viernes, 21 de marzo de 2014

VA POR TI, LANDE


Retomo de nuevo el blog, tras 3-4 semanas en la que se ha juntado mucho trabajo, algo de vaguería y una serie de malas noticias en lo personal y familiar que me han tenido algo apartado de mis obligaciones como “periodista”.

Vayamos por partes.

En primer lugar toca hablar de mi lesión, mi maldita lesión. De la enfermedad de Haglund hemos pasado a una entesitis del tendón de Aquiles y edema óseo subyacente, combinado con una rotura parcial (¡horror!) de dicho tendón. Todo esto salió a la luz a raíz de una resonancia magnética que finalmente me hice para tratar de descubrir de una vez por todas el alcance de la ya demasiado larga en el tiempo dolencia.

Así que tras recibir el informe del radiólogo y leer sus conclusiones me entró el pánico, rotura parcial, edema óseo, palabras que no sonaban nada bien, no hace falta ser médico para intuir que el tema pinta mal. Y claro, uno tiene internet, pones las palabras clave en cualquier buscador y se te ponen los pelos de punta. La primera reacción fue dramática:

A TOMAR POR SACO MI BRILLANTE CARRERA DEPORTIVA, VERÁS….

Llamo a Ramón, mi fisio, cuasi-llorando y le cuento mis penas, al mismo tiempo que cierro cita con DOS traumatólogos diferentes, para poder contrastar opiniones y diagnósticos.

Ramón, sin decírmelo, deja caer un “te lo dije, cabezón, y no me hiciste caso”. Ya, soy rebelde porque el mundo me ha hecho así, qué le vamos a hacer, querido. A la espera de los informes de los traumatólogos acordamos ponernos manos a la obra, y aquí Ramón aprovecha para vengarse por no haberle hecho caso en todo este tiempo…”te va a doler”, “esto llevará tiempo”, “tienes una lesión jodida”…sólo le faltaba añadir “va a haber que amputar…”.

Vale, me lo merezco.

Y luego está mi mujer, claro. TE LO DIJE, TE LO DIJE, TE LO DIJE, TE LO DIJE…

Aunque luego la verdad que se ha portado muy bien, mostrando su preocupación y ofreciéndome todo su apoyo, pero TE LO DIJE.

Al final parece que la sangre no llegará al río, ambos traumatólogos coincidieron en diagnóstico y solución. Tras los rimbombantes nombres de entesitis, edema y tal,  se esconde una más común tendinitis del Aquiles, que no deja de ser una lesión, pero parece que mi tendón aguantará, que la rotura parcial es longitudinal y no transversal y que más se perdió en la guerra.

¿Mi vida como triatleta “profesional” ha acabado, Doctor? NO, NI MUCHO MENOS.

¿Puedo correr, Doctor? SÍ, PERO PONTE TALONERAS DE UNA PUÑETERA VEZ, QUE TE LO DIJE EN NOVIEMBRE, MAJETE, Y HAZ REHABILITACIÓN, “COHONE”.

Y resulta que las taloneras funcionan, tío. A las pocas horas de usarlas la inflamación a la altura del calcáneo había desaparecido y podía andar con normalidad, así que tras varias semanas sin correr NADA DE NADA (Te lo juro, Ramón) la semana pasada decidí salir a correr un rato, básicamente porque había prometido correr una carrera de 5K a Lande, la pareja sentimental de mi madre, que llevaba varios meses entrando y saliendo del hospital, tratando de combatir una extraña leucemia.

Lande (Landelino), me había pedido que participara en representación suya en la “Carrera de la Esperanza por las Enfermedades Raras”, un 5K que se celebró el domingo pasado en la Casa de Campo.

Claro que sí, Lande, me inscribo, corro por ti y te llevo luego la camiseta.

Dos días antes, el viernes, salí a trotar un rato para probar mi estado de forma. Al final salieron 8kms con sensaciones no muy buenas, pero a un ritmo medianamente decente, un poco por debajo de 5min/km, lo que no estaba mal, dadas las circunstancias.

Así que el domingo nos fuimos Ruth y yo a la Casa de Campo, la carrera era a las 11h, y una vez terminada yo me duchaba, ella hacía un recado, comíamos algo rápido y nos acercábamos al hospital , Lande había empeorado durante la semana y pintaban bastos.

Mucha gente en la Casa de Campo, más de 2.000 personas, las carreras benéficas suelen tener buena participación en Madrid. Deportistas famosos como Julio Rey, Amaya Valdemoro y Jorge Garbajosa allí presentes apoyando la causa, se da la salida (¡PUM!) y ese mismo momento decido que de trote nada, que hemos venido a correr y vamos a darlo todo.

 
Voy adelantando “obstáculos” (con perdón) por la margen derecha del trazado, siendo una prueba benéfica hay mucho no-corredor tomando parte en posiciones delanteras a ritmos exageradamente lentos. O a lo mejor es que yo salí exageradamente rápido, voy sin reloj, de modo que correré por sensaciones.

El trazado que han elegido no es ni mucho menos llano, “cuestaca” nada más salir, bajada pronunciada a continuación y nuevamente fuerte subida antes de llegar al km2, punto en el que ya voy fundido. Regular el esfuerzo nunca fue mi fuerte.

A partir de ahí toca sufrir, apretar los dientes y tratar de no bajar mucho el ritmo. Me quedo en tierra de nadie, tras haber ganado muchas posiciones al principio, ahora voy solo, ni adelanto ni me adelantan, un par de corredores me pasan muy al final, intento esprintar pero voy ya muy justo de fuerzas, definitivamente las pruebas de 5K son demasiado agónicas para mí.

Entro en meta haciendo el saludo militar, en honor a Lande, comandante retirado del Ejército del Aire. Va por ti, Lande, luego te veo.

El tiempo y el puesto en meta es lo de menos en este tipo de pruebas, pero bueno, 21´30´´ y puesto 114/2400. Lo he dado todo Lande, no había más.
 

Me encuentro con Alberto, del club, que también ha corrido. Su empresa patrocina la carrera y me promete un par de camisetas más, para que no sólo Lande, sino su hija y también mi madre puedan tener la suya de recuerdo. Gracias Alberto.
 

No sé si el destino está escrito, otro dirá que simplemente fue casualidad, pero parece que Lande estaba esperando a que terminara la carrera y le llevará su camiseta. Fue llegar al hospital, ponerle la camiseta sobre el pecho, comentar con su hija y con mi madre lo emotivo y emocionante que fue tomar parte en la prueba y no llevábamos ni 10 minutos cuando Lande decidió que ya estaba bien de sufrir, que mejor descansaba ya tranquilo. Y nos dejó.

Gracias Lande por esperar a que llegara al hospital, quiero creer que lo hiciste por eso.

Por ti correré a partir de ahora una y mil veces. Sé perfectamente que te interesaban mis delirios de triatleta, porque tú me lo contabas y porque también me lo decía mi madre, que compartías con tus amigos y allegados que el “hijo de Consuelo es un Ironman, está todo el día corriendo”. También sé que lo comentabas mitad mezcla de admiración, mitad pensando que “este chaval está como una cabra”. No te quito la razón, Comandante.

Ahora te toca a ti esperarnos en meta Lande, personalmente en esta carrera de la vida creo que quiero entrar el último, sé que lo entiendes.

Mientras seguiré corriendo, por ti, por mí, por Consuelo, por Silvia.