jueves, 31 de diciembre de 2015

BYE BYE 2015 (SAN SILVESTRE DONOSTIARRA)

Faltaba echar el cierre al 2015 en este mi querido blog, un año…digamos que FRUSTRANTE.
Pero no voy a hurgar en mi propia herida, toca mirar hacia adelante y aprender de los errores. Como bien concluía mi anterior post, A VECES SE GANA Y A VECES SE APRENDE, así que nada, se ve que este año pasado he debido aprender un montón…
Sí me gustaría resaltar algún aspecto positivo, y qué mejor que compartir lo que más me ha gustado de los nuevos triatlones que he descubierto en el pasado 2015.
LA NATACIÓN MÁS CHULA: Ecotrimad. Precioso, estrecho, tortuoso y espectacular circuito en torno al castillo de Buitrago. Muy, muy bonito. Por otra parte, también fue muy parcial más rápido en todo el año, así que ahí queda.
LA BICI: Aquí tenemos un poquito de todo. Ecotrimad tiene una bici muy bonita, aunque es terriblemente dura. Pamplona también me gustó mucho, sobre todo por ser un recorrido punto a punto, desde el camping de Aritzaleku hasta el mismo centro de Pamplona. Pero la bici de la que guardo mejor recuerdo es la de Vitoria, donde me marqué unos 180kms espectaculares, dándolo absolutamente todo en un recorrido rápido pero machacón, agotador, sin descanso ni tregua y convenientemente endurecido por el viento.
CARRERA A PIE: Aunque pueda parecer sorprendente,  me quedo con la “gymkana” de Arenales 113, por peculiar, por rara, por dura. Sus escaleras, pasarelas de madera y sus dunas no te dejan indiferente. Me gustó, tengo ese puntito masoca, qué le vamos a hacer, por eso en este 2016 repito.
EL AMBIENTE GENERAL: Sin duda, VITORIA. Atmósfera de puro triatlón, imposible no ponerte a llorar de pura emoción en muchos momentos de la prueba.
Y bien, ¿si tuviera que quedarme con un solo triatlón de todos los que hecho en 2015, con cuál me quedaría? Con PAMPLONA, con una natación muy chula, bici rápida y bonita, que se hizo dura por el viento (parece que es algo habitual en la zona, dado el circuito) y una carrera a pie sencillamente espectacular combinando el centro de la ciudad, recorrido de Sanfermines y riberas del río Arga. También significó el "palizón" del año, madre mía que "tunda" nos dio el viento y cómo sufrí luego en la carrera a pie. Pese a todo me gustó muchísimo.

Una pena que no pueda repetirlo este año, dada su cercanía en tiempo con el Ironman de Lanzarote (solo una semana de diferencia, imposible).
Y con esto me quedo del 2015, con lo mejor. Lo peor ya está olvidado, ha servido de aprendizaje y me hará más fuerte en este 2016 y los años venideros. Y como dicen que bien está lo que bien acaba, tocó cerrar el año de la mejor forma en mi querida Donostia –San Sebastián, participando en su San Silvestre.
Inmejorable ocasión para poner cara a buena parte de mis compañeros de equipo, el Atlético San Sebastián, ya que a la mayoría, exceptuando a unos pocos, solo les conocía a través del grupo de Whatsapp. Así pude compartir 9km y posteriormente unas bien merecidas cervezas con Peru, Emilio, Asier, Gari, Tanco, Ander, Jordi, Iván, Isma, el otro Iván…(y algún otro que se me habrá escapado o que sencillamente no recuerdo su nombre, ruego sepan todos disculpar mi torpeza). También conocí a Javi y Jokin en las “cerves”, aunque no corrieron.
Muy profesional la salida desde las flamantes instalaciones del club en plena playa de la Concha, todos en grupo calentando con gran disciplina siguiendo las instrucciones del “pro” del equipo, Peru Alfaro. No había calentado tanto y tan exigentemente en toda mi vida, de hecho dudé incluso de que me quedarán fuerzas suficientes para la carrera, jejeje.
Luego en carrera, unos irían a competir por los primeros puestos (Tanco, Peru), otros a ritmos igualmente estratosféricos (Asier, Emilio), otros muy, muy rápido (Jordi) y algunos querían ir  “cómodos”, a propuesta de Ander y que secundamos varios. “Cómodos” significaba ir a 4:30min/km y no me parecía mala idea. Luego por supuesto no se cumplió y fuimos más rápido, a 4:15min/km, en un grupo que acabamos formando el citado Ander, Isma, Gari, Iván y una “servidora”, aunque en los que kilómetros finales Iván terminó por descolgarse.
 

Buen calentón para acabar el año, en un recorrido chulísimo desde El Antiguo hasta Amara, pasando por Ondarreta, La Concha, cruzando por plena Parte Vieja hasta el Kursaal, playa de la Zurriola y vuelta por “el Bule”, Alderdi Eder hasta enganchar con la calle Easo y terminar en la plaza del mismo nombre. Mucha gente, mucho público y mucha animación, sin duda repetiré cada 2 años, siempre que me toque pasar la Nochevieja en Donosti.
Antes de las cervezas lo rematamos con un bañito en la playa con el agua...digamos que "fresquita", están locos estos vasco-romanos.

 
Cierro por tanto el 2015, y le abro la puerta a la esperanza de un 2016 que espero sea más satisfactorio, no ya en resultados, no saldré de la “clase media-baja” del triatlón, eso lo tengo claro, pero sí en sensaciones. Al menos ese es el objetivo para este año.
Nos vemos en este mi/vuestro blog, espero que con más asiduidad, la intención para este año es publicar entradas más cortitas con carácter semanal, explicando brevemente qué y cómo he entrenado/competido durante los 7 días anteriores, veremos si lo cumplo.
 
 
 
 

miércoles, 2 de diciembre de 2015

211 MINUTOS MÁGICOS: DONOSTI MARATHON


Las primeras líneas de esta crónica se las quiero dedicar a @Luis_vega_74.

Luis, amigo, te jodes.

No vas a encontrar un “no pudo ser”, “una lástima pero…”, “jugamos como nunca y perdimos…”.

Lo hice tío, fue increíble, fue fantástico, pudo ser espectacular y estratosférico, aunque se quedó finalmente en sobresaliente. Tendrías que haberme visto entrar en meta, entre lágrimas de alegría infinita y, por qué no decirlo, también alivio. En el fondo tienes razón, Luis. Ni yo mismo confiaba en “cascarme” una maratón así. Bien está lo que bien acaba. Ya era hora, joder. Después de una temporada digamos que aciaga, que empezó bien en Arenales pero que luego se fue torciendo poco a poco hasta desembocar en el desastre de Vitoria y posterior remate chungo en Medina de Rioseco, ya era hora de que algo me saliera bien.

Me inscribí a esta maratón de San Sebastián sabiendo que me arriesgaba mucho. Podía salirme bien y arreglar la temporada, o podía salirme mal y hundirme en la miseria más absoluta.

Todo o nada. Cara o cruz.

Salió bien (menos mal, oiga).

¡Cómo me alegro de apuntarme a última hora a la media maratón de Talavera de la Reina!

 Fue la primera vez en mucho tiempo que me sentí genial corriendo. Me sirvió para darme cuenta de que no estaba tan mal, que mis piernas aún sabían correr.

