Menos de una
semana para la Behobia y aún andaba decidiendo si la iba a correr o no, porque
no estoy recuperado del todo de mi problema con el aquiles izquierdo y porque
tras acabar el Ironman lo primero que hice fue prometerle a mi mujer que no la
correría (error), y ya sabe que ellas se toman al pie de la letra una promesilla
cualquiera hecha en el calentón de un
momento de hartazgo y frustración.
Pero soy “lo peor”,
y he cambiado de opinión amigos. Primero porque el aquiles ha mejorado algo en
este último mes, segundo porque el veneno éste que llevo dentro me sigue
pidiendo guerra y tercero porque tengo la sensación de estar ante una
oportunidad única de hacer algo grande en esta edición de la Behobia.
Entiéndase “hacer algo grande” como simplemente mejorar, creo que
ostensiblemente, mi mejor marca en la prueba. No voy a ganar la carrera, ni
batir el record del mundo de la distancia ni nada parecido. Se trata de bajar
unos buenos minutos, bastantes si la cosa sale bien. Sigo compitiendo contra mí
mismo, contra el Dani Fonseca del pasado. Bueno también compito contra Iker.
Tengo que ganar a Iker. Ya me ha dado “p’al pelo” las dos últimas ediciones y
ya está bien, oye.
Así que Roberto,
Rober, otro de mis buenos amigos y gran rival, resulta que va y me invita la
semana pasada a inscribirme en la carrera del Retiro que se disputaba ayer
domingo, un 10K que llega a su 9ª edición y que ya disputé hace tres años, en
la 6ª. Aquella vez formó parte de mi
preparación para mi primera Behobia, y además fue la la 1ª vez que bajé de 50
minutos (48’50’’).
¿Quién es ese gordo de verde corriendo la VI Carrera del Retiro 2010 al lado de Sergio? |
Aparte de la
satisfacción de lograr ese pequeño hito no tenía demasiado buen recuerdo de esa
carrera, con un recorrido lo siguiente a duro de cojones. Dos paredes en los km6
y en el km8, la subida de Menéndez Pelayo desde Ciudad de Barcelona hasta
Mariano de Cavia y la conocidísima y odiadísima cuesta del Ángel Caído, ya
dentro del parque del Retiro. No es una carrera ni mucho menos llana, y por lo
tanto poco dada a grandes marcas. Pero bueno, podría ser una buena piedra de
toque de cara a la Behobia, así que me la tomé como una gran prueba final, si
las sensaciones eran buenas correría la Behobia, y si no, pues nada, iría de
espectador para animar a Iker.
La voy a correr, Iker
prepárate. Pero no adelantemos acontecimientos…
Recojo a Rober a
las 8 de la mañana y en media hora nos plantamos en el Retiro. La carrera es a
las 9.30h, así que no hay prisa. Repito look Ironman, camiseta de compresión Skins
blanca y mallas negras, visera y pantorrilleras de compresión naranjas, me he
vuelto algo maniático y supersticioso. Estreno
en “competición oficial” las ASICS Tri Noosa 8 que tan buenas
sensaciones me han dado en un par de entrenos previos, y con las que, llegado
el caso, tengo previsto correr la Behobia.
Tras recoger el
dorsal y calentar con Rober a trote cochinero voy empezando a interiorizar mi
consigna para la carrera “Pégate al culo de Rober, pégate al culo de Rober,
pégate al culo de Rober…”, el tema está claro, Rober es un gran corredor con
marcas inalcanzables para mí (tiene un 38min en 10K), pero este año, debido a compromisos
familiares presentes y futuros (va a ser padre), no está tan fino. Aún así no
me va a resultar fácil correr a su ritmo, no está claro cuánto he mejorado yo y
cuánto ha empeorado él. Los días previos le he estado tocando las narices un
poco, “te vas a cansar de ver mi culo, Rober”, “ya veremos, ya veremos, Dani”,
replicaba Rober…
Pistoletazo de
salida y ya estamos en “el lío”. El primer kilómetro es de bajada, criminal,
por el mismo Ángel Caído que luego habremos de “escalar”. Hemos salido bien delante y sin problemas
vamos buscando posiciones y tratando de encontrar nuestro ritmo. Como había
interiorizado voy pegado a Rober como una lapa. Vamos a toda hostia y el
corazón se me dispara, joder Rober si pretendes llevarme así todo el camino me
vas a reventar. Km1 en 3’47’’ (joder). Salimos del Retiro y enfilamos Alfonso
XII rodeando toda la valla del parque, luego Alcalá, toda esta parte en ligera
subida y luego toca bajar Menéndez Pelayo.
Km2 en 4’04’’ y
km3 en 4’29’’. Seguimos yendo por debajo de lo previsto, bajar de 44 minutos se
antojaba aceptable para ambos, por la dureza del recorrido, ni que decir tiene
que eso significaba mejor marca personal para mí. El corazón ha vuelto a su
sitio y de momento aguanto bien el ritmo que va marcando Rober, yo bien
pegadito a su culete y haciendo mentalmente el chequeo “piernas...bien…corazón…creo
que bien…sensaciones…de momento buenas…”
Ya estamos en el
km4 y en plena bajada de Menéndez Pelayo, lo hacemos en 4’14’’ y enfilamos la
calle Nazaret, donde la bajada se acentúa. Km5 en 3’55’’ (a lo locoooooo…).
