lunes, 20 de abril de 2015

POR FIN: ARENALES 113


Por fin.

Primer triatlón de media/larga distancia en el que termino satisfecho y cumpliendo los objetivos que yo mismo me había marcado previamente. Mi mejor triatlón hasta la fecha, DE LARGO.

Viajaba a los Arenales del Sol, Elche, con una extraña mezcla de temor y esperanza. Me notaba fuerte, entrenando serio y bien, pero el duatlón LD de Soria en el que competí semanas atrás había sembrado la duda. En tierras castellanas fracasé estrepitosamente, desfondado, sin ritmo y con problemas musculares desde casi el principio, acabando en los últimos puestos de la clasificación, algo irrelevante en verdad, porque lo peor era tener la sensación de que todo el esfuerzo de estos meses no estaba sirviendo para nada. Y me acojoné, así, sin más. No encontraba explicación y la temporada se me echaba encima, comenzando con una prueba que se las traía:

ARENALES 113 – TRIATLÓN DE ELCHE

O lo que es lo mismo, posible mar revuelto, circuito de bici rápido pero no exento de duros repechos más la amenaza del viento y finalmente su particular carrera a pie, con su afamado y temible tramo de escaleras (STAIRWAY TO HELL, lo llaman), su paseíto por las dunas y sus cuestas imposibles. Uno de los “media distancia” más duros de España, según los expertos.

Y allá que fui el viernes por la mañana, con mis incansables Ruth, Iker y Xilbi como equipo de apoyo. En Elche nos reuniríamos con Txema, Iván, Miri y Víctor, Rafuky Morán y otros 700 triatletas, entre los que se encontraban los mejores triatletas del momento, Santamaría, Almagro, Cartmell, Pakillo…y el gran favorito, el “local” Doménico Pasuello, que cumplió con los pronósticos y arrasó en su prueba favorita.

Yo juego en otra Liga, me alegro mogollón por Pasuello y Aída Valiño, la ganadora femenina, pero vamos a hablar de lo que importa, hablemos “de mi libro”:

Al grano, esta vez sin “previas”.

6:30am y ya estamos Iván, Txema y yo en zona de transición, últimas comprobaciones y a relajarme un poco bromeando con Rafuky Morán para soltar nervios. Que si yo voy a nadar en 32, que si ya te pillaré en la bici, que si no seas tan “flipao”, que si vamos a contar mentiras, tralará…

Dejamos la bolsa de transición en el ropero (impresionante mochila ORCA gentileza de mi suegro), nos embutimos en el neopreno y corriendo para la playa, mientras va amaneciendo poco a poco.


Da tiempo a probar el agua, así que le digo a Txema que vamos “p’adentro”.

Puffff, ¡QUÉ FRÍA! Jooooooer….

14 grados. Me paraliza la cara, me agarrota cada músculo, casi no puedo ni aflojar la vejiga para ejecutar mi tradicional micción dentro del neopreno…aunque finalmente lo consigo, y el calorcito que sale de mi interior hace que vuelva a correr sangre por mis venas.

Repito mentalmente mi táctica, "Persigue a Iván, persigue a Iván, posiciónate delante y nada como en tu vida, Daniel…”

NATACIÓN

Bocina y vamos al lío, carrera al sprint chapoteando mientras alcanzamos profundidad suficiente para sumergirnos.


Salgo rápido y con fuerza, la carrera por la playa ha calentado mi cuerpo y braceo y doy patada con furia. Cada 10-12 brazadas levanto la vista, todo ok, voy recto hacia la primera boya. Llevo buen ritmo, eso seguro.

Antes de alcanzar la boya ya doy alcance a algunos de gorro amarillo que han salido 3 minutos antes, eso me anima y sigo con el buen ritmo. Giramos a derechas, levanto la cabeza y no veo la siguiente boya. No importa, voy pegado a varios a mi izquierda y me dejo llevar. Noto de repente que algo se suelta en mi muñeca, estoy a punto de perder el GPS, tengo que aflojar para ajustarlo sobre la marcha y eso hace que me despiste. Los compis del lado izquierdo han ido empujándome hacia la derecha, nos hemos desviado (bastante), y además llegamos a la altura de varias chicas con gorro verde que van terriblemente lento. Con furia pero con tacto (bueno, y también “contacto”) me deshago de un par de damas, a una de las cuales literalmente levanto casi en vilo por la cintura y la echo para la derecha. En este tramo estoy tirando a la mierda mi espectacular natación, con tanta pelea, parón y esfuerzo inútil. Tengo que corregir mucho mi rumbo para no saltarme la boya y ahí se me ha escapado un tiempo precioso.

Nuevo giro a derechas y enfilamos hacia la playa. Vistazo al GPS y ya marca casi 2000m, mierda. Y aún me queda un rato. Desato mi rabia en un salvaje sprint final y piso la playa en 33 minutos, 34 cuando rebaso la alfombra que marca el final de sector. Es un buen tiempo, pero no un tiempazo, lástima, aunque debo estar contento.


