jueves, 6 de junio de 2013

UN FIASCO PARA (NO) OLVIDAR

Tanto que decir sobre este tema y a la vez tan poco…
Ha bastado que inagurara este blog vanagloriándome de que nunca me había retirado de una competición para que apenas dos meses después lo impensable haya sucedido.
Pues sí, el pasado sábado me retiré de mi estreno en un triatlón olímpico, en mi primera carrera sobre los 1500-40-10. Y fue a las primeras de cambio, en el agua, cuando apenas había completado poco más de 600m de la natación. No fueron problemas físicos los que me llevaron a retirarme, no, fue un terrible ataque de ansiedad, una sensación de agobio total y un bloqueo mental lo que en 2 minutos fatales me hizo tomar la decisión de abandonar y subirme a una de las zodiacs que vigilan la seguridad de los competidores. Mi relación con el medio acuático en el triatlón es de hacérselo mirar, y en ello estoy, os lo aseguro.
Analizando lo ocurrido “a toro pasado”  uno mismo se da cuenta de que la preparación para la carrera no fue la más adecuada. En primer lugar este debut en distancia olímpica no estaba en los objetivos iniciales fijados a principio de temporada, la fecha elegida era otra, a final de junio, más acorde con el plan de entrenamiento que estoy siguiendo para el Ironman. Pero la Federación Española se sacó de la manga este competición coincidiendo con la llegada de los “pros” en las Series Mundiales y era difícil decir que no. Me inscribí aún a sabiendas de que estaba demasiado cerca del medio Ironman que hice en Lisboa en mayo y demasiado lejos del Ironman que haré en Huelva en octubre.
“Lo tomaremos como un entrenamiento más…” pensé. Error, una competición es una competición.
Así que con la auto-excusa de que la prueba en realidad “ni me interesaba ni nada” y aprovechando la visita de mis primos Iker y Xilbi a casa durante unos días, las semanas previas me relajé en exceso, salidas a cenar, cervecitas de más, algún gintonic….¡MAL! (Pobrecitos primos, que conste que vosotros no tenéis culpa de nada).
Los días antes de la competición apenas entrené y cuando lo hice fue con desgana, me apetecía más estar con ellos y con mi mujer (además fue su “cumple”), que andar “haciendo el capullo” por ahí nadando, pedaleando y corriendo.
De modo que el pasado sábado me levanté temprano, sin nervios, excesivamente tranquilo, incluso dormí casi del tirón, y me planté en la Casa de Campo de Madrid a las 7 de la mañana. Esta vez no hubo errores “logísticos”, lo llevaba todo y llegué con suficiente tiempo a la zona de transición para colocar todos los trastos, darme cremitas y vaselinas anti-roce, e incluso dejar con tiempo suficiente la mochila en el ropero.
El entorno era sencillamente espectacular, la Organización era impecable, toda la zona de boxes, la expo con las casetas de los patrocinadores, gradas, pantallas gigantes, zona de meta  y todo lo demás eran lo mejor que yo había visto hasta la fecha (tampoco es que haya visto mucho, eso también es cierto). Lástima que haya que nadar en el poco apetecible lago de la CdC, al menos podríamos usar neopreno, por los pelos porque el agua estaba a 21 grados, muy cerca del límite de los 22 grados en los que ya no se puede utilizar.
Con todo el tiempo del mundo me coloqué el neopreno y me acerqué a la zona de salida con intención de incluso lanzarme al agua a calentar si había posibilidad. Y la había, nos concedían apenas 4 minutos para calentar antes de dar la salida, así que me planté el gorro y las gafas y…en ese momento la goma de las mismas tomó la decisión de soltarse y/o romperse…mal augurio.
“Qué buen momento para que se te rompan las gafas…” soltó un competidor.
Pues sí, vamos no me jodas. Ya no tenía tiempo para ir a por las de repuesto, estaba perdido. Hecho un manojo de nervios intenté colocar de nuevo la goma, incluso otro competidor se prestó a echarme una mano.
“1 minuto para la salida”
El competidor me devuelve las gafas sin conseguirlo “Lo siento, suerte…”
Mecagoentodoloquesemenea…
El juez me dice que no me puede esperar, que le haga un nudo o que nade sin ellas.
“Hostia, un nudo, gracias” Hago un nudo tocinero, suficientemente bien apretado y justo antes de que suene la bocina. Estrés total, me lanzo desde el pantalán temiendo que las gafas se me vayan a los tobillos al tirarme porque la goma no aguante. Pues sí, parece que aguanta, pero lamentablemente me he dejado un extremo de goma demasiado largo en el ojo derecho y parece que llevo el limpiaparabrisas puesto todo el camino, un estorbo más y otro motivo para el agobio.
