lunes, 16 de marzo de 2015

CARRERA POR LA ESPERANZA 2015


Segunda participación en la que ha de ser un fijo en mi calendario cada temporada:
CARRERA POR LA ESPERANZA, a beneficio de FEDER, Federación Españolas de Enfermedades Raras.



Quien siga mi blog habitualmente sabrá que el año pasado tomé parte en esta carrera a petición de Lande, la pareja de mi madre, que en ese momento andaba luchando contra una extraña leucemia que desgraciadamente pudo más que él, falleciendo el mismo día en el que se celebraba la prueba.
Ayer, justo un año después, tomé la salida en memoria suya, y así haré siempre que pueda, año tras año.
Fría mañana en la Casa de Campo de Madrid, aunque el calor y colorido lo aportan las más de 4.000 personas entre corredores adultos e infantiles, así como acompañantes, que tiñen de morado la explanada del citado parque madrileño.
 

Mientras Ruth va tirando unas fotos yo aprovecho para calentar un poco antes de una carrera que promete ser agónica, de las que NO ME GUSTAN, odio las carreras rápidas, y ésta, con sus 5.000m de distancia, va a ser una de ellas.
No obstante me encuentro fuerte, aunque algo cansado tras el (duro) entrenamiento del día anterior, en el que hice un simulacro del Duatlón Larga Distancia en el que participaré en 2 semanas. Allí las distancias serán 12 (carrera) – 60 (bici) – 6 (carrera), mientras que el simulacro consistió en 10-50-5. Salió un entrenamiento interesante, y por lo menos ya sé, más o menos, que ritmos puedo aguantar en cada sector de la prueba. Pero toca centrarse en el 5K, venga volvemos, que me disperso con facilidad…
Caliento 2km a 5min/km y me coloco en posiciones delanteras en línea de salida, ya me ocurrió el año pasado que anduve el primer kilómetro sorteando corredores y me agobia.
Salgo rápido, como siempre quizá demasiado, pero decido no mirar el reloj hasta más adelante, vayamos por sensaciones. De repente me vibra la muñeca, olvidé que había activado la alarma de distancia, que me avisa a cada kilómetro, no la había tenido conectada hasta ahora. Kilómetro 1 a 3:45, pues…llevamos un ritmito alto, ¿eh, Fonseca?
Decido aflojar algo. Afortunadamente han cambiado la posición de la salida/meta y este año la primera “dificultad montañosa” no llega hasta pasado el km. 2, lo que creo que me beneficia, porque llego con algo más de ritmo. El año pasado esta primera rampa, a los escasos 500m de salir me reventó. Es más corta de lo que recordaba y rápidamente estamos descendiendo hasta el Embarcadero del Lago.
La larga recta hasta la siguiente subida, la de las pistas de tenis, se me hace larga y me empieza a pasar algún corredor, aunque muy poquitos, calculo que iré entre los 50-60 primeros.
Esta segunda subida sí que me revienta, y el cerebro empieza a dar señales de “ABORTAR, ABORTAR”. Cada vez me doy más cuenta de lo poco que me gusta sufrir. Vistazo rápido al GPS y si no espabilo puedo poner en peligro mi objetivo de bajar por primera vez de 20 minutos en los 5K, lo que significa correr a menos de 4min/km. Como siempre el angelito y el demonio de mi cabeza empiezan su pelea, uno diciéndome que aguante y el otro que arroje la toalla. Cuando estoy a punto de rendirme y dejarme llevar, aparece el cartel del kilómetro 4 y se acaba la subida, donde recuerdo las palabras del tío de la Organización al que le he preguntado por el recorrido:
“Desde las pistas de tenis todo para abajo hasta la meta”.
Venga Dani, último esfuerzo. Subo un poco el ritmo en la bajada, último giro a derechas y desde ahí calculo unos 500m a meta. Conozco lo que me queda por los triatlones varios que he hecho en este escenario. Es llano. Venga, que lo conseguimos.
Nuevo vistazo al reloj y al mismo tiempo al frente, buscando el arco de meta y tratando de regular el esfuerzo, con el corazón asomando ya por la garganta. Llegamos Dani, un puntito más, venga.
Como soy un poco “perro”, al final veo que me van a sobrar unos segundos (no muchos) y me dejo llevar levemente.
 

