Primer triatlón de media/larga distancia en el que termino
satisfecho y cumpliendo los objetivos que yo mismo me había marcado
previamente. Mi mejor triatlón hasta la fecha, DE LARGO.
Viajaba a los Arenales del Sol, Elche, con una extraña
mezcla de temor y esperanza. Me notaba fuerte, entrenando serio y bien, pero el
duatlón LD de Soria en el que competí semanas atrás había sembrado la duda. En tierras castellanas fracasé
estrepitosamente, desfondado, sin ritmo y con problemas musculares desde casi
el principio, acabando en los últimos puestos de la clasificación, algo
irrelevante en verdad, porque lo peor era tener la sensación de que todo el
esfuerzo de estos meses no estaba sirviendo para nada. Y me acojoné, así, sin
más. No encontraba explicación y la temporada se me echaba encima, comenzando con
una prueba que se las traía:
ARENALES 113 – TRIATLÓN DE ELCHE
O lo que es lo mismo, posible mar revuelto, circuito de bici
rápido pero no exento de duros repechos más la amenaza del viento y finalmente su
particular carrera a pie, con su afamado y temible tramo de escaleras (STAIRWAY
TO HELL, lo llaman), su paseíto por las dunas y sus cuestas imposibles. Uno de
los “media distancia” más duros de España, según los expertos.
Y allá que fui el viernes por la mañana, con mis incansables
Ruth, Iker y Xilbi como equipo de apoyo. En Elche nos reuniríamos con Txema,
Iván, Miri y Víctor, Rafuky Morán y otros 700 triatletas, entre los que se
encontraban los mejores triatletas del momento, Santamaría, Almagro, Cartmell,
Pakillo…y el gran favorito, el “local” Doménico Pasuello, que cumplió con los
pronósticos y arrasó en su prueba favorita.
Yo juego en otra Liga, me alegro mogollón por Pasuello y
Aída Valiño, la ganadora femenina, pero vamos a hablar de lo que importa,
hablemos “de mi libro”:
Al grano, esta vez sin “previas”.
6:30am y ya estamos Iván, Txema y yo en zona de transición,
últimas comprobaciones y a relajarme un poco bromeando con Rafuky Morán para
soltar nervios. Que si yo voy a nadar en 32, que si ya te pillaré en la bici,
que si no seas tan “flipao”, que si vamos a contar mentiras, tralará…
Dejamos la bolsa de transición en el ropero (impresionante
mochila ORCA gentileza de mi suegro), nos embutimos en el neopreno y corriendo
para la playa, mientras va amaneciendo poco a poco.
Da tiempo a probar el agua, así que le digo a Txema que
vamos “p’adentro”.
Puffff, ¡QUÉ FRÍA! Jooooooer….
14 grados. Me paraliza la cara, me agarrota cada músculo,
casi no puedo ni aflojar la vejiga para ejecutar mi tradicional micción dentro
del neopreno…aunque finalmente lo consigo, y el calorcito que sale de mi interior hace
que vuelva a correr sangre por mis venas.
Repito mentalmente mi táctica, "Persigue a Iván, persigue a
Iván, posiciónate delante y nada como en tu vida, Daniel…”
NATACIÓN
Bocina y vamos al lío, carrera al sprint chapoteando
mientras alcanzamos profundidad suficiente para sumergirnos.
Salgo rápido y con fuerza, la carrera por la playa ha
calentado mi cuerpo y braceo y doy patada con furia. Cada 10-12 brazadas levanto
la vista, todo ok, voy recto hacia la primera boya. Llevo buen ritmo, eso
seguro.
Antes de alcanzar la boya ya doy alcance a algunos de gorro
amarillo que han salido 3 minutos antes, eso me anima y sigo con el buen ritmo.
Giramos a derechas, levanto la cabeza y no veo la siguiente boya. No importa,
voy pegado a varios a mi izquierda y me dejo llevar. Noto de repente que algo
se suelta en mi muñeca, estoy a punto de perder el GPS, tengo que aflojar para
ajustarlo sobre la marcha y eso hace que me despiste. Los compis del lado
izquierdo han ido empujándome hacia la derecha, nos hemos desviado (bastante),
y además llegamos a la altura de varias chicas con gorro verde que van terriblemente
lento. Con furia pero con tacto (bueno, y también “contacto”) me deshago de un
par de damas, a una de las cuales literalmente levanto casi en vilo por la
cintura y la echo para la derecha. En este tramo estoy tirando a la mierda mi
espectacular natación, con tanta pelea, parón y esfuerzo inútil. Tengo que
corregir mucho mi rumbo para no saltarme la boya y ahí se me ha escapado un
tiempo precioso.
Nuevo giro a derechas y enfilamos hacia la playa. Vistazo al
GPS y ya marca casi 2000m, mierda. Y aún me queda un rato. Desato mi rabia en
un salvaje sprint final y piso la playa en 33 minutos, 34 cuando rebaso la
alfombra que marca el final de sector. Es un buen tiempo, pero no un tiempazo,
lástima, aunque debo estar contento.
Venga Dani, lo has hecho fenomenal, olvídalo y a otra cosa.
