Un duatlón-cross al año no hace daño. Eso fue lo que me dije
cuando decidí inscribirme a la prueba que los amigos de e3pd organizaban en
Illescas.
Tras mi “dramático” debut en esta modalidad en Fuenlabrada
el año pasado, donde sufrí como un perro y me ganó hasta mi abuela, no
tenía nada claro que me apeteciera repetir la experiencia, pero bueno, había
que amortizar la inversión que hice este verano en una mountain bike 29”, otro
caprichito más que añadir a mi innumerable lista de aparejos triatléticos.
De modo que sí, que vale, que me apunto a Illescas y que sea
lo que Dios quiera.
Estaba ya en pleno “modo maratón”, pero tanto mi entrenador
como yo coincidíamos en que meter un poco de intensidad/agonía al planning
tampoco me iba a venir mal del todo.
Sólo había una condición: Había que hacerlo A PUTO TOPE.
Pues nada, a mandar.
En el calentamiento las sensaciones no eran nada buenas, me
dolían el Aquiles y la rodilla. Iván se apiadaba de mí mientras trotábamos en
el calentamiento…”pues sí que estás tú bien…”.
Pues sí, vaya tela.
Afortunadamente el calentamiento fue lo suficientemente
largo como para que todo mi cuerpo entrara en calor y ya estuviera bien
sudadito antes de empezar a sufrir. Buena temperatura, incluso calor para ser
ya casi noviembre.
Me pregunta Asier que cómo iba a salir. A muerte Asier, a “4
bajos”. Niega con la cabeza, pero veo que no se despega de mí, Fleki se va para
atrás y dice que ni de coña.
Pum y al lío. Primer kilómetro picando ligeramente hacia
arriba, busco mi sitio en el grupo a la vez que trato de localizar a alguien que me sirva de referencia para fijar mi ritmo. Tengo a Marcos a la vista y me digo que hay que tratar de no perderle de vista, el primer parcial lo hago en 4:00min/km “clavao”, bien, no pienso mirar para atrás, de momento.
Tiramos para abajo por el arroyo del Cubo y ya noto el
corazón en la garganta, las pulsaciones mejor ni mirarlas. Suelto un poco las
piernas en la bajada, km.2 en 4:06, venga bien, seguimos que aún es terreno
favorable.
El km. 3 cae en 4:02 y ahora empieza lo duro, el resto hasta
el final del segmento es todo cuesta arriba. Aún aguanto bien el km.4, lo marco
en 4:24 que sigue siendo ir muy rápido para el pedazo de rampón que hemos
tenido que salvar, pero los 500m por dentro del parque se me hacen eternos, y
eso que el terreno suaviza bastante. Entro en zona de transición en 19:20 para 4.56km,
a un ritmo medio de 4:14/km. No está mal, y juro por el Cholo que lo he dado
todo, no me he guardado nada para lo que aún queda.
Trato de recuperar el aliento mientras me preparo para coger
la bici. Estoy bastante torpe y lento colocándome el casco, típico en mis
transiciones, qué desastre.
Cojo mi flamante Orbea Alma, que se estrena en la “alta
competición” y tiro “p’adelante”, veo a Kike que me anima en la zona de
montaje.
De los rivales “conocidos”, que yo tenga controlados sólo
Iván y Marcos van por delante. Bien.
El recorrido de bici es “pistero”, camino ancho y
relativamente llano, sin apenas desnivel. Sólo en el arroyo del Cubo el terreno
se estrecha, pero la cosa no tiene apenas dificultad. Es de ir “a plato” en
todo momento. Menos cuando decido quitar el plato en una de las dos subidas del
recorrido, haciendo caso a Tomás (quién me mandaría), y al volver a colocarlo
se me sale la cadena por el exterior y ya lo hemos liado parda.
Mierda, joder. Paro a deshacer el destrozo, me cuesta
horrores volver a colocar la maldita cadena y ahí pierdo unos 2 minutos
preciosos.
Vuelvo a montar en la bici rabioso y alterado, las manos
llenas de grasa, y sigo pedaleando con rabia.
Veo a Fran y luego a Pablo, que están como voluntarios.
Pablo me anima y justo le escucho al pasar…¡vamos Asier!
Mierda, ya le tengo aquí.
Unos segundos después se pone Asier a mi altura. No lleva
buena cara, y no me extraña, porque no hace ni una semana que ha terminando el
ICAN Gandía, distancia Ironman. Me dice que va frito, que no le van las
piernas, pero vamos, ahí le tengo, y despacio no vamos…
Me pide agua, va seco y dice que su isotónico es muy espeso.
Pues nada, aquí tienes agua, y sí, ponte detrás de mí que ya te quito
yo el aire…¿quieres que dé pedales por ti también, majete?
Así, con Asier chupando rueda a saco hago el resto del sector, poco
antes del final “nos arrasan” Expo y Dani, que se han marcado un parcial de bici
salvaje y van que dan miedo.
Asier y yo hacemos por seguirles y que no se escapen más de
lo necesario antes de que comience el tramo de carrera a pie final, “corriendo
nos los comemos”, me dice. Eso espero.
En los metros finales justo antes de la transición, el bueno
de Asier aprieta para sacarme unos metros y entrar antes que yo. Ya no le
pillaré, así me lo agradeces, Hijo de una Hiena.
Entro muerto a dejar la bici, voy lo siguiente a frito. Pero
nuevamente lo he dado todo, 26kmh de media, parada técnica incluida, dan idea
de que despacio no he ido…
Piernas duras como una roca, corazón desbocado, respiro profundamente mientras veo como Asier, Dani y Expo salen por
delante de mí de la transición.
A los pocos metros ya me he comido a Expo y a Dani, pero
Asier me ha cogido una distancia que veo difícil remontar. Trato de subir el
ritmo pero ya voy con amagos de calambres. Nada, toca aguantar como sea y controlar
mirando para atrás que no me pase nadie.
El kilómetro final es en dura subida y me revienta, llevo
una cadencia de piernas y un ritmo de mierda, pero bueno, es lo que hay.
Veo al cuñado de Iván que me anima y me avisa de que me
quedan apenas 300m, vistazo atrás, todo controlado y girando a la izquierda ya
veo el arco de meta, junto cuando se me montan ambos cuádriceps y apenas puedo
dar un paso.
Cruzo la meta en 1h18:32. Muerto, destrozado, aunque
satisfecho.
Parcial del tercer sector a 4:37min/km, regular solo.
Choco manos con Asier, cuando lo que querría hacer es
matarle, por aprovecharse de mí vilmente en la bici.
“Así son las carreras”, replica.
Lo sé Asier, no hay problema.
No he recuperado aún el aliento cuando llega Paco, Expo, Fleki,
seguido de Luis…joer, pues no les he sacado tanto…
Menos mal, si me llegan a ganar tengo “cachondeíto” hasta
2017.
Van llegando el resto de amiguetes del tri La Sagra y toca
comentar la jugada, ver como Iván y Ana suben al podio en sus respectivas categorías, hacernos unas fotitos y acordar el sitio para tomarnos unas
bien merecidas cervezas.
Alguno aún se está
arrepintiendo de haber ingerido alguna de más y haberse comprometido a formalizar la
inscripción en cierto Ironman muy famoso por el norte de España…aunque claro, eso es
otra historia que desarrollaremos en un próximo post…