Algún amigo cabroncete (él sabrá reconocerse rápidamente),
esperará una crónica llena de lloros y lamentos.
“No pudo ser”, “jugamos como nunca, perdimos como siempre”, “Inyustisia”,
etc.
Siento decepcionarle, no van por ahí los tiros.
Me retiré, sí. No pude cruzar la línea de meta por tercera
vez, correcto.
No voy a rasgarme las vestiduras, a pesar de todo estoy
contento. Es obvia la decepción y el enfado tras meses de duro entrenamiento.
Pero son precisamente esos meses los que me hacen sonreír en mi interior. No
habrá sido en Vitoria, pero será en otro. Este año he entrenado mejor que bien,
y el resultado acabará llegando. No ocurrirá en distancia Ironman en 2015, pero
aún me quedan otros triatlones en otras distancias. Olvidemos Vitoria y pasemos
al siguiente, la vida sigue, y tampoco es que haya sido el fin del mundo, oiga.
Bueno, quizá me esté engañando un poco. Rebobinemos. NO VOY
A OLVIDAR VITORIA. Por muchos motivos, pero el principal es que el Triathlon
Internacional de Vitoria-Gasteiz es la prueba más espectacular que he hecho
hasta la fecha. DE 10.
Impresionante desde los días previos (un poco chunga la
feria del corredor, no está a la altura de la prueba, en mi opinión), se
respira triatlón del bueno en cada rincón de la ciudad. Alucinante el entorno
natural del lago de Ullibarri-Gamboa, donde se realiza la natación. Muy bonito.
Guapísimas las carreteras de la prueba ciclista, recorrido
duro, mental y físicamente, pero muy divertido.
Sin palabras que puedan describir lo que es correr por la
ciudad con tantísimo público, era difícil no ponerte a llorar de pura emoción.
Lo dicho, un 10 a la Organización. Felicidades Eduardo
Martínez Lobera (tengo la suerte de conocer al Organizador, aunque solo sea a
través de entrevistas telefónicas por la radio), tu triatlón es una auténtica
pasada.
No voy a olvidar Vitoria, decía, y es que este Ironman
también se encargó de ponerme en mi sitio y bajarme de la nube “pseudo-pro” en
la que estaba instalado. Por Dios, que me perdonen los “pros” y los “pseudos”.
Estoy a años-luz de ellos. Sólo digo que me había flipado demasiado, y tanta
marca objetivo, tanto vatio y tanta vaina me habían hecho perder el norte. Me
he mirado en espejos en los que no debía mirarme. Luises, Enriques, Ivanes y
Josemarías, por citar a algunos, están fuera de mi alcance, pretender ser ellos
es engañarme. Piques tontos y supuestamente inofensivos, como el que he tenido
este año con Rafuky, tampoco han venido bien.
El estómago me explotó en el km 11 de la maratón, sí, pero
también falló la cabeza, este es el resumen de lo que pasó, para el que quiera
saber el final de la historia. En algún momento de esta temporada el espíritu “finisher”
que debe presidir el enfrentarme a la distancia Ironman fue sustituido por un
absurdo y a todas luces precipitado espíritu competitivo, egoísta y ansioso en exceso. Di por hecho que terminaría la prueba, ¡cómo no la voy a terminar!,
yo, que tengo ya dos Ironman. El Dios que maneja los hilos de la larga
distancia se encargó de decirme, “majete, esto es para que recuerdes lo duro
que es un Ironman, no hay que dar nada por hecho”.
Estoy contento por eso. Estoy feliz por haberme dado de
bruces contra el muro de la realidad Ironman. Toca volver a los orígenes,
disfrutar de la prueba y mostrar respeto a cada uno de los 226km de esta mítica
distancia. En Vitoria no supe hacer ni una cosa ni la otra, al menos en diversos
tramos de la carrera, y por eso no terminé.
Veamos qué paso, venga.
Domingo 12 de julio, 4am y Fonseca ya está arriba. He
dormido regular, pero no me siento cansado. Desayuno con Txema y salimos hacia
los autobuses que nos llevan a Landa para la natación. En el autobús nos
reunimos con Luis Herrero, que hace la distancia HALF. Voy charlando con Luis
para ir soltando nervios.