Venga Dani, lo has hecho fenomenal, olvídalo y a otra cosa. Pregunto a Susana por Iván, “Te saca 2 minutos”. Venga, no está mal. Imagino que Txema va por detrás, porque no me han dicho nada.

Transición tortuga, as usual. Cuando estoy listo para abandonar la T1 aparece Rafa Morán, congestionado. Le saludo y me doy prisa, “joder Dani, acelera que éste va de cine en bici…”

BICI

Nada más salir un competidor se estampa contra las vallas, por la manía de salir descalzo con las “zapas” insertadas en las calas sin dominar el proceso en cuestión y perder de vista la calzada. No me alegro, por supuesto, pero a algunos le está bien empleado por pasarse de flipatleta. Veo que varios espectadores acuden a ayudarle, así que tiro para adelante.

Nada más salir serie de “cuestacas” y recorrido sube y baja criminal, hasta salir de la urbanización “Arenales del Sol”. Madre mía, ¿y éste es el circuito rápido?

Seguimos por carreteras chungas, estrechas y ratoneras, y aún no consigo coger velocidad de crucero. Lo del circuito rápido debe ser una broma. A partir del km10-15 empieza lo bueno, ahora sí. La carretera se ensancha y la velocidad media va en aumento. Hay viento, bastante, pero con tanto cambio de dirección vas cogiéndolo mucho rato a favor y los tramos que va en contra no penaliza demasiado. Enfilamos una autovía cortada al tráfico en ambos sentidos, ahora sí que vamos a volar…


Llevo ritmo constante, pedaleando fluido y con bastante cadencia, como a mí me gusta. La media ya se sitúa en torno a 33kmh, y en ese momento decido levantar el pie y dedicarme a mantenerla. En el km. 40 en un giro de 180 grados diviso a Txema, en breve me dará alcance. 5km después ahí le tengo, charlamos unos segundos, nos preguntamos por nuestras respectivas sensaciones y allá que se escapa. Trato de seguirle y le tengo a la vista durante otros 6-8km, aunque finalmente le pierdo, las piernas empiezan a escocer y el corazón se me dispara. No es tu guerra Dani, a lo tuyo.

A mitad de recorrido llega el anunciado tramo en subida a Alenda, bastante tendido, aunque el viento molesta y la estrechez de la carretera y la acumulación de corredores hace esta parte del recorrido bastante incómoda. El tema del “drafting” no está muy logrado, dicho sea de paso, se forman bastantes pelotones y no hay mucho juez vigilando, aunque muchas veces sea inevitable ir bastante pegado al resto de corredores. Aun así me aparto rápido cuando me lo requieren y pierdo el mínimo tiempo posible rebasando a otros triatletas, quiero cero problemas por este motivo.

Entre el 50 y el 60 tengo un bajoncillo y me cuesta mantener el ritmo, aunque recuerdo los consejos de Luis, “mantén la media, mantén la media…”. Me enchufo un par de geles bastante seguidos para dirigir energía extra a mis sufridas “bielas” y el efecto placebo hace que apriete los dientes y fuerce un poco el ritmo un poco más.

Venga Dani, empujoncito final y ya lo tenemos.

Sobre el 70 el viento ya es bastante molesto, atravesamos carreteras aledañas al aeropuerto de L’Altet sobre un páramo descubierto y a merced del dios Eolo.

Prometí a Luis una media en torno a 34-35kmh, y en torno a 34 voy, aunque soy consciente de que en el tramo final va a bajar, ya que los últimos 2-3km hay que volver a subir las cuestas de Arenales del Sol. Es igual, no me voy a volver loco ni pegarme un calentón innecesario de forma estúpida. Voy a bajar de 2h35 cuando mi plan era hacerlo en 2h40, así que todo en orden. Me descalzo en marcha en la bajada final y con cuidado descabalgo de mi BeBe. Los “míos”, Ruth, Xilbi, Iker, Susana, Elena & Co. gritan como locos “VAAAAMOSSSS DAAAANI…”

Transición rápida, inferior a 2 minutos, y con mucho miedo echo a correr…

CARRERA

Joer, pues me noto fuerte, con mucho ritmo. Paro en un urinario portátil a vaciar vejiga y eliminar toxinas antes de ponerme a correr en serio. Se me va un minuto en el proceso, pero nuevamente no nos vamos a volver locos por eso, ¿verdad, Fonseca?

Más ligero y sin la presión de la vejiga que me ha estado torturando media bici salgo a correr animado y sonriente. Ritmos en torno a 4:30-4:40, incluso en la zona de tierra y dunas, hasta llegar a las escaleras…


SantamadredeDeu, ¿pero qué es esto? Paso por el arco que anuncia…

“STAIRWAY TO HEAVEN…OR HELL”

Pues va a ser HELL, señora.

Madre mía, vaya tela, menudo tramo de escaleras, no me jodas. Aun así las hago corriendo, un primer tramo y luego un segundo, más empinado.

Nuevo arco que pone fin al sufrimiento…¿o no?