Pregunto a Susana por Iván, “Te saca 2 minutos”. Venga, no está mal. Imagino
que Txema va por detrás, porque no me han dicho nada.
Transición tortuga, as usual. Cuando estoy listo para
abandonar la T1 aparece Rafa Morán, congestionado. Le saludo y me doy prisa, “joder
Dani, acelera que éste va de cine en bici…”
BICI
Nada más salir un competidor se estampa contra las vallas,
por la manía de salir descalzo con las “zapas” insertadas en las calas sin
dominar el proceso en cuestión y perder de vista la calzada. No me alegro, por
supuesto, pero a algunos le está bien empleado por pasarse de flipatleta. Veo
que varios espectadores acuden a ayudarle, así que tiro para adelante.
Nada más salir serie de “cuestacas” y recorrido sube y baja
criminal, hasta salir de la urbanización “Arenales del Sol”. Madre mía, ¿y éste
es el circuito rápido?
Seguimos por carreteras chungas, estrechas y ratoneras, y aún
no consigo coger velocidad de crucero. Lo del circuito rápido debe ser una
broma. A partir del km10-15 empieza lo bueno, ahora sí. La carretera se
ensancha y la velocidad media va en aumento. Hay viento, bastante, pero con
tanto cambio de dirección vas cogiéndolo mucho rato a favor y los tramos que va
en contra no penaliza demasiado. Enfilamos una autovía cortada al tráfico en
ambos sentidos, ahora sí que vamos a volar…
Llevo ritmo constante, pedaleando fluido y con bastante
cadencia, como a mí me gusta. La media ya se sitúa en torno a 33kmh, y en ese
momento decido levantar el pie y dedicarme a mantenerla. En el km. 40 en un
giro de 180 grados diviso a Txema, en breve me dará alcance. 5km después ahí le
tengo, charlamos unos segundos, nos preguntamos por nuestras respectivas
sensaciones y allá que se escapa. Trato de seguirle y le tengo a la vista
durante otros 6-8km, aunque finalmente le pierdo, las piernas empiezan a
escocer y el corazón se me dispara. No es tu guerra Dani, a lo tuyo.
A mitad de recorrido llega el anunciado tramo en subida a
Alenda, bastante tendido, aunque el viento molesta y la estrechez de la
carretera y la acumulación de corredores hace esta parte del recorrido bastante
incómoda. El tema del “drafting” no está muy logrado, dicho sea de paso, se
forman bastantes pelotones y no hay mucho juez vigilando, aunque muchas veces
sea inevitable ir bastante pegado al resto de corredores. Aun así me aparto
rápido cuando me lo requieren y pierdo el mínimo tiempo posible rebasando a
otros triatletas, quiero cero problemas por este motivo.
Entre el 50 y el 60 tengo un bajoncillo y me cuesta mantener
el ritmo, aunque recuerdo los consejos de Luis, “mantén la media, mantén la
media…”. Me enchufo un par de geles bastante seguidos para dirigir energía
extra a mis sufridas “bielas” y el efecto placebo hace que apriete los dientes
y fuerce un poco el ritmo un poco más.
Venga Dani, empujoncito final y ya lo tenemos.
Sobre el 70 el viento ya es bastante molesto, atravesamos
carreteras aledañas al aeropuerto de L’Altet sobre un páramo descubierto y a
merced del dios Eolo.
Prometí a Luis una media en torno a 34-35kmh, y en torno a
34 voy, aunque soy consciente de que en el tramo final va a bajar, ya que los
últimos 2-3km hay que volver a subir las cuestas de Arenales del Sol. Es igual,
no me voy a volver loco ni pegarme un calentón innecesario de forma estúpida.
Voy a bajar de 2h35 cuando mi plan era hacerlo en 2h40, así que todo en orden.
Me descalzo en marcha en la bajada final y con cuidado descabalgo de mi BeBe.
Los “míos”, Ruth, Xilbi, Iker, Susana, Elena & Co. gritan como locos “VAAAAMOSSSS
DAAAANI…”
Transición rápida, inferior a 2 minutos, y con mucho miedo
echo a correr…
CARRERA
Joer, pues me noto fuerte, con mucho ritmo. Paro en un
urinario portátil a vaciar vejiga y eliminar toxinas antes de ponerme a correr
en serio. Se me va un minuto en el proceso, pero nuevamente no nos vamos a
volver locos por eso, ¿verdad, Fonseca?
Más ligero y sin la presión de la vejiga que me ha estado
torturando media bici salgo a correr animado y sonriente. Ritmos en torno a 4:30-4:40,
incluso en la zona de tierra y dunas, hasta llegar a las escaleras…
SantamadredeDeu, ¿pero qué es esto? Paso por el arco que
anuncia…
“STAIRWAY TO HEAVEN…OR HELL”
Pues va a ser HELL, señora.
Madre mía, vaya tela, menudo tramo de escaleras, no me
jodas. Aun así las hago corriendo, un primer tramo y luego un segundo, más
empinado.
Nuevo arco que pone fin al sufrimiento…¿o no?