Bendito test de Gavela.  Qué golpe de moral positivo supuso hacerlo. Anticipaba una locura de marca que resulta tuve a mi alcance buena parte de la prueba, luego veremos por qué el resultado se quedó en sobresaliente y no fue estratosférico, pero esos 2x6000m pusieron mi autoestima en un nivel superior a escasos 10 días de la prueba.

No improvisar, respetar los descansos en los días previos, nutrición e hidratación previa, ser algo supersticioso y utilizar ésta o aquella prenda, o cenar exactamente lo mismo que cené el día antes de Talavera. Pequeñas cosas para afrontar el gran día con mayor tranquilidad, foco y confianza en mis posibilidades.

Y así me levanté una fresquita mañana donostiarra del día 29 de noviembre de 2.015.

Desayuné a las 6:30am, me vestí y coloqué en mis muñecas “friki-pulseras”  con el tiempo objetivo SUPER OPTIMISTA que pretendía hacer. 3h24, vamos ya te digo yo que ni de coña, pensaba. Pero bueno, Gavela y su test dicen que sí, que debería ser capaz de hacerlo, pues vamos a intentarlo, qué coño.

En el fondo mi objetivo real eran 3h30 (+/- 5min). Era mi primera maratón “a secas”, mis anteriores experiencias arrastrándome en los 42.195m de un Ironman no contaban. Pero si Gavela dice que puedo con ello lo voy a intentar. Decía Sebastian Kienle en el reportaje televisivo resumen del Ironman de Hawaii 2015, que algunos competidores adoptaban una estrategia conservadora sabiendo que eso les aseguraba un TOP5 en la clasificación final. Pero que él prefería arriesgar y “cagarla” sabiendo que haciendo eso contaba con un 10% de posibilidades de ganar y llevarse la prueba.

No, yo no iba a ganar nada. Pero si había un 10% de posibilidades de bajar de 3h25, pensaba que merecía la pena intentarlo. Y a por ello fui.

Me reuní con Luismi y juntos trotamos hacia la salida, situada cerca de la casa de mis suegros. Luismi corre la media maratón, es decir que podíamos ir juntos la 1ª de las dos vueltas de las que consta el circuito.
 
 
 

Me pregunta Luismi en cuanto pienso hacer esos primeros 21K. Pues 1h41, amiguete. Dice que sí, que en principio cree que puede aguantar el ritmo. Pues fenomenal, así voy distraído también en la primera parte, ya que en el km 22 se incorporará Isma para hacerme de liebre de ahí hasta el final.

Nervios en los momentos previos que aprisionan mi vejiga, por lo que tengo que evacuar precipitadamente instantes antes de la salida. Con el tiempo justo nos colocamos en nuestro cajón mientras suena un clásico “Highway to hell” por la megafonía. Pues espero que no sea así, porque un infierno de 42K puede ser “molto longo”, pienso.

Pistoletazo y comenzamos con calma, charlando tranquilamente Luismi y yo. Tras salir un poco acelerados, inevitablemente el ritmo del resto de competidores te lleva, un rápido vistazo al GPS me indica que vamos a 4:40. Ni de coña, toca echar el freno. Aviso a Luismi y me dice que lo que yo quiera, yo soy el que marcará el ritmo.

Aflojo y pasamos el primer kilómetro en 5:05. Bien.

Vamos bordeando el Urumea hasta el puente de Santa Catalina, donde desandamos el camino por la otra margen del río. Kilómetro 2 en 9:52 acumulado y bromeo con Luismi, “ya sólo me quedan 40”, con risa nerviosa (joder, pues no queda nada, madre mía).

Voy un pelín alto de pulso, en torno a 160, debería ir más bajo, sobre las 155, pero la verdad es que no siento que vaya alto, las sensaciones son mejor que buenas. De momento no me preocupo, aunque tendré que controlarlo.

En el km 3 me bajo los manguitos. He olvidado decir que la temperatura es ideal para correr, ideal para mí, entre 10-12 grados, nubladete, sin lluvia. Perfecto. Tengo un poco de calor y la verdad es que la camiseta interior de compresión podría incluso sobrar, es un día de correr en tirantes, pero bueno, es muy fina y no molesta.

Los kilómetros van cayendo sin nada reseñable, en el 4 paso en 20:12 y el 5 en 24:41 (parcial del último kilómetro 4:29, se me ha ido un poco de las manos, jeje). He acelerado “ligeramente” para clavar lo marcado por las pulseritas, bien, voy bien. Tengo que ponerme ya en velocidad de crucero entre 4:45-4:50min/km. Luismi se queja por ello.

 En el túnel de Zorroaga pierdo la señal de GPS, maldito Garmin, ahora ya me puedo olvidar del ritmo medio total, ya que me marca 500m de menos. Afortunadamente llevo dos relojes, como siempre, y puedo calcular a ojo los ritmos en el otro cronómetro normal.

Luismi se adelanta en cada avituallamiento para proveerme de agua y evitar que tenga que cambiar mi ritmo, ¡gracias amigo! Así da gusto correr.

Lamentablemente a la altura del kilómetro 8 me daré cuenta de que me he quedado solo, Luismi se ha debido quedar y no me he dado cuenta. Bueno, tengo un plan y he de seguirlo, cada uno tenemos que hacer nuestra carrera. Los kilómetros pasan volando y ya estoy en el kilómetro 10, que paso en 48:41, a escasos 6 segundos del objetivo marcado, que era 48:35. Voy de lujo.

Enfilamos ya por el paseo de la Concha hacia Ondarreta y Universidades. 12 kilómetros ya y fresco como una rosa, tiempo acumulado de 58:15 y parcial de 9:33 los últimos 2 kilómetros, esto es 4:46/km, y sigo de cine, oiga. Al girar 180 grados en la zona de los Polígonos me cruzo con Luismi y nos damos ánimos mutuamente.

Sumo 3 kilómetros más y llegamos al 15. 1h12:33, lo que significa que sólo pierdo 5 segundos frente al objetivo “pulseril”. Empiezo a fliparme un poco, y a la vez me asusto, voy demasiado bien y me pregunto si esto no me pasará factura posteriormente.

Tras pasar por el túnel que separa Ondarreta de la Concha atravieso el primer momento “malo” a nivel mental. Llevo 17 kilómetros y cometo el error de calcular “lo que me queda”:

25 kilómetros.

Error, la cifra me aplasta. Me acojono y empiezo a darle vueltas a la cabeza. “Ojo, Dani, lo vas a pagar luego”, “queda mucho”, “aún no llevas ni la mitad”. Inconscientemente aflojo el ritmo, y ya solo pienso en llegar al estadio y que “me recoja” Isma para acompañarme en la segunda mitad.
 

En el 20 paso por casa de mis suegros, 1h36:54 y ya voy palmando 34 segundos con las pulseras. Eso no importa ahora. Ahí están animando y sacando fotos, también están mis cuñadas, Shandra y Natalia, que gritan como locas “VAAAAAMOOOOOS DAAAAAAANIIIIII”. Sonrío y saludo, “decidle a Ruth que todo bien, eh?”. Mi mujer, por temas de trabajo, no ha podido acompañarme esta vez.
 

He visto a Isma, me señala la posición donde se incorparará. ¿Todo bien?, pregunta. Sí, todo bien, pulgar hacia arriba.

Llego al estadio de Anoeta y nos hacen pasar por dentro también a los de la maratón. Observo con envidia como los de “la media” enfilan a recta de meta mientras a nosotros nos sacan por otra puerta…ufff, pues no me queda “ná” aún…

Llego al 22 y veo que Isma echa a correr por delante.