Llegamos a Landa. Llueve. Hace fresquete. No-me-jodas. No
llevo ni maillot extra, ni manguitos, ni nada. Estupendo Dani, a eso le llamo
yo ser previsor. Olvidas que esto es el País Vasco (aka Mordor).
Me asusto un poco, pero aún quedan 2h para el comienzo de la
prueba, démosle tiempo a que amaine y luzca el sol.
Amanece, que no es poco, y termino de colocar cositas en la
bici. Ayer olvidé la mitad de los inventos que debía colocar en las bolsas de
transición, gafas, geles de repuesto, calcetines…ya me vale la tontería.
También he de visitar al Sr. Roca por segunda vez en esta mañana, cosa rara en
mí, yo que suelo llegar con estos temas resueltos de casa.
Pasan los minutos, incluso las horas y se acerca el momento,
me coloco el neopreno, y con él ya puesto decido darme vaselina y protector
solar. Mal. Al revés, melón, primero los potingues, ya lo sabías. Por pura vaguería no me bajo el neopreno, así que no voy
a untarme de protector solar en la zona de la espalda y las piernas. Luego me
pasará factura, claro.
Llegan familiares y supporters, dejadme que haga un inciso y vaya con los agradecimientos. Agradezco enormemente y de corazón todo el apoyo y la comprensión recibida, especialmente cuando decidí
retirarme. Fue duro para mí asumir ese hecho, pero todos los que me han acompañado en el proceso son
encantadores y reaccionaron de forma increíble. Muchas gracias a todos. Ruth, por supuesto, Iker, Xilbi, Elena, Luismi, Naia, Roncesvalles, Juan, Luis, Sylvia, no me
olvido de Carlitos y Pablete, ni de Txemita, cómo no. Luis, mi entrenador, también los compis del
Atlético San Sebastián, del tri la Sagra, decenas de amigos y familiares
llenando mi muro de Facebook y a través de whatsapp. A las duras y las maduras,
dicen. Pues bien, habéis estado a la altura más que de sobra, justo cuando lo
necesitaba.
Venga que me pierdo. 5 minutos para calentar un poco la
natación, se nos van 3 intentando acceder al lago. Por supuesto nada más
zambullirme nos ordenan salir del agua. El tiempo justo para miccionar y soltar
un poco los brazos en un par de sprints de 30m.
Hablo con Javier Terán y con Iván, del Enphorma, club de mi
entrenador, Luis. Javier va al HALF, Iván se estrena en distancia IM, pero es
un crack, según me cuentan. Ya tuve ocasión de comprobarlo un día que salí con
él en bici. Va como un tiro, el tío.
Me coloco en posiciones delanteras, READY, SET…GO!!
Salgo fuerte y me llueven golpes a mansalva. Increíble,
demasiada pelea. A pesar de ello mantengo relativamente bien la calma. Lo bueno
de estar rodeado de salvajes es que no me dejan desviarme a la derecha, como
hago siempre. Llevo una lucha tonta con un “pesao” por mi derecha, me desvío,
se junta, me desvío, se junta. No tengo más remedio que arrearle el temido “golpe
en L”, invención del gran Kike Minaya. A partir de ahí ya no se junta tanto,
mira tú qué bien.
700m iniciales sin ritmo, sólo pelea, giro a izquierdas y
camino más tranquilo, nuevo giro y enfilamos el largo de vuelta. Voy
encontrándome mejor y acelero la marcha.
Se me hace un poco larga la vuelta pero voy bien. Llego algo
cansado al final de la primera vuelta, me incorporo, salgo del agua, vistazo al
reloj, 34 minutos, quizá un minuto peor de lo previsto, pero dadas las
circunstancias vamos bien, con un poco de suerte lo recupero en la segunda, con
mucho más espacio disponible.
Pues no, según me tiro de nuevo al agua se me monta el
femoral de ambas piernas. No me jodas.