Cruzo la meta en 19:54 (@3:59min/km). Fin de la agonía. YEAH

 
 


Madre mía, estoy reventado. Entre la paliza del sábado y la intensidad de esta carrera voy a acabar el fin de semana pidiendo la hora. Busco a Ruth, le mando un beso fuerte a Lande, a mi madre y a Silvia, y me voy a reponer fuerzas, que nos lo hemos ganado.
Gracias Lande por haberme ayudado a conseguir MMP en la distancia, sin ti está claro que no lo hubiera hecho. Al final puesto 58/2690, acerté en mis cálculos sobre ir de los 50-60 primeros. Por supuesto es mi mejor puesto de siempre, y aunque la prueba es muy popular y mucha gente ha tomado parte de forma no competitiva, no dejo de estar orgulloso de la marca y el puesto.

 
 Nos vemos por aquí el año que viene, donde intentaremos hacerlo aún mejor, Lande. Un fuerte abrazo, Comandante.
 
 

 

jueves, 12 de marzo de 2015

MACROCICLOS, MICROCICLOS Y CINTAS DE VÍDEO


Pues resulta que empiezo a tener amigos que me llaman “freak”, tanto los de fuera del mundillo del triatlón como los de dentro. De los primeros me lo espero, lo normal, empiezas a usar terminología específica y te miran raro. Pero es que también hay compañeros triatletas que me sueltan “qué te pasa en la boca”. Y no, yo no tengo la culpa, los que ya tenemos unos años hemos estado llamando a las cosas de una manera en la que todos nos entendíamos y ahora van y me lo cambian. O a lo mejor siempre fue así, pero cuando yo estaba “al otro lado” me refería a ciertas cosas con lenguaje más comprensible. Voy al grano, mira que le gusta a la gente inventarse términos y “palabros” para confundir al personal. Uno ha estado toda la vida intentando seguir un plan de entrenamiento y de repente se encuentra de bruces con una “periodización”. Dios mío, lo mismo me baja la regla, a mis años…

Y no todo queda ahí, resulta que tenemos la periodización tradicional y la inversa. Pues que quiere que le diga, oiga, nos quedamos con la tradicional, no tenemos ni pajolera idea ni de una ni de la otra, pero mejor nos quedamos con la de siempre, la de toda la vida.

Bueno, pues ya tenemos el primer palabro, PERIODIZACIÓN, vamos, el plan. Y la periodización, el plan, se divide en macrociclos, mesociclos y microciclos. Aquí vienen otros tres palabros más, vamos con ellos:

MACROCICLO: Dícese del periodo tiempo gordo, gordo, desde que empiezas a entrenar una temporada hasta tu objetivo/s principal/es. Vamos que si yo este año voy a hacer por ejemplo el triatlón de Vitoria en julio y la maratón de Donosti a finales de noviembre, pues podría dividir mi periodización en dos macrociclos, uno más largo para Vitoria y otro más cortito para Donosti. Acabáramos.

MICROCICLO: Semanas. Pues coño, llamadlo semanas.

“No, es que un microciclo podría ser de una, dos o varias semanas”.

Pues llamadlo conjunto de “X” semanas.

“Es que se llama microciclo…”

Pues a mí me gusta más semanas, y así nos entenderíamos mejor y no pareceríamos gilipollas hablando ¿sabes?

MESOCICLO: Esto va a ser que se parece a mes. Pues sí, para qué nos vamos a engañar, son meses. Pero los pedantes de los entrenadores prefieren definirlo como el conjunto de microciclos con un objetivo similar, ya sea crear una “base” de entrenamiento al principio o perseguir un objetivo “específico”, como puede ser el desarrollo de la fuerza, la resistencia o la velocidad.

Vamos que yo le digo a mi madre que este microciclo estoy trabajando la resistencia, que es lo que pretendo potenciar en este mesociclo y pensará:
 “el niño ha perdido definitivamente la cabeza”.
Pero si le digo “Mamá que esta semana se trata de hacer esto para aguantar mucho, que es lo que llevo haciendo todo el mes…”, seguro que me entiende mucho mejor.