Empezamos bien Fonseca, cojonudo. Pronto llegan los palos, a izquierda y derecha, menos que en Lisboa, porque éramos menos, pero con la misma intensidad de entonces. No voy, no voy para nada, me siento peor que fatal, he intentado salir rápido y enseguida llevo el corazón desbocado. Un malnacido se ensaña conmigo, me arrea, me aparto a la izquierda, me arrea, me vuelvo a apartar, me arrea…”Coño, que vamos solos macho, deja de atizarme” Le he enganchado por un tobillo y le he hecho parar.
“Lo siento, es que te tengo como referencia para no desviarme…” me dice. Pues tronco podías tomar como referencia a alguien de tu familia, tu….madre, por ejemplo (ella no tiene tampoco la culpa, pobrecita).
“Veo que haces pie, ¿qué hay debajo?...” me vuelve a preguntar…
NO QUIERAS SABERLO, AMIGUETE.
Estoy desconcentrado y harto, odio la guerra del agua, primera vez que se me pasa por la cabeza retirarme. No, aún no, aguanta la primera vuelta y luego decide. He pasado el embarcardero con más pena que gloria y enfilo el largo de vuelta al pantalán, sigo sin ir bien, el corazón a tope, los brazos golpeando el agua torpemente y mi cabeza en otro sitio que no es el agua. Llego a la última boya antes de enfilar el pantalán y con la última lluvia de palos decido que ya está bien, que no quiero seguir.
Me paro y una chica de la Organización en una moto de agua se da cuenta.
“¿Estás bien?” pregunta.
Sí, físicamente estoy bien, pero por hoy se acabó. Me avisa por tres veces, si tocas la moto estás descalificado. Lo sé, a tomar por saco. Se acabó.
Aún en el agua agarrado a la moto espero un hueco para cruzarme al centro del lago y subirme a la zodiac. Han debido pasar tres minutos largos desde que he decidido retirarme. Cuando acabo de subirme a la zodiac me da por mirar el cronómetro…16 minutos desde que salí.
Soy imbécil, apenas me quedaban 100m para terminar la primera vuelta y lo hubiera hecho en 14 minutos, según lo previsto, tal vez incluso mejor. ¿Por qué no he mirado el reloj antes de decidir abandonar? Porque eres imbécil, Dani.
No he hecho sino subirme a la zodiac y ya estoy arrepentido. El de la zodiac se percata.
“Si quieres puedes volver a saltar al agua y seguir compitiendo, estás descalificado, pero eso no te imposibilita terminar el recorrido, simplemente no saldrás en la clasificación”
No, qué más da, “a lo hecho, pecho”.
El tío de la zodiac es majo, paso 15 minutos con él charlando y dando vueltas por el lago. Por lo menos te has dado un paseo en barca por aquí gratis, seguro que nunca lo has hecho, comenta.
Gratis no, me ha costado 35 euros de inscripción. Pero la camiseta ya me la han dado, pienso.
Camiseta + paseo en zodiac por 35 “pavos", oferta especial de primavera en la Casa de Campo.
Salgo del Lago y entrego el chip, aún quedan en el agua varios competidores.
“Imbécil, que eres imbécil” me repito una y otra vez. Recojo a “Nekane” que extrañada debe pensar:
 “¿Pero qué coño haces? Súbete anda y vamos a pasar a toda esta panda de torpes…”
Hoy no Nekane, hoy se acabó.
Todo el mundo me mira con cara de pena según paso, o al menos eso es lo que me parece a mí. Lo estáis arreglando, seguid mirándome así y me voy a poner a llorar. Aguanto un poco hasta llegar al coche, arrojo a Nekane dentro y ahora sí, lloro. Lloro de rabia e impotencia, de decepción y desconcierto. Aún no me explico lo que ha pasado.
Ya han pasado varios días desde aquello. Con la cabeza fría he analizado tranquilamente los hechos que motivaron mi retirada. No volverá a ocurrir, la natación no va a poder conmigo, siendo además quizá la disciplina en la que mejor me defiendo, desde el punto de vista de capacidad física. He de entrenar mi cerebro para la lucha, los golpes y lo que venga. Sólo es el 10% del total de la prueba, un mero trámite, quítatelo de encima Dani cuanto antes y disfruta del resto de la prueba. Con paciencia y entrenamiento, físico y mental, quizá consigas también disfrutar en el agua. Porque no nadas mal, eres mejor que bastantes muchos, demuéstralo y déjate de mariconadas, cojones, que mides casi dos metros y pesas 90kgs como para parecer un pelele por unos cuantos cientos de miles de hostias recibidas. Pega tú también.
World Triathlon Promaster Madrid, un fiasco para no olvidar.
Afortunadamente la revancha llegará pronto, el día 29 de junio repito distancia y escenario, y está vez seguro que todo será diferente, espero que para mejor…

1 comentario:

  1. Ánimo Dani! Estoy seguro que esto sólo representa un pequeño paso para dar un estirón! :). Si necesitas apoyo te presto mi método de entrenamiento de 7 minutos al día jaja ;)

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