mismo prefiero ser cola de león a cabeza de ratón…

Hablando del triatlón Las Rozas es preciso comentar que este año es “mi otro club”. Me explico: A final de la temporada pasada decidí que estaba harto de entrenar solo. Es cierto que entrenar larga distancia implica mucho entreno en solitario, pero todo, todo, todo…pues no, ya me había cansado. El caso es que quedé bastante contento con el “método Maribel” con el que me preparé el Ironman de Lanzarote. Maribel Blanco es la Directora Técnica del Club Triatlón Las Rozas, donde además hice un buen grupo de amigos entrenando dicho Ironman de Lanzarote.

Por otro lado seguía sintiéndome “muy vasco” y muy integrado en el Atlético San Sebastián, con la única pega de que el club y mis compañeros se encuentran a 500 kms de distancia…

Así que este año decidí montarme un modelo “híbrido”. Me saco la licencia con el AtSS y entreno con la gente del CTLR (Las Rozas), porque al final soy de Madrid y vivo en Madrid. Bueno, en realidad vivo en la provincia de Toledo, trabajo en Madrid capital y Las Rozas está suficientemente lejos de ambos sitios, pero en fin, Donosti está aún más a tomar por saco. Nunca me han gustado las cosas fáciles, ya se sabe, por algo soy del Atleti.

 De modo que llamé a Alberto, el presidente del CTLR, después del verano pasado:

“Oye Alberto, majete, qué te parece si lo hago de esta manera este año y luego ya si eso…”

A lo que me respondió afirmamente “a mí mientras que pagues las correspondientes cuotas por los entrenamientos y no des mucha guerra…”

Así que en esas estamos, comencé esta temporada sabiendo que conviviría bajo un modelo raro, pero que me permitiría no ir dando tumbos por el mundo del triatlón buscando mi sitio. Pasados unos meses tengo ya meridianamente claro dónde quiero estar el año que viene, pero eso ya es otra historia, que dará incluso para un post sobre el particular.

Nos centramos ahora en el pasado sábado, 13 de mayo.  Half Triathlon de Pamplona/Iruña. Campeonato de España “ná” menos.

Bienvenidos de nuevo al Norte, temido territorio que ya sufrí en mis carnes hace 2 años (ver correspondiente crónica).

Ya comenté entonces que me había parecido una prueba PRECIOSA y SALVAJE a la vez, creo que nunca sufrí tanto hasta entonces en el triatlón, y después pocas citas me han dejado tan hecho polvo como aquel puente de San Isidro de 2015.

Me acompañan esta vez 4 compis del AtSS y hasta 13 ó 14 del CTLR. Todos los del Atlético (bueno, menos Isma) ya conocen la prueba, no así mis compis roceños. En los días previos ya les aviso que no es un triatlón fácil, aunque las previsiones climatológicas y, sobre todo, “eólicas” son bastante halagüeñas. Quizá nos vaya a hacer demasiado calor, mira tú por dónde.

También me acompaña mi fiel legión de “supporters”, Ruth, por supuesto, pero también Iker, Xilbi, además de Goico y Nieves, que ya estuvieron conmigo hace 2 años. Goico es pamplonica y cualquier excusa es buena para visitar su tierra.

El tema de los “supporters” es algo de lo quiero hablar antes de meterme en “harina” con la crónica.
Tengo que aprender a manejar mejor los preliminares de cualquier prueba. Me distraigo por cualquier cosa, estoy pendiente de dónde está Ruth, si Iker está disfrutando o de si Goico se encuentra a gusto, que se ha hecho 500 kms sólo para estar conmigo…

Al final me acaba pillando el toro, no estoy concentrado en lo que tengo que estar concentrado y la acabo cagando. Y la culpa no es suya. Es mía y sólo mía. El día de la prueba ES MI DÍA, y desde que amanece hasta que cruzo la línea de meta TENGO QUE SER EGOÍSTA, y pensar SÓLO EN MÍ, y en lo que quiero hacer y tengo que ejecutar a continuación.

Pues no, una vez más, la salida me pilló sin calentar, sin haber sido previsor, fuera de sitio y sin posibilidad de colocarme para nadar dónde quería, que era en posiciones delanteras. Y eso me pasa por intentar ser amable y querer estar con todo el mundo. Soy gilipollas, joder.

La salida era por sistema “rolling-start”, es decir que cada uno sale cuando quiere y tu tiempo lo marca el paso de tu chip por la correspondiente alfombrilla situada a la entrada del agua. Puedes salir el último si quieres y no eso no te penaliza, más allá de que tengas que adelantar luego a un montón de gente. Este sistema permite que la gente se coloque con nadadores de nivel similar, además de espaciar la salida, lo que en teoría disminuye las posibilidades de lucha y guerra cruenta en el agua.

Había señalización para colocarse en el grupo de 25-29 (minutos), 30-34, 35-39, etc…

El mío debía ser el 30-34, para qué nos vamos a engañar. Este año estoy nadando mucho, y además mejor, así que pretendía salir con los de 25-29, así lo hablé con Isma, tenía claro que no llegaría a mantener el ritmo todo el sector, pero intentaría exigirme al máximo.