Mitad de carrera en 20’31’’, santamadredelamorhermoso que ahora toca subir
macho…
Terminamos la
parte “buena”, la de la bajada por Doctor Esquerdo, km6 en 4’00’’ y giramos a derechas por Ciudad de Barcelona, toca ya subir casi todo el tiempo hasta el
final. Primero subida suave, luego salvaje entrando por Menéndez Pelayo otra
vez hasta la plaza de Mariano de Cavia. A mitad de esta subidita brutal veo que
Rober flojea, dudo si seguir o aguantar con él, pero qué coño, me veo con
fuerzas y hemos venido aquí a probarnos y a darlo todo. Aprieto los dientes y
me repito “no mires atrás, tú a lo tuyo, vas bien, estás fuerte, no mires atrás…”.
No termino de ver la marca del kilómetro 7 y me asusto un poco porque pienso que he bajado
mucho el ritmo, así que por si acaso en la bajada hasta Atocha trato de empujar
un poco más por si puedo recuperar algo de tiempo. Definitivamente he perdido
la marca del km7, no puede ser que lleve 6 minutos para hacer un kilómetro.
Giramos de nuevo
en Alfonso XII y la subida se acentúa, llego a la marca del km8 y el parcial de
de mi cronómetro marca 9’02’’ para 2 kilómetros. No está tan mal, sale a 4’31’’/km
siendo ambos en subida. Tengo algo más de 10 minutos para hacer los 2km finales
y bajaré de 44 minutos. Si el Ángel Caído no me revienta lo conseguiré de
sobra.
Entramos de nuevo
en el parque de Retiro y comienza el “infierno del Ángel”. Aún recuerdo esta
misma subida hace tres años cuando una señora pretendía animarnos gritando “vamos
chicos que vais dormidos…”.
¿Qué vamos dormidos, señora?, será….
Daban ganas de
abalanzarse sobre ella y abofetearla. Póngase usted a subir la maldita cuesta
después de 8 kilómetros, no te fastidia…
Venga que me
desvío contando batallitas pasadas, estoy subiendo el Ángel Caído y el dolor de
cuádriceps y gemelos es insoportable, lo he ido dando todo hasta aquí y las
fuerzas quién sabe dónde estarán. A luchar contra las ganas de parar y los
pensamientos negativos… “me va a pasar Rober”, “verás, en cualquier momento
aparece Rober y me pega el hachazo”, “me pasa Rober, fijo”. Pero sigo sin mirar
atrás, corono la subida, le hago la señal del pajarito a la estatua y enfilo el
último kilómetro con una leve bajada y luego ya todo llano hasta la meta. El
km9 ha salido a 4’55’’ debido a la maldita rampa, pero estoy en tiempo, tengo 5
minutos y medio para bajar de 44 minutos, así que incluso bajaré de 43 si no
reviento ahora, y ya no parece que lo vaya a hacer.
Si no me ha
pasado Rober ya no me va a pasar, trato de subir un poco más el ritmo y
prepararme para el sprint final, pero esta vez no hay sprint final que valga,
no tengo eso que llaman “una marcha más”, y que en otras carreras sí que he
utilizado. Voy justo, no hay más, así que mantengo el ritmo sufriendo con
alegría los metros finales. Voy a hacer una buena marca, y voy a entrar por
delante de Rober.
42’49’’ finales.
Yeah. 4’17’’/km de media. Yeah.
En un recorrido
llano le rasco otro par de minutos fijo.
No acabo de mirar
el cronómetro cuando escucho por detrás a Rober felicitándome “Enhorabuena
Dani, gran carrera”. Nos han separado 4 segundos escasos.
Rober me ha
ganado en el pasado y me seguirá ganando mil carreras en el futuro. Es mejor
atleta que yo, punto. Seguimos jugando ligas diferentes, en cuanto entrene más
volverá a dejarme atrás. Pero esto es
como cuando Arancha ganó a Steffi Graff, cuando el Alcorcón eliminó al Madrid
en la Copa, como cuando…
He ganado a Rober
UNA VEZ. Soy feliz (y simple, y tonto, lo sé, pero qué le voy a hacer).
Al final ambos
estamos felices, Rober porque va recuperando su punto de forma y ha conseguido
su objetivo, y en el fondo sé que se alegra también por mí. Está claro que le
debo mucho, por no decir todo, de la marca que he hecho. Si no le llego a
utilizar vilmente como “liebre” no creo que me hubiera esforzado tanto, tenerle
como referencia ha hecho mi carrera infinitamente más llevadera (que no quiere
decir fácil, que al final son mis piernas las que tienen que correr).
Voy a correr la
Behobia. Y además tendré otra “liebre” que guiará mis pasos. El “primo” Isma se
ha ofrecido voluntario y si soy capaz de aguantar su ritmo puedo hacer una
marca que quede para siempre registrada en el Guinness de los records del
atletismo…de mi casa.
Prepárate Iker.
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