¿Cómo vas? ¿Un pelín más lento de lo previsto, no?, pregunta.

Espera que compruebo, marco el parcial 22 en el crono en 1h46:31. Sí, voy palmando 40 segundos, le respondo.

Bueno, eso da igual ahora, replica. ¿A cuánto nos ponemos?

4:50, le digo.

Pues venga, déjate de pulseritas y cronos y sígueme. Le hago caso y me pongo detrás de él.

¿Pulsaciones? Bien, sorprendente al paso por mitad de carrera se han ajustado a la baja y ahora voy en las 150-155ppm previstas.

Me relaja mucho mentalmente olvidarme de tiempos y pulseras y simplemente tratar de seguir a Isma. Cuando pasamos el kilómetro 25 le digo que me adentro en territorio desconocido, nunca antes he corrido “de seguido”, sin parar y siempre “a ritmo”, tal distancia.

Sonríe y me dice que no piense en eso ahora. Vas bien, me dice, venga seguimos.

Kilómetro 26 en 2h06:20. 1h20segs ya por detrás de mis pulseras. Isma me abronca, ¡que te dejes de pulseras!

Venga, vale.

He llegado ya al "mítico y atemorizante" kilómetro 30. Justo entonces paso también por el avituallamiento donde Carmen, compi del AtléticoSS, me reconoce y también salta y anima como una loca “AÚPA DAAAANIIII, AÚPA DAAAANIIII”.

¿Quién era?, pregunta Isma. Carmen, ¿no la has reconocido?.Ah, pues no.

30 kilómetros ya, 2h26 justas. Respiro profundamente. En teoría comienza la zona del MURO, esos 5 kilómetros  fatídicos que van desde el 30 hasta el 35 y donde se supone que el tío del mazo está esperando para arrearte detrás de cualquier esquina.

Isma se percata. Va Dani, nos queda una carrerita de 12 kilómetros. Vas de puta madre, ¿cuándo te parece que apretemos?, pregunta sonriendo con malicia.

Vamos a pasar el 35 y ahí te digo como voy, ¿vale? La verdad es que voy de lujo, la pierna derecha quizá ya algo cargada.

Es normal, no te preocupes, replica el bueno de Isma. Venga, si llegas bien al 37-38 le damos a tope hasta el final ¿eh? Vas muy bien. Ahora lo importante es vigilar la técnica de carrera, braceo de hombros, entrada de pie, etc. El cuerpo ya va cansado y descuidamos la postura. Cuenta las zancadas por minuto, en teoría deberías llevar la misma cadencia que en bici.

Estoy yo como para ponerme a contar zancadas, Isma, no me jodas.
 

Volvemos a pasar por el paseo de la Concha e Isma me avisa, venga esto ahora pica ligeramente hacia arriba todo el rato hasta que giremos en Universidades en el 35, es normal que el ritmo decaiga ¿eh? No te preocupes por eso ya.

Cada kilómetro ya cuesta, pero sigo encontrándome suficientemente bien. Ya quisiera correr yo los 21K de un medio IM como estoy afrontando los últimos 12 kilómetros de esta maratón, por ejemplo. El ritmo por kilómetro empieza ya a irse un poco por encima de 5min.

En el 34 Isma me dice que me tome un gel. Le digo que no, que llevo el estómago algo revuelto. Pues nada, mejor no te lo tomes.

Paso por el kilómetro 35 en 2h50:45. Ya llevas 10 kilómetros “en lo desconocido”, apunta maliciosamente Isma. Pues sí, y ni rastro de muro ni tíos del mazo.

Aquí me vengo arriba. Le digo a Isma de apretar, pero me dice que espere a pasar la mini-cuesta del túnel de la Concha, que va a escocer.

Parece adivino el tío, llevo 37 kilómetros ya, 3h01:13, y cuando decido que voy a desatar a los caballos y darlo todo,  sobreviene “la tragedia”.

En mitad del túnel un calambre/cornada mortal se ceba sobre mi pierna derecha en la zona isquiotibial. “Zasca” y no puedo dar un paso. Lanzo un alarido, me echo la mano sobre la pierna, paro y trato de estirar.

Estiro, estiro, estiro, y miro nervioso el crono.

Olvídate Dani, venga. ¿Puedes seguir? Me dice Isma, tómate el gel ahora. Trago el gel y trato de volver a correr con torpeza. Paso por el kilómetro 38 en 3h06:40, calculo mentalmente con rapidez y veo que el 3:30 lo voy a tener chungo en estas condiciones. Justo entonces nos pasa la liebre de las 3h30 seguida de un numeroso grupo de corredores.

¿Intentamos seguirles? Pregunta Isma.

Trato de subir el ritmo y al momento niego con la cabeza. Imposible. Mierda.

Es el único momento de decepción que me voy a conceder en toda la carrera. Miro a Isma por última vez con cara de pena, se da cuenta y me dice otra vez:

OLVÍDATE DANI. Venga queda lo mejor, en cuanto giremos en la calle de Easo te espera un pasillo de gente hasta la meta. Ahora es el momento de disfrutar.

Sacudo la cabeza y me digo que tiene razón. Al girar en Easo efectivamente el griterío es ensordecedor. Inevitablemente el público te lleva en volandas y subo el ritmo, y al instante la pierna derecha me dice que de qué voy. Nueva parada a estirar, este tramo pica hacia arriba hasta falta de 1 kilómetro para meta.

Paso por el 40. ¡Cuarenta kilómetros ya! Qué carrerón me he marcado, madre mía. Último tramo de subida y leve bajada hasta llegar al estadio de Anoeta.

Último kilómetro ya, paso de nuevo por casa de mis suegros.

Isma me avisa que no va a entrar en el estadio (va sin dorsal). Chocamos la mano y le doy infinitas gracias.

Sonríe y disfruta, Dani. Sonríe y disfruta, avisa Isma por última vez.

En cuanto me quedo solo rompo a llorar. Giro a derechas a la altura de la parada del “Topo” y el pasillo de gente se estrecha, vamos de uno en uno mientras la gente aplaude y anima. No puedo parar de llorar, devuelvo los aplausos y luego levanto y cierro el puño en señal de victoria.
 
Justo cuando entro en el estadio se cumplen las 3h30. Me la pela.

Me quedan 300m y ni siquiera me voy a preocupar de apretar para bajar de 3h31, posiblemente tampoco podría.

Da rabia porque sin el maldito calambre estoy segurísimo de que los últimos 4 kilómetros hubieran sido salvajes, iba muy, muy fuerte aún. Retrasar ese último gel, con las sales, potasio y magnesio que contiene, posiblemente tuvo su consecuencia, pero preferí asegurar el estómago esta vez. Nada que reprocharme.

Últimos 100m y veo a Luismi, Iker y Alfredo entre el público en la recta de meta, les señalo y cierro el puño con rabia. Lloro sin parar.


3 horas, 31 minutos y 12 segundos después de haber iniciado este increíble reto cruzo la meta.

¡LA LECHE!

Espero ansioso que me den mi medalla, ¡qué bonita es!



Ya era hora, coño, ya era hora. ¡Qué falta me hacía un resultado así!

Ha sido un año duro, mucha frustración y rabia contenida. Mucho cachondeo entre mis amigos-rivales. Lo doy todo por bien empleado. No siempre se gana, lo dicen hasta los azucarillos.
 