Nada, no se sueltan. Cambio a espaldas y la cosa no mejora.
Paro un poco boca arriba, tengo que echarme a la derecha para que no me arrasen
y voy intentando que los músculos se suelten. Nada, sigo igual, en cuanto
intento darme la vuelta se me suben. Pues hala, a espaldas majete.
Me “casco” 700m a espaldas, a un ritmo lamentable, y sin
orientación ninguna, si me descuido acabo en el delta del Ebro. Cuando me doy
cuenta las boyas están a tomar por saco, un voluntario pasa por mi lado en
kayak pensando “pero dónde coño vas”.
Golpe recibido en las gafas, se me descolocan, me entra agua
y no consigo ponérmelas bien de nuevo, sigue entrando agua. Paro a un lado,
coño pero si hago pie, vaya mierda de profundidad. Pues nada, colócate las
gafas Dani, respira hondo y sigue, no mires el crono.
Llego al final de esta tortura, vaya mierda de natación me
va a salir. 1h17. Desastre.
Iker anima y yo tengo un cabreo de puta madre.
Paro a hacer pis en una cabina y después cojo la bolsa de
transición y me cambio, sin mucha prisa. Pregunto por Txema, va delante, pero
¿para qué preguntas?
Pensamiento positivo. He ahorrado 2 minutos en la
transición, con respecto a Gandía el año pasado, así que solo pierdo 3, porque
allí nadé en 1h12. Vamos Dani.
La bici es tal y como me la esperaba. Ondulada, sin un
descanso, subidas y bajadas cortas. Para que mis amigos de la Sagra se hagan
una idea es como ir de Lominchar a Yunclillos y volver, TODO EL RATO así,
durante 180km.
Son dos vueltas de 70km y una tercera más corta de 40km.
En la primera vuelta sopla el viento, pero no demasiado, me
pongo rápidamente en torno a 34kmh de media, y ahí decido quedarme, no miro las
cifras de potencia porque el Garmin va dando cifras raras, no tiene sentido que
en plena subida esté entregando menos de 100w.
Se me empieza a soltar la cinta de uno de los acoples, al
rato es una maraña que amenaza con enredarse con la rueda y provocarme un
accidente. A tomar por saco, tiro de la cinta y la arranco. Estupendo, la barra
está impregnada de pegamento y yo voy con las manos desnudas. Concentración
Dani, concentración.
Lo bueno de salir tan retrasado del agua es que voy
adelantando a todo hijo de vecino, les paso como un avión y me da confianza.
A mitad de vuelta nos juntamos con los del HALF, que vienen
de hacer la vuelta corta. No me jodas, vienen en grupos, esto parece un
olímpico, todo el mundo chupando rueda. Me veo incrustado en uno de esos grupos
y clavo frenos para echarme a la derecha y meterme de lleno en el ancho arcén,
por el que curiosamente no va nadie. Acelero, me pongo a su altura adelantando
por el arcén y les abronco, ¡SEPARAOS COÑO, NO OS DA VERGÜENZA! Algunos
reaccionan, la mayoría pasa. Luego dicen, aquí nadie hace DRAFTING, y unas
narices. De auténtica vergüenza, en serio. Porque sí, éramos muchos, pero en
esa larguísima recta espacio había de sobra para todos, y si no, te jodes y
frenas. La regla es que si te rebasan es tu responsabilidad guardar la
distancia, ¿no? Pues la guardas. Y si no te pones a dar pedales más rápido que
los demás y los adelantas, pero no te quedas a estela.
Entramos en Vitoria, concretamente en un polígono industrial
y aquí empieza a soplar un fuerte viento de cara. Llegamos al final de la
vuelta donde nos espera la subida a la presa. Bueno, tampoco es nada del otro
jueves, me lo esperaba peor.
Acabo los primeros 70km a 33kmh de media. Pues perfecto,
paradita a mear y seguimos, venga.
El viento ahora es más fuerte, cuesta más mantener el ritmo.
