miércoles, 26 de noviembre de 2014

REFLEXIONES DE UN (2x) IRONMAN


Lo primero de todo es felicitarme y daros las gracias porque he llegado a...¡¡10.000 visitas!! Me ha costado un año y medio, pero bueno, significa mucho para mí saber que alguien lee mis gilipolleces, la verdad.
Dicho esto, vamos a lo que nos ocupa.
Un mes ha pasado ya desde el ICAN Gandía, y muchas cosas han pasado en este tiempo. Un mes, algo más de 4 semanas en las que he podido descansar, reflexionar y madurar lo que ha sido una fantástica temporada 2014. Un año en el que el salto de calidad ha sido importante, pese a que aún hay cosas que mejorar, eso está claro. No diré muchas, pero sí importantes. En este 2015 que viene tengo que centrarme en mejorar dos aspectos básicos del triatlón de larga distancia: nutrición y carrera a pie. En ambos he fallado sistemáticamente en todos y cada uno de los “tris” de media y larga que he hecho en estos 2 años, y ya me vale la tontería. De hecho para mejorar en la carrera a pie tengo que optimizar la nutrición, si no de nada sirve que haga kilómetros y kilómetros desgastando zapatillas, si al final acabo con el estómago hecho puré, echando el hígado y quedándome sin gasolina en el momento más crítico.

¿Quiere decir esto que voy a descuidar la natación y la bici? Obviamente no, pero como explicaba un artículo reciente de la publicación TRIATHLETE MAGAZINE, la mejora esencial en el triatleta Ironman de carácter popular, de mitad de grupo, entre los cuales me encuentro, normalmente se da en el último segmento, en los malditos 42,2km últimos. Nadar mucho más rápido nunca va a suponer una mejora relevante en el total de un Ironman. Hablamos de 5 ó 10 minutos en un total de 10-12-14 horas, vamos, que no es significativo. Toda mejora cuenta, claro que sí, pero no es tan importante como hacer una buena maratón. Y una buena maratón se consigue NO caminando, algo que aún no he conseguido ni en medio Ironman ni en Ironman. Al final siempre he acabado andando, a veces más y otras veces menos, pero siempre he tenido que caminar. Y ESO SE ACABÓ, OIGA.

Lo mismo pasa con la bici. Por mejorar 20min, esto es 2-3kmh de media más rápido, puedes perder luego más de una hora corriendo, porque llegas fundido a la T2, sin piernas para correr. En la bici no lo puedes dar todo, eso lo tengo claro, al menos en ICAN Gandía esto último lo hice bien.

Por eso creo que manteniendo el nivel de este año en natación y bici, y centrándome básicamente en la carrera y en asimilar bien los nutrientes que han de soportar mis piernas durante toda la prueba y especialmente durante la maratón, aún puedo mejorar SUSTANCIALMENTE mi marca en Ironman. Hablamos de bajar de nuevo más de una hora. Si en Gandía el estómago no me hubiera explotado, tranquilamente hubiera podido hacer 40 ó 50 minutos menos, y eso sin apretarme en absoluto.

Y es que una vez reposado este mi segundo Ironman me doy cuenta de que en realidad fui “fumando” la mayor parte de la prueba. No me castigué en absoluto nadando, fui silbando en la bici y hasta el kilómetro 25 de la maratón no sufrí para nada, me notaba con piernas.

Y no veas cómo me jode ahora, colega.

“Mecagüen…”

En fin, ya no tiene remedio. Y no le quepa duda al lector que estoy más que orgulloso de lo conseguido, y con explosión estomacal incluida disfruté como nunca del triatlón. Pude hacerlo mejor, sí, pero el Ironman me acabó poniendo en mi sitio. Eso es así. Y el caso es que estoy muy contento con el sitio que me asignó, mucho, como bien resume la siguiente imagen. Sufrimiento, llanto y alegría, todo en uno.
 
 
Ahora toca centrarse ya en el 2015.

No acabo de bajar el telón de la temporada anterior y ya estoy en plena pretemporada de la siguiente. Habemus plan y objetivo prioritario: VITORIA TRIATHLON, distancia Ironman, of course. 7 meses quedan para la cita, que compartiré con Chema, y  que llegará esta vez más prontito en el calendario, el 12 de julio. Me guardo una bala en la recámara y ya veré si hay objetivo secundario en la segunda mitad del año. Bueno, objetivo secundario tengo claro que va a haber, lo que no sé es si atacaré un segundo IM o bien me decidiré por hacer mi primera maratón, a secas. Ya veremos.

Así que no hay tiempo que perder, estoy ya manos a la obra, aunque esta vez he intentado hacer las cosas bien y he conseguido desconectar y descansar durante tres semanas completas. Tres semanas de no hacer absolutamente nada de deporte. Nada de nada. Ha sido difícil, lo confieso, ha sido duro quedarse pastando en el sofá, disfrutando de uno o varios gintonics, pero he sido fuerte y lo he conseguido.

Aunque eso no quiere decir que haya desconectado del deporte.

He dedicado el tiempo para, además del gintonic, planificar mi temporada 2015, lo primero de todo. Y he decidido cambiar de entrenador. Del entrenador “virtual” y “remoto” paso al entrenador “presencial” y “”tangible”. Doy la bienvenida a mi vida deportiva a Dani Guerrero, el entrenador que este año ha guiado los pasos de mi buen amigo Iván Tejada. El éxito conseguido por Iván le avala, tengo que reconocérselo, así que en sus manos me he puesto desde ya mismo, a partir del 1 de diciembre, es decir, la próxima semana.

En estas tres semanas también he tenido tiempo de asistir a una Behobia en la que no tomé la salida, pese a estar inscrito, y que disfruté tanto o más como si lo hubiera hecho. Fue un placer acompañar a Rob, Chema, Iker y Luismi, así como a Luis Vega, que tuvo el honor de correr con mi dorsal (de su marca prefiero no acordarme, jejeje, aunque tiene mucho mérito correr 20K con una prótesis de cadera, las cosas como son).

¿Qué más ha pasado en estas tres semanas post-Ironman? Pues ha pasado que nada menos que 9 triatletas, compañeros todos del Club Triatlón La Sagra de Illescas, se han inscrito al ICAN Gandía 2015. Mi experiencia y la de Iván en la prueba de este año ha conseguido introducir el veneno del Ironman en la sangre de varios de mis compis de club, de modo que Medina, Alberto, Pablo, Fran, Noel, Luis, Asier, Rober y Miriam acaban de firmar su sentencia de muerte. O de vida, quién sabe. 8 futuros Ironman y una Ironwoman. Y todavía caerá alguno más, de aquí a octubre 2015, ya verás.

Tengo claro que el Ironman les cambiará la vida, como lo hizo conmigo, como lo ha hecho con Iván. Pero si piensan que el tema es fácil lo llevan claro, les espera un duro camino, a todos ellos, aunque a cada uno en diferente medida. Como me decía Iván, en privado, mientras contemplábamos asombrados como uno tras otro iban cayendo en la trampa y completando sus inscripciones al ICAN Gandía…

“…Estos bolos se creen que Gandía es cuesta abajo…”

No, no es cuesta abajo. Que no se equivoquen. Gandía son 226km, como todos. 3,8km nadando, 180km en bicicleta y 42,2km corriendo. Y una oportunidad única para estar increíblemente orgulloso de ti mismo el resto de tu vida.

Pero más vale que se pongan a entrenar. Desde ya.

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