“A veces se gana, y a veces SE APRENDE”.

domingo, 8 de noviembre de 2015

B/SS 2015: CORRER SÍ, PERO CON CABEZA

Sin querer ser para nada alarmista, ni sentar cátedra en esto, no soy nadie para hacerlo, quiero comenzar con un mensaje para concienciar al personal lector:

CORRER 20KM NO ES NINGUNA TONTERÍA.

Es una distancia seria, y si a eso le sumas un perfil de carrera duro y una climatología adversa, te puedes encontrar con lo contrario a lo que buscas. Para muchos la Behobia es un día para disfrutar, puede ser el reto de año o una carrera más en la temporada, pero ha de ser una fiesta del running, lo que no tiene que ser en ningún caso es la última carrera de tu vida.

Nuevamente la Behobia/SS se ha cobrado una víctima, otro chaval que se deja la vida disputándola. Puede ser casualidad o causalidad, no tengo la información suficiente, a lo mejor era su día, tenía algún tipo de problema cardiaco desconocido y el sobreesfuerzo y los casi 30 grados de calor con los que se disputó la prueba hicieron el resto. Lo que no es casual, otra vez, son los más de 400 atendidos, no sé cuántos hospitalizados y cinco corredores en la UVI. Y es que la gente es la polla, así, sin rodeos. Queda muy bien escribir en las RRSS que uno cuando se pone un dorsal se entrega “a muerte” o que “antes muerto que #DNF” (Did Not Finish). Pero no, “a muerte” y “muerto” son solo una manera de hablar y servidor no está dispuesto a llevarlo al pie de la letra.

Toda la semana llevaban avisando desde la Organización que sería un día duro, que se prestara especial atención a la hidratación en los días previos y durante la prueba, que no se forzara en exceso y que nos olvidáramos de marcas y de batir records personales. Y a pesar de ello otra vez el hospital acabó lleno de corredores.

Yo bien, gracias.

Bien gracias porque no quise acabar en el hospital, porque al tercer corredor que vi desplomarse delante de mis narices me dije a mí mismo que no, que pasaba de seguir el mismo camino. Levanté el pie del acelerador, me olvidé de batir mi marca y me dediqué a disfrutar del resto de la prueba. Me quedaban aún 10km cuando decidí aflojar y había muchas manos de niños que chocar, muchos corredores catalanes con sus esteladas a los que “picar” un poco al grito de “Arriba España, chavales” y muchas sonrisas y eskerrikaskos que dedicar a este público increíble que acude en masa para animarte,  en lo que tiene que ser un día grande en Guipúzcoa, en el País Vasco y en toda España. La Behobia es la MEJOR CARRERA POPULAR del país con diferencia, de aquí a la Luna con la siguiente. Y a pesar de ello comienza a crearse una leyenda negra alrededor de ella, tres muertos en las últimas 6 ediciones. Ya digo que posiblemente sea simple estadística, desconozco cuál es el ratio (fallecidos x número de participantes), pero está claro que es más probable que suceda en una carrera de 30.000 corredores que en una de 2.000 únicamente.

Y ya, esta ha sido mi reflexión sobre lo acaecido el domingo en mi prueba preferida. A pesar de todo La Behobia seguirá siendo mi carrera favorita, y siempre que pueda estaré en la línea de salida, unas veces para competir y otras veces con el objetivo de únicamente terminarla. Pero siempre disfrutándola, y nunca arriesgando hasta el punto de poner en peligro mi vida. Hasta ahí podíamos llegar.

 Ahora vamos con la crónica, ¿os parece?

Domingo 8 de noviembre. A las 8:30am cogemos “el Topo” Luismi y yo camino de Irún-Ficoba. Finalmente Iker, en primer lugar, y luego Isma, se han “rajado” y no disputarán la carrera alegando “lesioncitas” y “catarritos”. Vaya par de “mataos”.

En el Topo, atestado de corredores, un hijo de mala madre decide aliviar sus “malos aires” y deja el vagón en cuarentena, Dios le corresponda con una mala diarrea en plena carrera por su desahogo, cagüensusmuelas…

Al llegar a Irún, frontera con Francia, rápido nos subimos en un autobús que nos dejará cerca de la salida, en la parte francesa de “Béhobie”. Cruzamos a pie el puente sobre el Bidasoa que hace de frontera y ya estamos de nuevo en España.

Hace un calor de mil demonios, son las 9am y estamos a 24 grados, y a eso le sumamos el viento sur. No, efectivamente, parece que no va a ser día para grandes marcas. Pese a todo aún me mantengo en mi idea de seguir a la liebre de 1h30 hasta el km. 10…y luego ya veremos.

Terminamos de prepararnos Luismi y yo, fotito al canto y abrazote de despedida, yo me marcho a calentar un poco y a buscar mi grupo de salida, dorsales rojos con salida a las 10:17am.



Tras trotar un poco, busco ya rápidamente posicionar en mi grupo y buscar a la liebre, a la vez que trato de localizar a Jorge Illán, un conocido de Madrid que sale en el mismo grupo, aunque me temo que entre los más de  4.000-5.000 que salen en dicho grupo va a ser misión imposible.

Mientras se acerca la hora de la salida me distraigo mirando el culo a las chicas. Sí, qué pasa, les miro el culo, ¿algún problema?

Hace calor y la gente va con poca ropa, mucho “top” ceñido y braguitas running apretadas. Bien, muy bien. En especial las francesitas, mucha Sylvie y Stephanie con tipazo mientras tarareo distraído el “En blanco y negro” de Barricada, que suena atronador por los altavoces:

SÓLO QUIERO SER MÁS RÁPIDO QUE ELLOS, ECHAR TODO A PERDER, UN DÍA TRAS OTRO…

“Minutu bat” para la salida, canta el speaker. ¿Un minuto? ¿Ya? Joer cómo pasa el tiempo.

Goazen! (Vamos!) y ya estamos corriendo. La piel de gallina una vez más de pura emoción cuando atravieso el arco de salida y suena el bib, bip, bip de los chips al pisar la alfombra dispuesta para ello.

Me he despistado un poco con las francesitas y los Barricada y tengo a la liebre un pelín lejos, kilómetro 1 a 4:43, bueno venga, bien, seguimos.

Me muero de calor ya (y pensar que quise traerme los manguitos…), paso por el km 2 en 4:42 (vas palmando ya 25segs con respecto al ritmo objetivo Dani, tenlo en cuenta). El avituallamiento me pilla en el lado contrario, pero no me lo puedo saltar, aflojo y me cruzo para pillar sendos vasos de agua, uno al gaznate y otro sobre la “burua” (cabeza).

La liebre se empieza a escapar, pero aún no me preocupo. Kilómetro 3 en 4:32, la cosa mejora, continuamos para bingo. Primer atendido que veo en camilla junto a una ambulancia, joder, ¿ya en el kilómetro 3?

Dejamos ya Irún por Ventas y empieza una fuerte bajada, toca aplicarse. El 4 cae en 4:20 y el 5, seguimos bajando, en 4:21. En 2 kilómetros casi hemos recuperado todo lo perdido y estamos ahí, en el objetivo.