Pues va a ser que no. A las escaleras, sin descanso, le
sigue una cuesta criminal, unos 300-400m que me recuerdan al “Ángel Caído”
madrileño, aunque mucho, mucho peor. Aquí tengo que parar a caminar, lo
reconozco, no puedo, las piernas me arden y el corazón se desboca. Increíble,
qué pasada, menudo tramo salvaje la dupla “escaleras + cuesta”.
Corono desfondado y me lanzo para abajo con un tembleque de
piernas de flipar. Hay que ir con la reductora y con cautela bajando, porque no
siento las piernas, como Rambo.
Termino la primera vuelta y vamos a por otra igual. Me he
ido cruzando con Iván y con Txema, ambos como aviones, aunque la cara de Txema
denota mayor sufrimiento, con problemas estomacales, según él mismo me hace
saber.
Por un momento contemplo incluso la posibilidad de bajar de
5 horas, aunque sé que voy muy justo y que la segunda vuelta no va a ser tan “alegre”
como la primera.
Efectivamente el ritmo decae, creo que he cometido el error
de comer poco, solo me he enchufado un gel en 8km, por miedo a que mi estómago
no lo tolerase, pero eso me ha hecho perder fuelle.
La segunda vuelta es un infierno, el calor, ya en pleno
mediodía, es sofocante, y la mente también empieza a fallarme.
Lo malo de los circuitos “a varias vueltas” es que sabes lo
que te viene, para bien o para mal, y mi mente va repitiendo, ahora tierra con
piedras, pequeño montículo, árboles pero poca sombra, subida, pasarela tortuosa
hacia las dunas, tramo de dunas, pasarela, cuesta arriba, paseo marítimo,
escaleras…
Acabo machacado, con el cerebro repitiendo, afloja, afloja,
afloja...
Además Iván y Txema van muy bien…¡cabrones! Tanto llorar con
las rodillas y justo hoy no les duele nada, ¡qué casualidad!
En serio, me alegro un montón por ellos, vaya carrerón se
están marcando, qué envidia.
Bueno, solo un poco de envidia, ¿eh? Porque yo voy a lo mío
y estoy más que satisfecho con la carrera que estoy haciendo. A cada paso
por el paseo marítimo voy sonriendo y poso para las fotos, aunque cada vez cuesta
más mantener la sonrisa.
Nuevo paso por las escaleras…y aquí ya no puedo más. Sólo
consigo hacer el primer tramo corriendo, y en el segundo ya tengo que apoyar
los brazos en las rodillas para impulsarme. En la subsiguiente cuesta mi caminar es patético. En el avituallamiento que corona este tramo un voluntario, con
síndrome de Down, le dice a su compañero que no puede animarme porque no llevo
mi nombre impreso en la camiseta.
“Me llamo Dani”
Sonríe y me dice “VAAAAAMOS DAAAAAANI, VAAAAAAMOS
CAMPEÓNNNNNN….”
Casi me hace llorar, meneo la cabeza, aprieto el culo y tiro
para arriba mientras le aplaudo.
En la cuesta abajo estoy a punto de caerme porque voy ya
frito, sin fuerzas para mantenerme medianamente recto en la pronunciada
pendiente.
Toca sufrir media vuelta más, en la tercera ya no hay que
subir las escaleras (afortunadamente).
Me cruzo con los Martínez brothers, y Miriam me grita que
acelere y mueva el culo. Voy frito Miri, voy frito, pero ya acabo.
Nuevamente empieza el último acto del baile: paseo marítimo,
bajada a los pinos, arena, piedras, montículo, subida, pasarela, dunas…
De las 5h hemos pasado a 5h10…y me da que tampoco va a poder
ser. Enfilo los 400m finales con el crono entrando casi en dicha marca…pues va
a ser que no. Me dejo llevar hasta la recta final y solo aprieto los últimos
150m. Lanzo besos a mis seguidores y cruzo el arco de meta en 5h11’26”
Objetivo conseguido.
Ximo, el Organizador de la prueba, me abraza, como hace con
todos y cada uno de los sufridos finishers de esta increíble y durísima prueba.
Busco a mi gente y reparto besos, abrazos y felicitaciones, especialmente
a Iván y a Txema, vaya tiempazo se han marcado ambos, Txema bajando
holgadamente de las 5h e Iván con unas estratosféricas poco más de 4h30.
Increíble.
Bueno, por lo menos he llegado antes que Rafa Morán, aunque sea
por un escaso minutillo. Las espadas están en todo lo alto para Vitoria, querido Rafuky.
Pedazo de triatlón este Arenales 113 de Elche. Repetimos
fijo, sentimiento compartido entre todos, me parece. Iván asiente y Txema tres
cuartos de lo mismo. Es una prueba especial, de eso no cabe duda, dura, pero
también rápida. Te deja un regustillo muy agradable en el paladar, casi tanto
como el de la segunda lata de cerveza que recorre mi sediento gaznate…
PRÓXIMO POST CON CONCLUSIONES Y ALGUNA QUE OTRA NOVEDAD EN MI
PROMETEDORA CARRERA COMO TRIATLETA DE FAMA MUNDIAL (Modo irónico: ON)