Por ir excesivamente concentrado en que no decaiga la velocidad media descuido
la alimentación y en el km80 empiezo a sufrir más de la cuenta. Me asusto un
poco, no jorobes Dani que aún te quedan cien…
Rápidamente cambio el chip, esa no es la actitud, no me
quedan cien, me quedan 10x10km. Me marco metas de 10km, hasta el 90 y llevas la
mitad, ahora otros 10, venga un poquito más…vamos Dani que estamos ya en el
120, 2/3 del sector ya son tuyos. En 20km acabas la segunda vuelta y ya solo te
queda la corta de 40. Así paso este bache sin perder demasiado ritmo, 32kmh al
final de la vuelta, con un viento que ha hecho mucho daño, de hecho me he dado
un par de sustos en un par de arreones del señor Eolo.
A por los 40 finales, vamossssss…
Los ya conocidos repechos del circuito cada vez cuestan más,
pero sigo manteniendo el ritmo, a pulsaciones muy controladas, incluso
demasiado, los vatios ni los he mirado en toda la ruta. Empiezo a echar cuentas
y me sale un tiempo de 5h45, más o menos. Bien, estoy en lo que quería, y eso
que el viento ha hecho muy duro el circuito, y ahora además se suma el calor,
tengo la espalda abrasada.
Tras salvar la última subida del recorrido decido soltar,
voy además escaso de comida y si fuerzo lo puedo pagar luego. Faltando 15km le
pego el último trago al bote de geles y con eso me tiene que durar hasta el
final.
Charlo con un triatleta catalán ya entrando en Vitoria,
harto de la bici, dice. Pues ya somos dos, tengo un dolor de culo que no veas,
pero de piernas creo que voy bien. Nos adelanta una juez que nos dice que nos
dejemos de charlas, vamos en paralelo pero estamos entrando ya en la ciudad,
hace la vista gorda.
En una rotonda plagada de polis y voluntarios repito la
broma del valenciano “salao” que me encontré en Arenales, ¿cuánto me lleva el
primero?, pregunto. Risas y aplausos. Tira que te saca un buen trecho,
txapeldun.
El GPS marca 180km y aún no he llegado a la T2, no
fastidies, metros gratis como que no ¿eh?
A los 180,2km aparece el arco que marca el final del
segmento de bici. Veo a mi gente y cierro el puño. Estoy contentísimo, al final
5h48 y 31,2kmh de media, DEPUTAMADRE Fonseca, te has marcado un “etapón”, y
además nada cansado, la tripa ruge, tengo hasta hambre, buena señal. Con
tranquilidad desmonto, le entrego la bici a un voluntario, me quito las zapas,
y con ellas en la mano corro los 100m hasta la carpa donde me esperan ansiosas
las zapatillas para salir corriendo.
Me hago con una silla y relajadamente en la carpa me siento
a ponerme las zapas, coger unos geles, tomarme uno sin mucha prisa,
incrustarme la visera y otro par de gafas de sol más ligeras, respirar
profundamente un par de veces y salir a correr. Espera, primero echa un pis y
suelta “lo malo”. Tengo que esperar un minutillo a que dejen una cabina libre.
Da igual, todo controlado.
Ahora sí echo a correr. Buenísimas sensaciones. Me pregunta
Iker qué tal, bien tío, de puta madre, de puta madre. Increíble el ambiente en
el centro de Vitoria, el público ruge, anima sin parar, estoy a punto de llorar
por la emoción.
Km1 en 5:20 tras parar en el avituallamiento a beber agua,
km2 en 4:58 y el 3 en 5:00, dónde vas Dani, frena, tu ritmo objetivo es entre
5:30 y 5:40. Pues a 5:30 me pongo venga. En el avituallamiento del km4 me tomo
otro gel, me entra regular, pero sin más, bebo agua y me refresco en las
piscinas de esas de niños que han puesto, con el agua fresquita. Sigo a 5:30, me
cruzo con Eneko Llanos, que de paisano pasea entre los triatletas como si nada,
me anima, “venga chaval, dale”. 5, 6 y ya estamos en el 7, y me tomo otro gel,
error. Primera sensación de pesadez en el estómago, y se traslada a la piernas,
empiezo a perder ritmo. Sudor frío, ay madre, algo raro me está pasando. Llego al
final de la primera vuelta, ya llevo 10,5km, en 58 minutos. De tiempo voy bien,
de sensaciones ya no tanto.