Comienzan las rampas de Gaintzurizketa, sin una maldita zona de sombra y sé que toca sufrir. Son 2 kilómetros subiendo y no debo subir de 5:00min/km. El km.6 a 4:50, bien, pero el 7 se me va a 5:23, se me ha hecho larguísimo, pese a que otro competidor, grandote como yo, me anima al grito de “vamos grandullón, que a los fuertotes nos toca sufrir!! ahora nos los zampamos en la bajada”.

Aprieto los dientes y me pego a su culo. Sonríe y le doy las gracias al coronar la subida. Toca lanzarse en plan kamikaze en los casi 5 kilómetros siguientes.

El kilómetro 8 en 4:25, no voy bien, debería estar rondando los 4min/km. Veo desmayarse a un tío delante de mí. Madre mía, ya estamos como hace 4 años, pienso (la edición de 2.011 se celebró en condiciones parecidas, mucho calor y humedad, y fue un desastre de personas atendidas).

Cae el kilómetro 9 en 4:23 y mi objetivo se esfuma por momentos, ya no veo a la liebre de 1h30 y debería estar recortándole el terreno perdido en este largo tramo de bajada, donde la gravedad de mis casi 90kgs debería ser un plus, pero no, ni plus ni plas.

En el km 10 me da un leve mareo, me cuesta fijar la vista y ahí decido que mi carrera en modo competitivo se acabó. En el siguiente avituallamiento me paro tranquilamente a recoger tres vasos de agua, me bebo dos y arrojo el tercero por donde cae y aflojo el ritmo, acabando este parcial en 4:40min/km. Seguimos bajando pero yo ya estoy en otro rollo. Otro corredor que veo que es evacuado en ambulancia, pero qué coño está pasando, no me fastidies.

Respiro profundamente, meneo la cabeza, venga Dani no pienses en eso, sonríe y ponte a chocar las manos con los niños, devuelve los aplausos al público y prepárate para entrar en Rentería, que te han dicho que es una pasada de público. El recorrido cambió el año pasado (no disputé esa edición), y este tramo es nuevo para mí.

Todo lo que me dijeron de Rentería es poco. ALUCINANTE atravesar la población con el público rugiendo a ambos lados de la calle. Increíble, impresionante.

Jaleo a la concurrencia agitando las manos y sigo con mi pique con los “estelados”, siempre de buen rollo y desde el respeto. Mi “arriba España chavales” es contestado con un “visca Catalunya lliure”, con sonrisas, aplausos y ni un mal gesto.  

Ojo con la rampita de Capuchinos, vaya tela, 300-400m que me dejan frito, he ido bajando el ritmo paulatinamente, 11 y 12 alrededor de 4:50min/km, el 13 con la subidita de Capuchinos se me va a 5:15, pero vamos que me da igual, ya he cambiado el chip y no voy pendiente del crono.

Entramos en Pasajes y me posiciono en el lado izquierdo al pasar por casa de José y Merche, los tíos de Ruth. Les localizo a ambos y saludo a gritos mientras continuo corriendo.

14 y 15 ya por encima de 5min/km y llegamos al 16 y las primeras rampas de Miracruz. Aquí agacho la cabeza para no ver lo que me queda de subida, pasitos cortos y pim, pam, pim, pam. Primeros amagos de calambres en la parte más de dura de la subida (¿WTF?, calambres en una carrera de 20K?), nunca antes me había pasado en una carrera popular. Corono Miracruz en el 17, a 5:45 y tiro para abajo.


No puedo forzar mucho el ritmo aunque mi intención era darle un poco de vidilla a la bajada, pero en cuanto trato de acelerar la zona de los isquiotibiales de la pierna izquierda me amenaza con “montarse”. Pues nada, aflojo otra vez y ya llegaré.

Sigo con mi proceso de disfrute de la carrera, sonriendo, animando al personal y vacilando con los niños que hay en el público.

Último avituallamiento en el 18, me “baño” con vasos de agua y sigo bajando por la avenida de Ategorrieta en dirección a la avenida de Navarra. Acojona ver la cantidad de “walking dead” en ropa de deporte que caminan lastimosamente por este último pequeño tramo en subida. La gente va muy, muy perjudicada. El día en Donosti, con las playas a rebosar de gente por el calor, ha hecho estragos en la carrera.

Enfilo ya la recta de la Zurriola y entramos en el último kilómetro, trato de apretar pero qué va, la pierna izquierda me dice que ni de coña, en cuanto intento bajar de 5:00 se queja.  Había que intentarlo…

A la altura del Kursaal y del puente sobre el Urumea trato de buscar con la mirada a Ruth y resto de familiares y amigos, ahí está Ruth, que me grita:

¡¡¡¡Daniiiiiiiii, vaaaaaaamossssss!!!

Inclino el pulgar hacia abajo y hago notar que estoy K.O. sacando la lengua, pero no es cierto. La verdad es que estoy bien, no he forzado ni de lejos.


 ¿Podría haber dado más? Ciertamente.

¿Era el día para jugársela? No.

No, si no querías acabar en el hospital.


Entro en meta en 1h37:27, más feliz que una perdiz.

Voy al encuentro de los míos, hago acopio de cervezas Radler con limón y todo tipo de vituallas y espero a que entre Luismi en meta, comentemos todos la jugada, luego a por la ducha y a comer txuletón regado con buen vino, que es a lo que hemos venido.

El día señalado para exprimirme y hacer una marca que me deje satisfecho es el 29 de noviembre, en la maratón.

Este domingo 8 de noviembre he acabado satisfecho por otros motivos, fundamentalmente por saber reconocer las señales que mi cuerpo me enviaba,  conocer mis límites y saber que la Behobia no es el final. Tiene que haber muchas Behobias y muchas otras vivencias en mi paso por este mundo. Ya bajaré de 1h29, de eso estoy seguro. Pero con este calor no. Que mi cuerpo no funciona bien con calor es un hecho constatado.

Ahora solo toca que los de Euskalmet me coloquen en Donosti para el día 29 unas cuantas nubecillas con su txirimiri, ajusten el termómetro entre los 10-15 grados y entonces sí, entonces lo daré todo.

domingo, 25 de octubre de 2015

DUATLÓN CROSS DE ILLESCAS 2015


Un duatlón-cross al año no hace daño. Eso fue lo que me dije cuando decidí inscribirme a la prueba que los amigos de e3pd organizaban en Illescas.

Tras mi “dramático” debut en esta modalidad en Fuenlabrada el año pasado, donde sufrí como un perro y me ganó hasta mi abuela, no tenía nada claro que me apeteciera repetir la experiencia, pero bueno, había que amortizar la inversión que hice este verano en una mountain bike 29”, otro caprichito más que añadir a mi innumerable lista de aparejos triatléticos.

De modo que sí, que vale, que me apunto a Illescas y que sea lo que Dios quiera.

Estaba ya en pleno “modo maratón”, pero tanto mi entrenador como yo coincidíamos en que meter un poco de intensidad/agonía al planning tampoco me iba a venir mal del todo.

Sólo había una condición: Había que hacerlo A PUTO TOPE. Pues nada, a mandar.

En el calentamiento las sensaciones no eran nada buenas, me dolían el Aquiles y la rodilla. Iván se apiadaba de mí mientras trotábamos en el calentamiento…”pues sí que estás tú bien…”.

Pues sí, vaya tela.

Afortunadamente el calentamiento fue lo suficientemente largo como para que todo mi cuerpo entrara en calor y ya estuviera bien sudadito antes de empezar a sufrir. Buena temperatura, incluso calor para ser ya casi noviembre.