Al final, mi ya diagnosticada enfermedad del TDAT (Trastorno del Déficit de Atención en el Triatlón), me llevó a perder el tiempo inútilmente saludando a éste o aquel, dando abrazos y besitos, buscando a Ruth con la mirada a ver si me veía salir…total que cuando me quise dar cuenta ya era imposible colocarme delante, no había calentado ni probado el agua y me tocaba situarme al final del grupo de 30-34…así que…¿en cuánto nadé? EXACTO, en 34. Vaya tela.

Vamos con los detalles:

AGUA

Pues resulta que para los que sufrimos de nuestros particulares “fantasmas en el agua”, el modelo de salida “rolling-start” es todo un acierto. He leído multitud de opiniones contrarias a ello, que si no fomenta la igualdad de oportunidades, que si eso no es competir, que si la abuela fuma…pues bueno, pues vale, yo pienso otra cosa, pero respeto dichas opiniones. A mí, desde luego, me favorece este sistema, porque elimina la ansiedad por “pelea de navajeros acuáticos”, que es lo que suelen ser las salidas masivas. Cuando me toquen estas últimas me tocará joderme, pero oye en esta ocasión, fenomenal, ¿eh?

Nada de golpes, bastó un leve calentón inicial para quitarme de encima a los pocos que me rodeaban y nadé bastante tranquilo hasta la 1ª boya, donde sí hubo un poco de lío, pero nada grave.

Decidí quitarme la sensación de frío (el agua estaba BASTANTE FRÍA) a base de manotazos en el agua, y mi obsesión era no desviarme, por lo que me centré en levantar la cabeza con más frecuencia de lo habitual, lo cual era fácil, dado que apenas lo pongo en práctica…(y así me ha lucido el pelo, claro).

Puede decirse que lo conseguí, mi Garmin marcaba 1970m al final de este primer sector (frente a los 1900m “oficiales”). Pues ni tan mal, cuando habitualmente se me va a 2100m ó 2200m en este tipo de pruebas.

Al revés que en otras ocasiones nadé lento, 1’44’’/100m, cuando debería haberlo hecho en 1’35”-37”, que es lo estoy capacitado para hacer según estoy entrenando y que además he conseguido mantener en otras ocasiones, en las que por contrario nadaba más metros. Total, que al final salió lo de siempre, los 34’ “pelaos” que ha sido mi marca en los últimos 2 años, y que debía haber mejorado suficientemente. A la próxima será…

Me tomo el rampón que da inicio a la T1 con calma, y según camino me voy deshaciendo del neopreno, sin pausa pero sin prisa.



Rápido cambio de enseres en la bolsa de transición, cojo lo de la bici, suelto lo del agua, y a por mi SpeciaLime verde, la cual localizo rápidamente. Sólo en este proceso transitivo gano 2 minutos respecto a 2015, donde no fui capaz de localizar mi bici a la primera y se me fue la vida buscándola, vaya tela.

BICI

Según empujo la bici hacia la línea de montaje veo a Alberto, el “Presi” del CTLR y le pego una voz, se gira y me reconoce, sonriendo. Estoy torpe y me intento subir a la bici antes de tiempo, los jueces me corrigen y en el "subi/baja" torpón Alberto se escapa.

Ya le pillaré, pienso.

Decido salir con calma e ir cogiendo ritmo poco a poco, además los primeros kilómetros incluyen una serie de bajadas fuertes y peligrosas, veo accidentes ya en las primeras curvas y mucho olor a carbono quemado por los frenos, y es que la gente sale a lo loco, sin conocimiento ninguno. Yo no asumo riesgos innecesarios a estas alturas del sector ciclista, ya tendré tiempo de apretar las bielas en los 85kms del precioso circuito a 1 vuelta que nos tienen preparado.

En el 5 me pasa Manu Pascual como una bala, nos saludamos, y en el 15 Enrique de Castro, del Enphorma, este ni se entera, va como un avión.

Yo voy cogiendo ritmo poco a poco, a Alberto le cazo en el 25, más o menos, justo cuando intento deshacerme de un vergonzoso grupo de 8-10 bicicletas que llevan KILÓMETROS y KILÓMETROS dándose relevos, todos juntitos. Una chica, dorsal 125, María Dolores no sé qué, “diablilla”, va cómodamente instalada en mitad de la manada, sin dar pedales. Otro, un tal Cifrián, tres cuartos de lo mismo, y así el resto de la grupeta vergonzante. Me pego un calentón de flipar para pasarles, y a los pocos kilómetros me devuelven la pasada, todos juntitos. De vergüenza, en fin, no les voy a dar más protagonismo, ellos sabrán. Luego vacilarán en redes sociales de su espectacular parcial en bicicleta, como si lo viera.

Este año el viento está respetando y eso se nota en la velocidad media que estoy logrando mantener, sobre todo cuando empieza la segunda mitad del recorrido que tanto me castigó hace 2 temporadas.

