¿Eres sujeto u objeto?
¿Qué o quién gobierna tu vida?
Si la respuesta inmediata no es “YO”, si no eres tú mismo
quién la gobierna, creo amigo mío que deberías pararte a recapacitar. Repito,
¿eres el sujeto de tu vida o simplemente un objeto dentro de ella?
Alguno pensará que se me ha ido la olla, o se preguntará qué
coño tiene que ver esto con el triatlón. No, no se me ha ido la olla, creo que afortunadamente
aún no, y sí, el triatlón tiene mucho que ver. Dejadme que continúe y se verá,
espero, mucho más claro.
A día de hoy puedo deciros, plenamente convencido, que soy
sujeto de mi vida. No siempre ha sido así, de hecho creo que hay que estar
siempre alerta, porque esta vida está llena de automatismos que hacen que
se nos escape de las manos. Levántate, dúchate, lleva a los
niños al colegio, dirígete al trabajo, haz esto o aquello, come, caga, entrena,
duerme, levántate…
En cuanto te descuidas has perdido el control de tu vida,
así de cabrona es nuestra existencia.
Y luego está la cuestión del tiempo. “Tempus fugit”, dijo
alguno. Otro personaje, más cercano en el tiempo, con nombre y apellidos, José
Luis Sampedro, dijo también que “el tiempo no es oro, el tiempo es vida”. Si se
te acaba el tiempo…¿se te acaba la vida? Pregunta retórica.
Así pues, ¿qué quieres hacer con tu tiempo?, o lo que es lo
mismo, ¿qué quieres hacer con tu vida?
Yo ahora lo tengo claro.
No siempre fue así. Hubo un tiempo en que mi vida estaba
gobernada por automatismos, un tiempo en el que no gobernaba nada, ni siquiera
mi propio cuerpo. Y ese fue el principio. Se acabó el llegar de trabajar,
vaciar la nevera y lamentarme de ver como mi cuerpo se deformaba sin control ni
remedio. “con lo que yo he sido” “tendrías que haberme visto con 20 años” “yo
fui campeón de mi barrio de petanca a tres bandas”
Basta. Para gobernar mi vida, lo primero que tenía que hacer
era gobernar mi cuerpo. Yo al menos lo vi así. ¿Qué tienes que hacer tú?
Sinceramente no lo sé, sólo tú tienes la respuesta, pero sí puedo recomendarte
que te hagas las preguntas adecuadas.
Qué.
Cómo.
Para qué.
Yo lo vi claro, cambiar mi cuerpo, salir a correr,
reconducir mi propia vida.
Para ello me hacía falta un reto, abandonar los automatismos
no es fácil. Las redes sociales nos inundan últimamente con grandes frases de
personajes célebres y no tan célebres. Están ahí, que remuevan tu conciencia o
no es problema tuyo. Para explicar ese cambio tan importante en mi vida
recurriré a dos de ellas, poco me importa quién las pronunció o cuándo fueron
pronunciadas.
SI QUIERES OBTENER UN
RESULTADO DISTINTO, NO HAGAS SIEMPRE LO MISMO.
SI NO SUPONE UN
DESAFÍO, NO TE CAMBIARÁ (En su original en inglés, “if it doesn´t challenge you, it won`t change you”).
Claro, no, cristalino. Necesitaba hacer algo distinto, y
tenía que ser un reto.
Correr la Behobia.
Y cambió mi vida. El triatlón no ha sido sino una
consecuencia lógica de aquel paso que di cierto día. Un triatlón SPRINT, un 1/2
IRONMAN, un IRONMAN…afrontar un desafío tras otro, y aunque parece que sólo hablo
de deporte, nada más lejos de la realidad.
Hablo de irme a EEUU y montar una oficina en San Francisco
(un desafío en el que fracasé, dicho sea de paso), hablo de negarme a ser
relegado a “objeto” consultor-facturador de horas, de aceptar nuevos desafíos
profesionales, de “sujetar” al fin y al cabo de nuevo las riendas de mi vida
profesional, sujetar, esto es, ser “sujeto” también de esa parcela de mi vida.
Hablo de querer afrontar con ilusión ahora sí el reto de ser padre. Retos,
desafíos, cambios…
Por eso hay que preguntarse QUÉ, CÓMO y PARA QUÉ. Quizá yo
mismo no lo haga todos los días, quizá sólo de cuando en cuando, pero claramente
lo considero algo imprescindible. Podría hablaros de la materia (EL QUÉ), el
sentimiento (EL CÓMO) y la razón (EL PARA QUÉ), podría hablar ahora del cerebro
primitivo, el límbico y el neocórtico, podría divagar sobre el consciente y el
inconsciente. Sería largo y ciertamente un poco “freak”, pensaríais que se me ha
ido la cabeza, y bueno, no estaríais exentos de razón.
El triatlón es ahora mi agente de cambio, un hábito (que no un automatismo), un facilitador de
libertad y plenitud. Plenitud, bonita palabra. Pleno, esto es, completo. ¿No
fue acaso la búsqueda de la plenitud el origen del triatlón? ¿No buscaban
encontrar, aquellos soldados norteamericanos en el Hawaii del 78, al atleta más
completo? Ciclistas, corredores, nadadores…¿quién es el más completo? Unamos
las tres pruebas más duras de la isla y comprobémoslo. Así nació el IRONMAN,
así me sentí yo finalizando los 226km, más pleno, más completo.
Qué.
Cómo.
Para qué.
Pregúntatelo cada día. Sí, tú, amigo pintor de coches,
empresario avícola, músico autónomo. ¿Qué quieres hacer? ¿Cómo quieres hacerlo?
¿Para qué?
Pregúntate igualmente si eres sujeto o eres objeto.
Porque, ya sabes, “tempus fugit”.