Me pregunta Asier que cómo iba a salir. A muerte Asier, a “4 bajos”. Niega con la cabeza, pero veo que no se despega de mí, Fleki se va para atrás y dice que ni de coña.



Pum y al lío. Primer kilómetro picando ligeramente hacia arriba, busco mi sitio en el grupo a la vez que trato de localizar a alguien que me sirva de referencia para fijar mi ritmo. Tengo a Marcos a la vista y me digo que hay que tratar de no perderle de vista, el primer parcial lo hago en 4:00min/km “clavao”, bien, no pienso mirar para atrás, de momento.

Tiramos para abajo por el arroyo del Cubo y ya noto el corazón en la garganta, las pulsaciones mejor ni mirarlas. Suelto un poco las piernas en la bajada, km.2 en 4:06, venga bien, seguimos que aún es terreno favorable.

El km. 3 cae en 4:02 y ahora empieza lo duro, el resto hasta el final del segmento es todo cuesta arriba. Aún aguanto bien el km.4, lo marco en 4:24 que sigue siendo ir muy rápido para el pedazo de rampón que hemos tenido que salvar, pero los 500m por dentro del parque se me hacen eternos, y eso que el terreno suaviza bastante. Entro en zona de transición en 19:20 para 4.56km, a un ritmo medio de 4:14/km. No está mal, y juro por el Cholo que lo he dado todo, no me he guardado nada para lo que aún queda.

Trato de recuperar el aliento mientras me preparo para coger la bici. Estoy bastante torpe y lento colocándome el casco, típico en mis transiciones, qué desastre.

Cojo mi flamante Orbea Alma, que se estrena en la “alta competición” y tiro “p’adelante”, veo a Kike que me anima en la zona de montaje.

De los rivales “conocidos”, que yo tenga controlados sólo Iván y Marcos van por delante. Bien.

El recorrido de bici es “pistero”, camino ancho y relativamente llano, sin apenas desnivel. Sólo en el arroyo del Cubo el terreno se estrecha, pero la cosa no tiene apenas dificultad. Es de ir “a plato” en todo momento. Menos cuando decido quitar el plato en una de las dos subidas del recorrido, haciendo caso a Tomás (quién me mandaría), y al volver a colocarlo se me sale la cadena por el exterior y ya lo hemos liado parda.

Mierda, joder. Paro a deshacer el destrozo, me cuesta horrores volver a colocar la maldita cadena y ahí pierdo unos 2 minutos preciosos.

Vuelvo a montar en la bici rabioso y alterado, las manos llenas de grasa, y sigo pedaleando con rabia.

Veo a Fran y luego a Pablo, que están como voluntarios. Pablo me anima y justo le escucho al pasar…¡vamos Asier!

Mierda, ya le tengo aquí.

Unos segundos después se pone Asier a mi altura. No lleva buena cara, y no me extraña, porque no hace ni una semana que ha terminando el ICAN Gandía, distancia Ironman. Me dice que va frito, que no le van las piernas, pero vamos, ahí le tengo, y despacio no vamos…

Me pide agua, va seco y dice que su isotónico es muy espeso. Pues nada, aquí tienes agua, y sí, ponte detrás de mí que ya te quito yo el aire…¿quieres que dé pedales por ti también, majete?

Así, con Asier chupando rueda a saco hago el resto del sector, poco antes del final “nos arrasan” Expo y Dani, que se han marcado un parcial de bici salvaje y van que dan miedo.

Asier y yo hacemos por seguirles y que no se escapen más de lo necesario antes de que comience el tramo de carrera a pie final, “corriendo nos los comemos”, me dice. Eso espero.

En los metros finales justo antes de la transición, el bueno de Asier aprieta para sacarme unos metros y entrar antes que yo. Ya no le pillaré, así me lo agradeces, Hijo de una Hiena.

Entro muerto a dejar la bici, voy lo siguiente a frito. Pero nuevamente lo he dado todo, 26kmh de media, parada técnica incluida, dan idea de que despacio no he ido…

Piernas duras como una roca, corazón desbocado, respiro profundamente mientras veo como Asier, Dani y Expo salen por delante de mí de la transición.

A los pocos metros ya me he comido a Expo y a Dani, pero Asier me ha cogido una distancia que veo difícil remontar. Trato de subir el ritmo pero ya voy con amagos de calambres. Nada, toca aguantar como sea y controlar mirando para atrás que no me pase nadie.

El kilómetro final es en dura subida y me revienta, llevo una cadencia de piernas y un ritmo de mierda, pero bueno, es lo que hay.

Veo al cuñado de Iván que me anima y me avisa de que me quedan apenas 300m, vistazo atrás, todo controlado y girando a la izquierda ya veo el arco de meta, junto cuando se me montan ambos cuádriceps y apenas puedo dar un paso.

Cruzo la meta en 1h18:32. Muerto, destrozado, aunque satisfecho.

Parcial del tercer sector a 4:37min/km, regular solo.

Choco manos con Asier, cuando lo que querría hacer es matarle, por aprovecharse de mí vilmente en la bici.

“Así son las carreras”, replica.

Lo sé Asier, no hay problema.

No he recuperado aún el aliento cuando llega Paco, Expo, Fleki, seguido de Luis…joer, pues no les he sacado tanto…

Menos mal, si me llegan a ganar tengo “cachondeíto” hasta 2017.

Van llegando el resto de amiguetes del tri La Sagra y toca comentar la jugada, ver como Iván y Ana suben al podio en sus respectivas categorías, hacernos unas fotitos y acordar el sitio para tomarnos unas bien merecidas cervezas.

 Alguno aún se está arrepintiendo de haber ingerido alguna de más y haberse comprometido a formalizar la inscripción en cierto Ironman muy famoso por el norte de España…aunque claro, eso es otra historia que desarrollaremos en un próximo post…

jueves, 15 de octubre de 2015

MADRID CORRE X MADRID + MEDIA MARATÓN DE TALAVERA 2015

Retomo mis obligaciones periodísticas aunque sea en formato reducido. Con la disputa del triatlón de Zumaia se terminó el triatlón, pero este maltrecho cuerpo mío sigue arrastrándose ahora en modo “carreras populares”, como preparación del segundo reto del año, que no es otro que la maratón de Donosti (en qué hora me pareció buena idea hacer una maratón “a secas”, ahora me pregunto).

Vamos con la crónica, aunque sea breve, de las dos carreras populares disputadas en este septiembre-octubre de 2.015:

MADRID CORRE POR MADRID (10K).- Volvía a disputar, cinco años después, la carrera que significó mi “debut oficial” en el mundo del running. Qué lejos queda ese día, cuando aún tenía dudas de si sería capaz de acabar semejante distancia (no había corrido más de 6K antes de dicha prueba). Hito histórico que finalicé en 55:46 y que afronté con humildad y mucho, mucho respeto y conservadurismo.

Un lustro después conseguí engañar al bueno de Iker para que me acompañara luciendo el dorsal de mi hermano Nacho, que finalmente decidió no disputarla (vago). No andaba Iker muy convencido de querer "cascarse" un 10K, ya que se supone que él ya estaba en descanso y pretemporada, pero mi poder de persuasión infinito hizo su trabajo y allá que nos plantamos en el madrileño parque del Retiro para pegarnos un calentón de los buenos.

Decidimos salir cada uno en nuestro cajón, previamente asignado, Iker no quiere forzar tras estar parado varios días y yo tengo instrucciones de mi entrenador de dejarme la vida en la carrera.