La subida a Mendigorría sin mayor novedad, sin calentarme demasiado las patas, luego hago lo propio con la de Artazu, está ya sí pica más. Aquí casualmente cazo a la amiga María Dolores, la “drafter”, se ve que sus amiguitos no la han esperado en las subidas.

Me ha encantado el recorrido, esta vez sí que lo he disfrutado, y creo haberme apretado las tuercas suficientemente, aunque al final la mente me esté pidiendo aflojar la marcha, que luego hay que correr en este infernal circuito de sanfermines por Pamplona.



De modo que, al igual que en la anterior ocasión, los 10-15 kilómetros finales se me “hacen bola” y estoy deseando soltar la bici. Quizá por eso aflojo la marcha y me dejo llevar, demasiado reservón en este último tramo, me temo.

Al final 2h44, casi 13 minutos menos que la anterior vez, encaja en lo que había previsto, pero hubiera podido exigirme un poco más en estas condiciones climáticas más que favorables. Bueno, lo hecho, hecho está.

Tanto reservo que al poco de llegar a la carpa de la T2 aparece el bueno de Alberto “el Presi”, joder, esto sí que no lo esperaba…pues nada, venga, salgamos juntitos a correr…

CARRERA

De entrada sé que la batalla con Alberto la tengo ya perdida, no duro ni 1 kilómetro a su lado, al poco nos despedimos con un “nos vamos viendo por el recorrido” (ya no le volví a ver el pelo).



Me dobla al poco Enrique de Castro, que esta vez sí me reconoce, nos damos ánimos y le veo alejarse rápidamente.

No llevo ritmo ninguno, intento ir suficientemente alegre, pero no me sale, no es un tema de falta de fuerzas, creo ir bien, pero las piernas no van sueltas, no sé, la sensación es un poco rara.

Doy caza a Asier “Bizka”, compi del Atlético, que lleva una “tostada” importante. Me saca una vuelta, pero dice haberse pasado en la bici y ahora lo está pagando. Jugamos al “te paso, me pasas” durante casi una vuelta.

En fin, que me dispongo a “padecer” 2 vueltas más por el durísimo circuito a pie, con esa terrible subida de la cuesta de Santo Domingo y esas bajadas salvajes que tampoco me vienen nada bien, yo soy un tío de ritmo constante. Y el calor, claro.

Por lo menos no me paro a caminar más que unos pasos en los avituallamientos. En uno de ellos me tomo un gel que me entra regular, justo cuando Matete, mi entrenadora este año, junto con Maribel, me dobla.

¿Todo bien, Fonseca?

Bien, bien (mentiroso), ¡¡tú dale Matete!!

A punto estoy de vomitar, pero consigo que mi amigo el gel se quede donde se tiene que quedar y vuelvo a correr, si lo a lo que hago se le puede llamar correr, claro.

Total que a ritmo cansino van pasando los kilómetros, doblo a David de Miguel, del Enphorma, otro con una “tostá” interesante, nos saludamos y me dispongo a afrontar los kilómetros finales. Al final incluso me va a tocar apretar si quiero bajar de las 5h15 que me había marcado como objetivo “realista”. Último calentón en la maldita subida final a Santo Domingo y sprint agónico por la calle Estafeta y el tramo de escaleras que dan entrada a la plaza del Castillo, casi me voy de morros, pero a trompicones evito la caída y sigo empujando los últimos 200m, donde oigo que me animan y me llaman por mi nombre, pero yo ya no veo “ná” y voy ciego hacia la meta…

Al final me sobran 20 segundos, señora. 5h14:37. Último parcial a pie 1h48, bastante chungo y claramente mejorable.




¿Contento? Pues te diría que sí. Que como dice Iñigo acabar un medio Ironman no es cualquier cosa y no hay que perder la perspectiva. 
Al final he hecho más o menos lo que quería hacer, aunque quizá mis exigencias eran algo conformistas. Tengo que ser más exigente, y aprender a NO DESCONECTAR, pero mira, lo doy todo por bien empleado, y saco lo positivo, incluso de temas a mejorar en el futuro.

-          He nadado con orientación, pese a que me ha faltado ritmo.

-          En bici total adaptación a la nueva posición aero (gracias Jaime MdL), ahora toca exprimirme y estar más concentrado.

-          Buena gestión mental de la carrera a pie, no mirando más allá de un 1 kilómetro, las sensaciones corriendo ya volverán, de eso estoy seguro. No rendirme cuando pintan bastos, esto me ha gustado, seguir luchando y ser paciente. Habrá que potenciarlo en el futuro.

-          Concéntrate Dani, concéntrate Dani, concéntrate COJONES.

Ahora toca apretar el culo mucho, mucho, pero mucho, mucho, en estas 5 semanas que vienen antes del siguiente reto, Half Northwest Triman en As Pontes, donde los objetivos que pienso marcarme son más que ambiciosos…y luego Ironman Copenhague, claro.

Seguiremos informando.