Estoy por trasladar esta jerga a mi entorno laboral. Como algunos saben (otros no, y lo descubrirán ahora), trabajo en Tecnologías de la Información.

 ¿Ah, eres informático?

Pues no, no lo soy.

 Ya, ¿y qué haces?

Pues proyectos de implantación de un software ERP específico…

¿WTF?

Nada, que soy informático.

Llevo años intentando explicar a familiares y amigos a qué me dedico. 15 años ya en esto, y aún no lo he conseguido. Mi madre se conforma con saber que no vendo drogas, ni me prostituyo.

Volvamos a los microciclos, últimamente me he imaginado diciéndole a mis clientes:

Pues en el conjunto del macrociclo de este proyecto, hemos pensado dividir la entrega del producto en 6 mesociclos, de manera que yo creo que tendrás una primera versión disponible dentro de 16 microciclos.

Si le suelto eso me echa a la puta calle al momento, fijo. Pensará, “¿pero qué cojones dice este tarado?”

Y en eso estamos amiguetes, absorbidos por la vorágine de microciclos, mesociclos y la madre que los parió. Resulta que pasé dos mesociclos de BASE y ahora voy ya por el ESPECÍFICO 2. El ESPECÍFICO 1 ha sido tela marinera, con unas palizas en bici de la muerte (como se nota que mi entrenador viene del ciclismo, el “jodío”), pero estoy muy, muy contento. Creo que estoy mejorando en bicicleta una pasada, incluso aguantando el ritmo de mis queridos “Roselines” (C.C. Roselin) de Parla sin problemas.

 
Bueno, a ver, sin problemas pero acabando medio muerto, en sendas palizas de 125km y 145km. Pero hasta Fran ha tenido que reconocer mi mejoría, así que vamos por el buen camino. En carrera también voy recuperando sensaciones, con mi archiconocida dolencia en el Aquiles dándome un respiro. Menos peso está teniendo la natación quizá, aunque no estoy preocupado, estaría incluso dispuesto a sacrificar algo el agua para seguir mejorando sobre las dos ruedas, por ejemplo.

 
 
También le he cogido el gustillo a los “bricks” (tal cual, ladrillo), dícese de la combinación de dos disciplinas, normalmente bici + carrera. En este mes, perdón, mesociclo, hemos metido tres bricks, y cada vez me siento mejor saliendo a correr tras soltar la bici con mis “jelly-piernas”, mis piernas gelatina, esa horrible sensación de que te vas a caer de boca por no controlar tus extremidades inferiores durante los primeros kilómetros, y que luego afortunadamente desaparece (justo cuando aparece la fatiga, fíjate tú).

El brick del domingo pasado fue especialmente divertido, en compañía de Iván y Rob (www.fromrusttoironman.blogspot.com), sobre todo cuando le dije a este último al terminar la bici que yo ya iba cansado y que saldría a correr en torno a 5:00min/km. A los 2kms Rob, con su inconfundible acento “british” me avisa “Dani, no es por nada, pero vamos a 4:15min/km, ¿estás seguro de poder aguantar este ritmo?”. Sí, sí, no hay problema. A los 7km los calambres eran inevitables y me arrastré penosamente hasta completar los 9kms previstos. Si es que Dani, no aprendes, hijo.

Pero estoy contento. Progreso adecuadamente, que diríamos los de la EGB.

Y eso es básicamente lo que os tenía que contar, queridos lectores.

¿Oye y lo de las cintas de vídeo?

Ah, sí. No tiene nada que ver, pero es que no se me ocurría otra forma de meter en el título algo relacionado con los vídeos que he subido a Youtube sobre mi “hazaña” en el FULL ICAN de Gandía del 2014.

No sé si es una hazaña, pero sí es mi hazaña, y cada vez que revisito los vídeos no puedo evitar emocionarme.

Vamos con los vídeos.

El primero, grabación de escasos segundos afrontando los 400m últimos de la prueba. Pasillo de espectadores y “mi gente” animándome y dándome el último empujón. Increíble.


El segundo, 6 minutos de imágenes que resumen un día inolvidable, con una banda sonora que personaliza mi estado de ánimo actual. FOREVER YOUNG. Así, sin más.