lunes, 21 de noviembre de 2016

ME MOLA LA BEHOBIA


Nueva participación en la Behobia-San Sebastián, sin fallo desde 2.010, si bien es cierto que en 2.014 no pude correr por lesión, aunque sí estuve allí, me acerqué hasta la salida con mis amigos y resto de corredores y luego fui siguiendo la carrera en “el Topo” (EuskoTren, aunque ahora lo llaman simplemente Metro). Yo me quedo con “El Topo” de toda la vida, señora.


6ta vez que afrontaba los 20km entonces, y la misma ilusión del primer día. La Behobia me recuerda cada año lo que soy, un simple corredor popular, un “runer” (pronúnciese como suena), que diría Txema Azcárate. Mis aires de grandeza Ironman, si es que alguna vez los tuve, me los dejo en casa cuando corro la Behobia. Ya no me “hago caca” desde el día anterior, cuando recojo el dorsal en la Feria, he conseguido domar los nervios suficientemente como para afrontar con relativa tranquilidad los momentos previos, aunque algo dentro de mí se activa mientras esperamos al “Topo” en el andén de la estación de Anoeta.




A partir de ahí ya mi pulso se acelera irremediablemente, una vez dentro del vagón ya empieza la Behobia. Atestado de corredores, todos vistiendo la típica mezcla de colores chillones difícilmente combinables, el olor a Reflex, Radiosalil, linimento o lo que sea, algún sobaco “recalentao” ya de buena mañana…en fin, la Behobia…

Como cada año, nuevos amigos se estrenan en la prueba, y mi máxima obsesión es que la disfruten tanto como yo. Ya lo dije en mi crónica de la edición 2.013, cuando bajé de 1h30. Desde el punto de vista deportivo poco me queda ya por alcanzar en esta prueba. Sé que estoy cerca ya de límite, a lo mejor en algún año tonto me da por bajar de 1h25, a 1h20 no voy a llegar ni de coña, así que lo que quiero es disfrutar de la carrera. Y mi forma de disfrutarla es “invitar” a otros a que la corran, soy el tío más coñazo del mundo con la puñetera Behobia, lo sé, y me da igual. Yo lo que quiero es convencer a alguien y que una vez acabada la prueba me diga:

“La carrera es LA LECHE, Dani. Tenías razón”.

Y ya, con eso soy el tío más feliz del mundo.

Este año Pablo cayó en la trampa, así como David de Miguel, del Enphorma. También acudían otros amiguetes, como Javi Aparicio o Jesús Berruguete, aunque yo no había “gestionado su participación”. Pues bien, mi máxima obsesión es que la disfruten, que me digan que les ha encantado, si han hecho o no la marca que esperaban es algo accesorio. La Behobia no es una carrera para grandes registros, la Behobia hay que DISFRUTARLA.

No voy a hacer la enésima crónica de la carrera, estará el lector cansado ya de los padecimientos en Gaintxurizketa, las bajadas sin control hacia Rentería, el maldito Mirakruz y la increíble recta del Kursaal. Con escasas variaciones es siempre lo mismo.

Me centraré en el anecdotario.

Esta vez llovió, pero llovió poquito, y sólo el viento hizo un poco molesta la segunda mitad de la carrera.

Pablo decidió que retrasaba su salida y hacíamos, Dios mediante, la carrera juntos, salvo imprevistos de fuerza mayor. Y así lo hicimos, juntitos uno al lado del otro los 20 kilómetros. Lo mejor era escuchar los comentarios de Pablo, “Tío, está lloviendo y la gente del público sin paragüas…”.

Esto no es lluvia para los estándares locales, Pablo.

El público como siempre atento al dorsal para llamarte por tu nombre:

“Aúpa Pablo, txapeldun, aúpa Dani”

“Venga, venga, con tranquilidad, al txipi-txapa”. Ahí Pablo no pudo aguantar la carcajada, acababa de escuchar la versión vasca del clásico “al pim-pam” madrileño.

“Jajajaja, al txipi-txapa, al txipi-txapa, vamos Dani al txipi-txapa”.

Y así, al txipi-txapa ya estábamos encarando la recta del Kursaal cuando una venerable señora cruzó la calle y arrolló al bueno de Pablo, arrancándole el dorsal (hecho éste que descubriríamos una vez traspasada la línea de meta). Atrás quedaban 19 kilómetros de un quiero-y-no-puedo por ambas partes. Hubiéramos querido bajar de 1h30, incluso con margen, pero ya en el kilómetro 7 la liebre con el cartelito de dicha marca nos adelantaba y no pudimos seguirle, unas veces daba Pablo señales de debilidad, otras veces era yo, y el uno por el otro la casa sin barrer…aunque anduvimos cerca de lograrlo.

Un último arreón que cortó la venerable señora nos dejó a las puertas del 1h30, pero con nuestro 1:31:06 final quedamos igualmente satisfechos.


¿Qué tal Pablo, te ha gustado la Behobia?

Guapísima.

Pues ya está, no quería escuchar otra cosa.

David de Miguel, que hizo toda la carrera con mis queridos Iker y Luismi, habiéndose conocido 10 minutos de la salida, opinó lo mismo.

Y Javi, y Jesús, y seguro que muchos, muchos otros debutantes. Y es que la Behobia es la leche, harto estoy ya de decirlo.

Clásica comilona para “desentrenar lo entrenado” y comentar una y mil anécdotas de la carrera. Y la promesa de acudir en 2.017.

No sé cómo lo hago, pero siempre me digo que ésta va a ser mi última edición de la Behobia, Iker dice lo mismo, y al final en abril del año que viene acabaremos inscritos, ya te lo digo yo.


Me mola la Behobia, señora. Me mola mucho.

1 comentario:

  1. Hey Dani!!!! Opinión personal; "LA PERA", - me encantó,, disfrute como hacía mucho tiempo que no disfrutaba en una carrera vista desde dentro. Ya sabía que no lo iba a pasar bien porque en la semana previa a la prueba pete uno de mis isquios pero bueno así son las cosas,,, iba con ganas de acercarme al 1:25 pero me quedé con el 1:32 y haciendo dos paradas de estiramientos, en el 13 y en el 16, algún día te contaré mi anecdota en el km 13 cuando paré, poco más que me pegan por pararme, entiendeme, "pegar" cariñosamente, fué un show Dani, ya te contaré,,,,, conclusión, me gustó mucho, es una carrera diferente en la que se respira algo diferente a las demás,, mi 10 para ellos ;-)

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