Pues va a ser que no. A las escaleras, sin descanso, le sigue una cuesta criminal, unos 300-400m que me recuerdan al “Ángel Caído” madrileño, aunque mucho, mucho peor. Aquí tengo que parar a caminar, lo reconozco, no puedo, las piernas me arden y el corazón se desboca. Increíble, qué pasada, menudo tramo salvaje la dupla “escaleras + cuesta”.

Corono desfondado y me lanzo para abajo con un tembleque de piernas de flipar. Hay que ir con la reductora y con cautela bajando, porque no siento las piernas, como Rambo.

Termino la primera vuelta y vamos a por otra igual. Me he ido cruzando con Iván y con Txema, ambos como aviones, aunque la cara de Txema denota mayor sufrimiento, con problemas estomacales, según él mismo me hace saber.

Por un momento contemplo incluso la posibilidad de bajar de 5 horas, aunque sé que voy muy justo y que la segunda vuelta no va a ser tan “alegre” como la primera.

Efectivamente el ritmo decae, creo que he cometido el error de comer poco, solo me he enchufado un gel en 8km, por miedo a que mi estómago no lo tolerase, pero eso me ha hecho perder fuelle.

La segunda vuelta es un infierno, el calor, ya en pleno mediodía, es sofocante, y la mente también empieza a fallarme.


Lo malo de los circuitos “a varias vueltas” es que sabes lo que te viene, para bien o para mal, y mi mente va repitiendo, ahora tierra con piedras, pequeño montículo, árboles pero poca sombra, subida, pasarela tortuosa hacia las dunas, tramo de dunas, pasarela, cuesta arriba, paseo marítimo, escaleras…

Acabo machacado, con el cerebro repitiendo, afloja, afloja, afloja...

Además Iván y Txema van muy bien…¡cabrones! Tanto llorar con las rodillas y justo hoy no les duele nada, ¡qué casualidad!

En serio, me alegro un montón por ellos, vaya carrerón se están marcando, qué envidia.

Bueno, solo un poco de envidia, ¿eh? Porque yo voy a lo mío y estoy más que satisfecho con la carrera que estoy haciendo. A cada paso por el paseo marítimo voy sonriendo y poso para las fotos, aunque cada vez cuesta más mantener la sonrisa.

Nuevo paso por las escaleras…y aquí ya no puedo más. Sólo consigo hacer el primer tramo corriendo, y en el segundo ya tengo que apoyar los brazos en las rodillas para impulsarme. En la subsiguiente cuesta mi caminar es patético. En el avituallamiento que corona este tramo un voluntario, con síndrome de Down, le dice a su compañero que no puede animarme porque no llevo mi nombre impreso en la camiseta.

“Me llamo Dani”

Sonríe y me dice “VAAAAAMOS DAAAAAANI, VAAAAAAMOS CAMPEÓNNNNNN….”

Casi me hace llorar, meneo la cabeza, aprieto el culo y tiro para arriba mientras le aplaudo.

En la cuesta abajo estoy a punto de caerme porque voy ya frito, sin fuerzas para mantenerme medianamente recto en la pronunciada pendiente.

Toca sufrir media vuelta más, en la tercera ya no hay que subir las escaleras (afortunadamente).

Me cruzo con los Martínez brothers, y Miriam me grita que acelere y mueva el culo. Voy frito Miri, voy frito, pero ya acabo.

Nuevamente empieza el último acto del baile: paseo marítimo, bajada a los pinos, arena, piedras, montículo, subida, pasarela, dunas…

De las 5h hemos pasado a 5h10…y me da que tampoco va a poder ser. Enfilo los 400m finales con el crono entrando casi en dicha marca…pues va a ser que no. Me dejo llevar hasta la recta final y solo aprieto los últimos 150m. Lanzo besos a mis seguidores y cruzo el arco de meta en 5h11’26”



Objetivo conseguido.

Ximo, el Organizador de la prueba, me abraza, como hace con todos y cada uno de los sufridos finishers de esta increíble y durísima prueba.

Busco a mi gente y reparto besos, abrazos y felicitaciones, especialmente a Iván y a Txema, vaya tiempazo se han marcado ambos, Txema bajando holgadamente de las 5h e Iván con unas estratosféricas poco más de 4h30. Increíble.

Bueno, por lo menos he llegado antes que Rafa Morán, aunque sea por un escaso minutillo. Las espadas están en todo lo alto para Vitoria, querido Rafuky.

Pedazo de triatlón este Arenales 113 de Elche. Repetimos fijo, sentimiento compartido entre todos, me parece. Iván asiente y Txema tres cuartos de lo mismo. Es una prueba especial, de eso no cabe duda, dura, pero también rápida. Te deja un regustillo muy agradable en el paladar, casi tanto como el de la segunda lata de cerveza que recorre mi sediento gaznate…

PRÓXIMO POST CON CONCLUSIONES Y ALGUNA QUE OTRA NOVEDAD EN MI PROMETEDORA CARRERA COMO TRIATLETA DE FAMA MUNDIAL (Modo irónico: ON)