Pregunta Ruth cómo voy, y le hago un gesto así con la mano, “regular,
no muy bien”. Venga, muy bien, sigueeeeee, aguantaaaaa…
En 500m el Ironman se me va a ir al carajo. Llego al
avituallamiento, pido dos vasos de agua, me tiro uno por la cabeza, me tomo el
otro y….
A tomar por saco. Comienzo a vomitar a lo bestia.
Pinta mal.
Me rehago, me enjuago la boca y decido seguir, camino un
poco, echo a correr y…
Vuelvo a vomitar. Pinta muy mal.
Sudor frío, leve mareo.
Me empiezo a agobiar, miro el reloj histérico, hago cuentas
y no me sale nada en claro, andando vas a tardar…3h más…no, 4h más, espera
¿cuánto llevo?...mi mente no coordina, pienso en Txema, en Rafuky, cuánto me
sacarán, ya no bajo de 11h, y espérate que pueda bajar de 12h, bueno yo creo
que sí…todo esto lo pienso mientras camino agónicamente durante 2kms.
Vuelvo a vomitar por tercera vez.
Estoy fuera. En el km13 decido no seguir.
Me encuentro con Javier Terán, que ya ha terminado su HALF y
le cuento lo que me ha pasado. Venga Dani, sigue, me dice. Quedan 28km Javier,
así no quiero arrastrarme, es mucha tela. Me mira con cara de pena y asiente.
No he venido a Vitoria a arrastrarme hecho una mierda durante 28km. No he
entrenado tanto para esto. Ya he terminado 2 Ironman penando en la maratón, no
quiero hacerlo por tercera vez. Se acabó.
Estoy fuera.
Me quito el dorsal y deshago el camino, le digo a un
voluntario que me deje pasar, que me retiro.
Duro camino de vuelta, con el público animándome y
pidiéndome que me ponga el dorsal y siga en la competición. No lo hagas chaval,
venga siéntate un poco, recapacita y sigue.
No puedo, no, no puedo.
No me arrepiento, lo volvería hacer en las mismas
circunstancias.
Llego a la zona donde me espera mi gente, les cuento lo
ocurrido y me derrumbo a llorar como un crío, Iker llora conmigo, intentando
consolarme.
Sí, el final es un poco triste, pero creedme que ya está
olvidado. Me fui al hotel, me di una buena ducha, volví para animar a Txema y
verle entrar en meta, vaya carrerón que se marcó, el cabronazo.
Y nada más, me metí en la cama y me desperté al día
siguiente sin dolores, sin agujetas y con el pleno convencimiento de que hice
lo correcto.
Toca buscar una solución a mis reiterados problemas de
estómago. Dice Luis que el triatlón son tres disciplinas, nadar, bici y correr,
y que en cambio el Ironman son cuatro, las tres anteriores más la NUTRICIÓN.
Ya expuse en un post anterior que era una de mis asignaturas
pendientes, y visto lo visto no lo he solucionado. Toca analizar causas y
buscar alternativas de alimentación en la carrera a pie.
Mientras tanto seguiré entrenando como hasta ahora, tengo
buenos y grandes retos por delante, esto no acaba aquí. Hay que cerrar la
temporada de triatlón con un par de HALFS, algún que otro triatlón corto y
preparar a conciencia el siguiente gran reto: LA MARATÓN DE DONOSTI.
Con Vitoria tengo una cuenta pendiente, está claro. Ya
veremos si la saldamos el año que viene, o al otro. Pero la saldaremos.
En 2016 lo que sí que tengo claro es que tengo que volver a
disfrutar del Ironman, y qué mejor sitio para hacerlo que el mítico y aterrador
LANZAROTE.
Nos vemos allí el 21 de mayo, querido y odiado Ironman. Me
prepararé a conciencia para que a la CUARTA sea la vencida, y consiga de una
vez por todas dominarte.