Saludo a Rob, que también corre como preparación de su NYC Marathon, a primeros de noviembre. Como el lector sabrá, el amigo Rob juega en otra liga, la de los sub36/37 con los que yo ni siquiera soy capaz de imaginar.




Como siempre salgo fuerte, lo de menos a más nunca me ha salido demasiado bien y como salga determina normalmente mi carrera. Si salgo fuerte acabaré menos fuerte, pero si salgo lento me contagio del ritmo y acabaré más lento…

Primeros 2kms favorables por Alcalá hasta Cibeles, por debajo de 3:50/km y la liebre de 40min, que no es otro que Arturo Casado, la tengo a tiro, a escasos 50m. Vamos bien. En Gran Vía hasta Callao toca apretar los dientes en subida, pero me sigo viendo bien. Preciados, Arenal hasta Opera en bajada, recuperando el resuello y alcanzamos el km.5 a la altura del Palacio Real por la calle Bailén. 20 minutos “altos”, casi 21. Voy en tiempo de bajar de 42min, que es el objetivo.

Arturo y los potenciales “sub 40” siguen a tiro, pero hasta ahí. En la subida por la calle Mayor hasta Sol pegan el palo y me dejan frito, llegando a la calle Sevilla para bajar de nuevo a Cibeles mi tembleque de piernas es ya evidente.

En los dos kilómetros favorables hasta Atocha no consigo recuperar un buen ritmo, y ahí ya sé que lo llevo crudo, porque de Atocha hasta el final es todo subida.

Maldito rampón desde Cibeles hasta la puerta de Alcalá y más allá, hasta la entrada al Paseo de coches del Retiro, donde ya voy fundido y no puedo esprintar. Por un momento de todas formas creo que lo puedo conseguir, trato de cambiar el ritmo, voy regulando pero los malditos arcos de pre-meta me confunden y cuando creo que ya está ahí la meta aún me quedan 50-100m.

42:13. Joder, qué rabia.


Bueeeeeno, tampoco es para rasgarse las vestiduras, además me han salido 100m más por el GPS. Buena carrera Dani, lo has dado todo, no te has guardado nada. Bien.

Me encuentro con Rob, espero a Iker y nos despedimos de nuestro amigo inglés hasta la próxima, buena suerte Rob en NY, ¡disfruta!

Iker jura en arameo y blasfema contra las cuestitas de Madrid, ya tuvo ocasión de disfrutarlas en un recorrido similar, la “Ponle Freno”, hace unos años. Sonrío, le digo que deje de quejarse y que se prepare para disfrutar de un buen chuletón, que nos lo hemos ganado.

No todo es CORRER...


MEDIA MARATÓN DE TALAVERA: Me comenta semanas atrás un compañero de la ofi,  “Manu” Alberti, que va a disputar la “media” de Talavera, como preparación para su maratón de Valencia. Recorrido llano, promete, a dos vueltas.

Pues venga, vale, vamos para Talavera.

La noche anterior duermo poco, por no decir nada. Es el mundial Ironman en Kona, Hawaii y servidor se traga gran parte de la prueba en su iPad. Apenas 3h de sueño, pero no hay dolor.

Me acompaña esta vez Iván, que no hace ni una semana que ha terminado el Ironman de Barcelona-Calella con un resultado espectacular, 9h27. Le digo que está “colgao”, que va a ir frito de piernas, pero dice que da igual, que me acompaña hasta que aguante. Pues por mí fenomenal, menuda liebre me he buscado.

Día fresco y lluvioso, pero finalmente el cielo abre justo antes de la salida, tiempo ideal para mí.

Me pregunta Iván que cúal es el objetivo. A 4:30/km aprox. Iván, no más rápido de ahí. Vale, me dice.

Pistoletazo y vamos. Iván por delante, constantemente mirando para atrás. Primer kilómetro, pregunta Iván cómo vamos, 4:15 tío, afloja. Vale, el 2 a 4:20, el 3 igual, y a esos ritmos, siempre sub 4:30/km van pasando los kilómetros. Circuito llano, hiper-llano, para volar.

En el km. 8 me dice Iván que le duelen las piernas y que se retira al término de la primera vuelta, será cabrón, y me dejas tirado con un ritmo que no voy a poder aguantar…

Se une a un grupito y les pregunta el ritmo que llevan. 4:25. Venga, ponte aquí que es buen ritmo, me dice.

En el 12 Iván se retira dejándome colocadito en el grupo anterior, pero ya voy jodido y sé que no les voy a poder aguantar. Aun así sigo en sub 4:30 de media, incluso hasta el km.16, donde me está esperando “el del Mazo”, que me arrea así, en todo lo alto.

Paso las de Caín en los siguientes 2 kms, yéndose el ritmo a 4:40s. Me repongo en el 18, pero la ruinosa y lamentable inacción de un voluntario, que está de charleta en una rotonda con un policía, hace que me equivoque de recorrido en el 19, por lo que tengo que desandar 40-50m, junto con el consiguiente cabreo e improperios dirigidos al susodicho voluntario.

Una vez deshecho el entuerto trato de recuperar el ritmo, voy ya al límite.
 

Último kilómetro y tengo el sub 1h35 difícil, pero no imposible. Sigo apretando todo lo que puedo, va a estar ahí, ahí…

…otra vez 13 segundos me separan del objetivo. Cagüenlamarsalada, ¡maldito voluntario!

1h35:13. Nueva marca personal en la distancia, a pesar de todo.
 

¿Decepcionado? No, en absoluto. Dadas las circunstancias, las escasas horas de sueño y la mierda de la equivocación, he estado muy cerca, y no deja de ser una carrera de preparación para un hito mayor, que es la maratón. Estoy muy contento.

Dicen las reglas no escritas de los 42.195m que si bajas de 1h38 en una media un mes antes de la prueba, eres un potencial sub3h30 en el doble de distancia. Pues nada, estamos en el buen camino, según parece.

martes, 15 de septiembre de 2015

ZUMAIA TRI 2015

Con mi participación en este tri sprint de Zumaia ponía fin a la temporada de tri 2015. He de confesar que este tramo final, tras el fiasco de Vitoria, “se me ha hecho bola”. Una evidente falta de motivación, unida al cansancio acumulado tras muchos meses entrenando sin parar, me han hecho echar el freno antes de tiempo y dar por terminado el 2015 en lo que a triatlón se refiere.


De hecho hubiera renunciado también a Zumaia si no fuera porque no quería dejar tirado a Iker, al que me ha costado 2 años convencer para que hiciera triatlón, y que tenía Zumaia marcada en rojo como “su prueba reina”.

Me apetecía CERO competir ya en septiembre, ya que además viajar ese fin de semana significaba perderme el partido del Calderón entre mi Atleti y el Barça. En cambio tenía muchas ganas de compartir ese momento con Iker, así que nada, trastos al coche, 500 kilómetros de nada, te tiras al charco, luego pedaleas y corres un rato, y en poco más de una hora te lo quitas de encima, te pegas unos abrazos con tu amigo y a comer besugo, txuleta o lo que toque esa noche.

Y así, sin ganas, sin motivación, sin entrenamiento apenas tras las vacaciones, donde nadé muy poco, no toqué la bici y lo único que he hecho es correr, me presenté en Zumaia.

¿Y qué pasó? Pues lo que pasó es que, compitiendo sin presión ninguna, me salió un triatlón bastante decente, me exprimí a tope-tope en cada sector, me lo pasé genial, tuve ocasión de conocer a nuevos compañeros del Atlético San Sebastián y, sobre todo, disfruté del “momento Iker”, que era lo realmente importante. Me alegró ver su cara de cansancio y satisfacción, ya que alcanzó sobrado su objetivo de bajar de 1h20, aunque su competitividad mostrara algún gesto de no estar del todo satisfecho (el famoso pensamiento “y si…”, “y si…”, “y si…”). Eso es bueno, mientras no llegue a obsesionarse como me ha pasado a mí este año.

Vamos con la crónica de este triatlón sprint de Zumaia, que ya se ha convertido en cita anual obligatoria.

AGUA

Tras el “mal trago”, nunca mejor dicho, del pasado medio Ironman de Medina de Rioseco, tenía serias dudas acerca de dónde posicionarme en la salida de la natación. El día anterior tuve la ocasión de nadar en la ría de Zumaia y no me vi demasiado mal, así que decidí salir nuevamente en posiciones delanteras.

Hasta 3ª fila llego, mis competidores abren codos y no me dejan avanzar más allá. Bueno, que sea lo que Dios quiera, bocinazo y a la pelea, venga.

Primeros metros braceando “a lo waterpolista”, con la cabeza fuera del agua y buscando mi hueco. Me deshago de un culo gordo enorme que bloquea un carril más o menos despejado y con “sólo” unos 50 golpes recibidos llego a la boya que a los 200m marca el giro de 180 grados que debemos dar para continuar con otros 550 metros.

En la boya el caos absoluto, por supuesto. Reparto un par de mandobles a un “pesao” que quiere pasar por encima de mí y trato de cruzarme para ir hacia el lado izquierdo exterior de la boya, corazón disparado y ansiedad en zona roja.

Ya estoy en zona tranquila, he perdido unos segundos preciosos en el maldito giro de la boya, pero lo que resta ahora debería ser tranquilo.

Con el día nublado la visión es perfecta y de vez en cuando voy levantando la cabeza para enfocar la casa que me sirve como referencia y que señala el lugar donde se encuentran ubicadas las escaleras de salida de la ría del Urola (gracias Iker por el apunte).

Por primera vez en mucho tiempo, quizá primera vez de siempre, me pongo a pies de un par de tíos que cómodamente me llevan hasta el final del segmento de natación.

Pequeño atasco en las escaleras, torpeza absoluta para alcanzar el cierre de velcro del neopreno y vistazo al reloj: 13’28”. Bueno, no es para tirar cohetes pero no está tan mal, visto el desastre acuático de las últimas pruebas.
Sigo intentando deshacerme del neopreno torpemente mientras corro hacia mi “Atómica”, que espera ansiosa en el box.

BICI
Salgo junto a otro triatleta,  “Tertzio”, y ya en la primera recta y posterior rampón nos hemos pegado un calentón que flipas, me pican las piernas tela marinera. Miro hacia atrás y veo que viene un grupo numeroso, así que me dejo llevar levemente hasta que me alcanzan, con la esperanza de poder aguantarles.

Casi me choco con “Albisu”, otro competidor larguirucho que me pega un bocinazo y me abronca. Coño no adelantes tú por la derecha, hijo de una hiena.

Me cruzo con Carmen, del Atlético SS… “¡Hey!”

Cometo el tremendo error de entrar al relevo, quién me mandaría. Nuevo calentón innecesario que acabo pagando caro ya que acaban soltándome.
Cagonlamarsalada Dani, mira que eres imbécil.

Llego al giro de los 10kms, a escasos 50m del grupo que me ha soltado, pero no acabo de enganchar, viene otro mega-grupo, venga, estos sí que no me sueltan…

Pues sí me sueltan, ¿habrase visto?, hay que joderse.

Ooootra vez solo, a puto tope, todo lo agachado que puedo, manos en la curva del manillar, dientes apretados, dándolo todo. He ido al máximo, más no había en mis piernas, en serio.

34’17”. Al principio estoy cabreado, me da rabia que me hayan soltado tan fácilmente esos dos malditos grupos, pero un nuevo vistazo al crono me hace darme cuenta de que llevo pocos segundos por encima de los 50 minutos totales. Echo cuentas y voy más que sobrado para bajar de 1h15, que en principio era mi objetivo. Mal se me tiene que dar la carrera para no lograrlo.

A CORRER

T2 rápida, inferior al minuto y ya estoy dándole a las piernecitas, haciendo el correspondiente chequeo:

¿Cómo te encuentras? Bien, fuerte.

¿Piernas? Parece que quieren guerra.

¿Corazón? Latiendo casi en la garganta, pero nada grave, aguantará.

Pues venga dale. A tope.

Cartel del kilómetro 1 en 4:10. Bien, pero puedes hacerlo mejor, vamos, un poco más. Giro de 180 grados de los que me matan y me destrozan el ritmo, pero ahora tienes el viento de culo, dale Dani.

Kilómetro 2, 3:55, eso está mucho mejor. Me cruzo con Iker, le saco kilómetro y medio aprox. Lleva cara de ir sufriendo, pero no parece mal ritmo.

Me dobla Ander Iradi, qué bestia el tío, cómo va.

Nuevo giro a los 2,5km, me dan la cinta amarilla que te exigirán luego para entrar al pasillo de meta. Vamos a por la segunda vuelta.

Con el viento de cara el cansancio aparece y el ritmo baja. Paso por el 3 en 4:10.

Choco manos con Carmen, toda sonrisas.

Ya voy frito, se me está haciendo largo este tramo final. El paso por el kilómetro en 4:20, ¡vamos Dani que no decaiga!

Vuelvo a cruzarme con Iker, ninguno de los dos tenemos ganas de sonreír ya, un leve gesto de aprobación con “caidita” de ojos y a lo nuestro.

Trato de forzar el ritmo y buscar “una marcha más” pero por más que busco no encuentro. Doblo a Carmen al grito de “¡Vamos Carmen que esto ya está hecho!”.

Tembleque de piernas en la mini subida del puente sobre la ría y 200m finales en los que esprinto a tope.

Cruzo la meta en 1h12:02 (Mierda de 2 segs, joderrrrrr). Parcial del último kilómetro en 4:15, para un total de 20:50 en el sector a pie.

Sonrío de satisfacción. No está mal, Fonseca, no está mal.

Repongo líquidos en el avituallamiento post-meta, charlo brevemente con Ander y me sitúo cerca del arco de meta para ver llegar a Iker.

Aquí está, le grito para que apriete y esprinte, cosa que hace.

Abrazos y enhorabuenas mutuas, zorionak Iker, vaya carrerón te has marcado, bien hecho. Le dejo que recupere el resuello y nos reunimos con el resto del equipo para cambiar impresiones y hacernos unas fotitos.

¡Qué bien me lo he pasado! Al final le voy a acabar cogiendo el gustillo a la distancia sprint, pese a la pura agonía que supone ir a tope todo el rato.

Rematemos con unas buenas cervezas y una cena en condiciones este magnifico sábado de triatlón, demos por finalizada la temporada y…a otra cosa.

¡Gero arte Triatlón!

¡Ongi Etorri Maratón! (bueno, y Behobia, media de Talavera, Madrid Corre por Madrid, Carrera de la Ciencia…ahora toca CORRER).